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Etiqueta: voracidad

EUROVEGAS

EUROVEGAS

La complicidad de especuladores sin escrúpulos y serviles asesores de la miseria que aconsejan a los políticos madrileños, hará que la capital del reino se convierta en el mayor estercolero de Europa y fuente inagotable de riqueza para la minoría que alimenta su voracidad con la ambición ajena.

El anciano seductor Sheldon Adelson ha logrado el aplauso de líderes, las caricias de lideresas y el desconcierto de ciudadanos, con su proyecto de construir una burbuja social en tierra de servidumbre, quebrantando leyes y reglas de juego democrático, para que algunos jueguen a la ruleta rusa social mientras él aprieta el gatillo.

En Eurovegas se mancillará la dignidad humana, se esclavizará a doscientos mil trabajadores, se creará una cúpula opaca protectora de las contribuciones fiscales que hacemos el resto de españoles y la impunidad legal gobernará desde su trono como un gran crupier que domina el juego de podredumbre.

“La banca siempre gana”, dice el dicho. O sea, que el beneficiario de tal desatino será el magnate y los que pongan la mano, ladrillos y poder a disposición del millonario que impone sus reglas a los mendicantes políticos que nos gobiernan.

Ello nos otorgará el triste privilegio de ser el primer país de Europa que alza un templo al becerro de oro, que santifica la miseria y que pervierte la democracia, porque nadie ha preguntado a los ciudadanos si quieren jugar una ruleta rusa que acabará a tiro limpio con la legalidad y los derechos laborales.

¡BASTA DE MILONGAS!

¡BASTA DE MILONGAS!

De las siete definiciones que la Real Academia incorpora en su diccionario para definir el término milonga, pongo atención en la sexta acepción referida al engaño o cuento que esta voz significa, para decirle a los populares que muchos ciudadanos libres de compromisos partidistas estamos ya hartos de milongas.

Sí, porque es una buena milonga confundir la crisis del sistema financiero con la deuda pública. O sea, que la ruina de las Bankias, CAMes y Unicajas,  provocada por la incompetencia y voracidad de los políticos que había en sus Consejos de Administración, nada tiene que ver con el déficit del Estado.

Es una milonga atribuir toda la responsabilidad del déficit público al Estado central zapaterista, cuando algunas de las autonomías más deficitarias estaban, y siguen estando, gobernadas por el Partido Popular, hoy en Moncloa.

Es una milonga enjaretar exclusivamente la responsabilidad de la crisis al mal gobierno anterior, cuando en siete meses los populares han dejado hundir el sistema y multiplicado la crisis por tomar medidas ineficaces, torpes, retrasadas y a destiempo.

Es una milonga justificar el incumplimiento del programa electoral y las graves mentiras electorales con nuevas mentiras sobre males inexistentes, para atemorizar a la población tratando de evitar lo inevitable.

Y es una penosa, detestable y triste milonga, afirmar que ha sido inevitable reducir la prestación por desempleo a los parados, cuando hubiera bastado eliminar cientos de políticos que sobran y megamultimillonarias financiaciones directas e indirectas a la patronal, sindicatos y partidos, para evitar masacrar a los desempleados, sortear recortes en servicios básicos y mantener el Estado del bienestar.

Basta de milongas e insultos al sentido común ciudadano. Indignados, sí. Miedosos, puede ser. Resignados, bastante. Cobardes, tal vez. Arruinados, seguro. Pero tontos, no.

TELEAFÓNICA

TELEAFÓNICA

TELEAFÓNICA

Al parecer, la multinacional Telefónica se está quedando afónica en la casa donde la parieron y amamantaron durante 80 años, desde aquel lejano 19 de abril de 1924 en que Directorio de Primo de Rivera la bautizara con el nombre de Compañía Telefónica Nacional de España, hasta 1999 en que fue privatizada por el Gobierno de turno, multinacionalizándose hasta llegar a ser en julio de 2010 la quinta compañía de telecomunicaciones del mundo.

Al parecer, esta empresa tuvo un beneficio neto de 10.167 millones de euros en 2010, representando un incremento del 30,8 % sobre los beneficios obtenidos en 2009, el mayor de las empresas españolas. Todo ello gracias especialmente a los brasileños, porque en España la rentabilidad estuvo por debajo de lo esperado, a causa de una crisis que tardará en tocar fondo. Es decir que en España se obtuvieron pingües beneficios, pero no los suficientes para saciar la voracidad de la empresa.

Al parecer, ésta prefiere centrarse en mercados que le ofrezcan mayor rentabilidad, y para mejorar su competitividad en España ha decidido enviar al paro en tres años a más de 6.000 empleados, es decir, al 20 % de sus 35.000 trabajadores, y a 250 directivos, el 6 % de los mismos. Mientras tanto, los 1.600 jefes restantes están dispuestos a repartirse en bonos 450 millones de euros, porque los millones que se llevaron en 2010 no les sirvieron ni para abrir boca.

Al parecer, los sabios economistas al servicio del dragón, opinan que pasar al infierno del paro es la mejor solución para los trabajadores, porque más vale un despido con indemnización y cobertura de paro, a una expulsión sin compensación ni derecho a desempleo. Por supuesto, y si además viene acompañada del embarazo del trabajador y un desarrollo anormal e incontrolado de células que destruyan sus tejidos orgánicos, entonces peor, claro. Pero como todo esto no parece probable, pues que se vayan al paro felices en su banal y fingida desdicha. ¡Hay que joderse!

¿Todo bien hasta aquí? Pues concluyamos. Permítanme pedirles que apaguen la luz del escritorio y enciendan una vela para seguir leyendo el final de esta página con la música del Dies Irae como fondo de nuestra conversación.

Ante situaciones de emergencia sólo caben respuestas excepcionales. Los opios deístas han de revelarse contra los opios capitalistas cuando las sirenas anuncian bombardeos sobre una tierra ya devastada con cinco millones de parados pegados al cristal de la ventana, viendo como festejan los mercantilistas con champagne el ascenso de sus cuentas corrientes con el sudor del de enfrente.

Ante un gobierno temeroso de intervenir dando un puñetazo en la mesa para decir basta a este capitalismo salvaje e insolidario que nos aplasta. Perdida ya la confianza en los sindicalistas de despacho que deambulan por las sedes sindicales liberados de la fábrica, la oficina, el aula, el comercio y el patrón. Con la Iglesia declinando su vocación liberadora a favor de veleidades lejanas del compromiso ético-profético que de ella se espera. Y con la indiferencia sometiendo la voluntad de rebeldía de los acomodados en la complaciente modorra de la indiferencia, no queda otro camino que llamar a la revolución armada de los indefensos, de los parados y de quienes mendigan en las alcantarillas los detritus de quienes despilfarran aquello que les daría a ellos la vida.