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DISCREPANCIAS DEL PUEBLO

DISCREPANCIAS DEL PUEBLO

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La separación entre quienes dirigen al pueblo siendo del pueblo aunque no se consideren del pueblo, y la mayoría absoluta de ciudadanos que forman el pueblo, se agudiza cada día más porque los jefes políticos, sociales y económicos manejan un diccionario diferente al utilizado por los votantes, dando lugar a una esquizofrenia social causada por discrepancias insalvables entre unos y otros, con balance favorable para los ciudadanos.

Efectivamente, en contra de la cúpula empresarial, financiera y política, se ha evidenciado que la razón estaba de parte de los sureños, cuando los del norte social elogiaban a Díaz Ferrán como modelo de empresario.

Según estamos comprobando, las acciones preferentes no eran la panacea para inversores, sino un escandaloso fraude masivo a los ciudadanos, cuyas últimas consecuencias están todavía por descubrir.

Parece cada día más claro que el señor Urdangarín era un trilero estafador con guante real a medida de toda la Casa, y no un ejemplo de joven empresario y altruista emprendedor que trabajaba por amor a los súbditos.

Nadie se atreve a negar hoy día que Bárcenas fue un ladrón engominado, propuesto por sus íntimos compañeros de partido a la peana, siendo el mejor candidato a premio Nobel de cinismo, estafa, soborno y chulería.

Decir que Rato, Blesa y todos sus cómplices de fechorías financieras y abusos económicos eran paradigmas de banqueros honrados, como pregonaron sus patrocinadores, fue un pecado más grave que el “original”.

Hablar del “amiguito del alma” y de quien se lo llevó junto al duque de su isla, en términos de ejemplarizantes políticos, insulta la inteligencia ciudadana, ofende al sentido común y mancilla la honestidad popular.

PUEBLO TEMEROSO

PUEBLO TEMEROSO

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Los derechos sociales y laborales conquistados por el pueblo a lo largo de la historia, fueron consecuencia del miedo que los ciudadanos inyectaron en los poderosos con sus rebeldías y protestas. Es decir, los beneficios obtenidos no fueron concesiones espontáneas y gratuitas del poder, sino conquistas ciudadanas, ya que el éxito de las demandas tuvo su origen en el miedo de los acaudalados a las revoluciones populares.

Eso que fue, hoy ya no es, porque el mundo gira en sentido contrario al que rodó durante los años de lucha. La adormidera del incipiente estado del bienestar ha provocado un cambio de tendencia, trasladándose el miedo a la clase social menos favorecida, que huye con el rabo entre las piernas a través de la vía de agua abierta en la democracia por el poder financiero.

Ahora el miedo se ha instalado en la ciudadanía, paralizando sus extremidades con el temor al desempleo, al castigo y a la condena derivada de unas leyes amparadoras de patronos, que burlan antiguos derechos laborales conquistados con sangre, sudor y lágrimas, hace muchas décadas. Pero debemos saber que no hay cárceles en el país para encerrar a todos los rebeldes, si es el pueblo entero quien se subleva.

La poesía social duerme en las páginas de los libros como un eslabón perdido en la cadena reivindicativa. La canción protesta está afónica y sin auditorio. Los líderes sindicales se han amortiguado en la poltrona. Y la izquierda política mira su perforado ombligo para consolar la sordera que padece, al tener averiado el audífono social por falta de uso, impidiéndole oír los gritos del pueblo que están dejando sordos a los pingüinos de la Antártida.

En tales condiciones, la sociedad dormita esperando que el Santo Espíritu le envíe lenguas de fuego que remuevan las entrañas ciudadanas, haciendo comprender al pueblo que la unión de todos contra la tragedia es un arma invencible, porque no hay muro que detenga la fuerza de un pueblo unido en lucha contra la desgracia que sufre.

Los poderes que hace un siglo retrocedían ante el empuje del pueblo unido, hoy son ángeles exterminadores del bienestar, origen de la hambruna, causa del paro y motivo de muertes prematuras. El norte orienta los pasos del sur hacia el ocaso, sin permitirnos ver la luz que renace por el Este si unimos nuestras manos contra la injusticia social que destruye el estado del bienestar, pervierte la democracia y entierra la soberanía popular.

NO ME QUEDAN VESTIDURAS QUE RASGAR

NO ME QUEDAN VESTIDURAS QUE RASGAR

La pérdida de los derechos sociales conquistados tras muchos años de luchas y desvelos, obliga a recomenzar de nuevo el camino hacia la recuperación de lo perdido, aunque en ello dejemos juventud y canas en la gatera.

“Hemos vuelto al siglo XVIII”, me decía mi querido Juan con la indignación propia de quien está siendo testigo en primera línea del abuso y desprecio de una minoritaria clase dominante, que amenaza con devastar todo lo que se encuentra a su paso, como caballo de Atila disfrazado de pervertida democracia.

Al hijo de Juan nada le vale el título universitario que tiene para que le obliguen a perforar el suelo con un martillo neumático abriendo una zanja que nada tiene que ver con el oficio para el que le han contratado. O que le reconozca el patrón que tiene derecho a 15 días de vacaciones, pero que si los toma no vuelva por la oficina.

Peor beneficio ha tenido su mujer, licenciada en medicina, a quien le han aplicado al pie de la letra la reforma laboral, enviándola al paro de la noche a la mañana, sin indemnización alguna y después de llevar 23 años resolviendo los problemas sanitarios de la empresa propietaria de un borracho, al que tuvo que atender muchas veces para aliviarle la embriaguez crónica que padecía.

Triste estampa que hoy denuncio indignado en mi bitácora, convencido que cualquiera de los lectores podría referir casos semejantes de amigos o familiares que están pasando por situaciones análogas, sin rodearse el cuerpo de cartuchos y abrazar a los responsables de su desgracia, antes de explosionarlos, porque el cariño y apoyo de familiares y amigos amortigua la tragedia que les ha tocado vivir, sin tener culpa alguna en la desgracia.

DÍA DE TODOS LOS MÁRTIRES SOCIALES

DÍA DE TODOS LOS MÁRTIRES SOCIALES

Mientras la Iglesia Católica recuerda hoy a todos los santos que no figuran en el santoral, los laicos indignados se homenajean a ellos mismos celebrando la fiesta de todos los mártires anónimos, como liturgia preparatoria a la gran ceremonia que están preparando para el día 14 con todos los sacrificados de Europa.

Víctimas inocentes que están sufriendo injusto castigo en silencio, heridos de muerte tras los visillos de sus casas, esperando con resignación de corderos que los matarifes financieros sin escrúpulos, escoltados por sus cómplices políticos, los lleven del ronzal al matadero.

Si Bonifacio IV tuvo tiempo para acordarse de los santos anónimos de la cristiandad, también los desfavorecidos anónimos de la sociedad tienen derecho a disfrutar su merecido día por la acreditada santidad y paciencia demostrada, quedándose en casa rezando maldiciones con el rosario de recortes sociales  en la mano.

Estos mártires sociales anónimos que Rajoy incluyó ofensivamente en su lista sin pedirles permiso, tiene una magnífica ocasión de salir a la calle dentro de unos días para romperle la estadística al Gran Hermano Fulero que los tuvo engañados durante meses con falsas promesas electorales, hasta ocupar el trono de la farsa.