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EXPLICACIONES JUDICIALES

EXPLICACIONES JUDICIALES

Ni por un momento he dudado de la honestidad de los jueces. Nunca he cuestionado mínimamente la imparcialidad con que dictan sus sentencias. Jamás se me ha ocurrido pensar que los magistrados son aficionadillos de tres al cuatro que no saben lo que tienen entre manos, sino todo lo contrario porque la gran mayoría de ellos demuestran una profesionalidad poco común, acreditada experiencia judicial y excepcional conocimiento del oficio.

Pero cuando algunos jueces y fiscales admiten públicamente que la justicia no es igual para todos, sería bueno que quienes la aplican dieran explicaciones al pueblo de sus decisiones, cuando éstas son incomprendidas por gran parte de la ciudadanía, provocando la consiguiente alarma social.

Mi credibilidad en la honradez y sabiduría judicial del juez José Castro que dirige la investigación del caso Nóos supera cualquier duda, pero creo que sería bueno para la justicia que en tan delicados momentos expusiera razones convincentes para negarse a interrogar a la infanta Cristina, aunque sólo sea como testigo.

No creo que interrogar a la secretaria del consejo de administración y copropietaria de una empresa implicada en irregularidades contables, administrativas y fiscales, sea estigmatizarla y menos aún que se haga gratuitamente.

De la misma forma, cuesta mucho aceptar que el fiscal anticorrupción Pedro Horrach no vea indicio ni prueba de que la infanta conociera las actividades de su marido, según recoge el auto del juez. Se puede admitir la falta de autoría, pero de ninguna forma la falta de conocimiento sobre las andanzas de su marido en la empresa donde era copropietaria y secretaria del consejo.

Se puede admitir que no tuviera responsabilidad criminal en las actividades delictivas de la empresa y que no tomara decisiones, pero evitar el testimonio de la esposa de un imputado en actividades delictivas alegando que no estaba al corriente de los hechos, parece algo arbitrario e insultante.

Insultante, sí, para Cristina. Porque muy tonta debe ser la infanta para no interesarse por el súbito enriquecimiento de quien se acuesta cada día en el mismo colchón con ella, al verle gastar más de siete millones de euros en la vivienda que compartían, cuando los teóricos ingresos que recibía no permitían semejante gasto, y su padre hacía años que les había invitado a darse una vuelta por Washington con un teléfono de Movistar en el bolsillo.