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Etiqueta: Solución Final

NAZI CAZADO

NAZI CAZADO

Eichman

El teniente coronel alemán de la organización nazi policial, política y penitenciaria, Otto Adolf Eichman, estuvo siempre en el punto de mira de los agentes del Mossad desde que terminó la segunda barbarie mundial, por haber sido el responsable directo de la “solución final” y la deportación masiva de judíos a los campos de concentración para su exterminio.

Este militar de las SS pudo vivir felizmente de incognito en Argentina durante dieciséis años, gracias a los documentos falsos facilitados por la Asociación vaticana San Rafael, ocupada en poner a salvo a los criminales de guerra nazis, sin que la curia se diera por enterada. Pero esto le sirvió de poco al exterminador alemán.

Las indagaciones de los agentes secretos judíos, dieron con el paradero de Eichmann en Argentina, y a por él se fueron, consiguiendo secuestrarlo y sacarlo clandestinamente del país el 21 de mayo de 1960, para ser juzgado en Tel Aviv, condenado y ejecutado, cumpliéndose la ley taliónica del ojo por ojo y diente por diente.

Los judíos explicaron la ilegalidad de la operación, temiendo que las autoridades argentinas impidieran la extradición, como sucedió con el demenciado Joseph Menguele en época de Perón, exigiendo disculpas el Gobierno argentino por la injerencia y abuso israelita, sin que estos atendieran la petición de Arturo Frondizi, por considerar que la detención de semejante matarife no merecía disculpa alguna.

PATRIMONIO DE LA MUERTE

PATRIMONIO DE LA MUERTE

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En el verano de 2007, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO aprobó la petición de Polonia de cambiar el nombre al “Campo de Concentración de Auschwitz” dado en 1979, por el de “Auschwitz-Birkenau, Campo de Concentración y Exterminio Alemán Nazi, 1940-1945”, en la lista de Patrimonios de la Humanidad.

Para muchos ciudadanos ese cementerio de vivos no es patrimonio de la humanidad, sino de la muerte, porque tal recinto amurallado y alambrado con espinas de dolor, es el mayor exponente de la locura humana, llevada a cabo por unos sádicos y demenciados que redujeron a humo, polvo, jabón y nada, a un millón doscientos mil seres  inocentes, que formaban parte de la Humanidad.

La macabra Solución Final pretendía exterminar en hornos crematorios, con fuego impurificador de locura colectiva, a todo judío que respirase, sin tener en cuenta el sexo ni la edad, junto a gitanos y otros prisioneros de guerra, para complacer el antisemitismo y racismo del Tercer Reich.

La combinación de torturas, trabajos forzados y asesinatos escandalizó a los habitantes del infierno, porque ni el mismísimo demonio habría llegado a tanto, desde que los doctores de la Iglesia hicieron del diabólico Lucifer el rey de la maldad.

Con ese otorgamiento, la UNESCO quiso denunciar y condenar la indignidad inhumana, cruel y metódica, llevada a cabo por los alemanes que protagonizaron atrocidad semejante, invitándonos a conservar en la memoria colectiva el recuerdo de lo que allí sucedió para que no vuelva a repetirse un genocidio de los más débiles.