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NUEVA TOMADURA DE PELO

NUEVA TOMADURA DE PELO

Unknown

La comparecencia en el Congreso del presidente del Tribunal de Cuentas, don Ramón, hijo del expresidente del Congreso y Defensor del Pueblo, Álvarez Miranda, solo puede calificarse de tomadura de pelo por su descarada falta de coherencia, impropia de quien lleva treinta años controlando las cuentas del Estado, los dos últimos como presidente del alto tribunal, caminando siempre de la mano de papá a todos los lugares por donde ha pasado, desde que fue elegido el diputado más joven del Congreso en 1979.

Decir que en el Tribunal de Cuentas no ha pasado nada irregular y que los cien cuñados, nueras, primos, esposas, exconsortes, sobrinos, parientes y vecinos que han entrado en la Institución lo han hecho por méritos propios, pone a la Institución es estado de sospecha. Pero prometer al mismo tiempo que se va a modificar el proceso selectivo para evitar irregularidades, es una contradicción indigerible por mentes sanas, que pasa por tomadura de pelo colectiva y concluye en insulto cuando el presi afirma que la “gran familia” del alto Tribunal se debe a vocaciones domésticas heredadas en la camilla del brasero.

Alguien tendría que decirle a don Ramón que nadie en el país puede creerse tantas casualidades y capacidades familiares, sin sospechar una segunda verdad, que el diccionario social define como nepotismo desmedido a favor de parientes beneficiarios de semejante canonjía funcionarial; amiguísimo favorable a los amiguetes, quebrantando el derecho que a otros pertenece; y enchufismo, corruptela político-laboral que patrocina a los enchufistas.

Todo va bien y se hacen las cosas correctamente en la Institución, dijo su presidente, pero van a revisar la composición de los tribunales de oposición formado por cinco miembros de los cuales tres son de la “casa”; también mejorarán la transparencia en las decisiones y la publicidad de las convocatorias; eliminarán los cargos de libre designación; y pedirán que se controle objetivamente su trabajo por organismos independientes.

Vale, señor presidente. Gracias por decirnos que a partir de ahora se hará todo eso, a pesar de que siempre se han hecho las cosas muy bien y cumpliendo estrictamente la legalidad. Pero, no aceptamos el insulto. ¡Ah!, y del sindicalisto que tiene nueve familiares en la Institución más vale no hacer comentario alguno para evitar querellas por insultos.

PRIMERO DE MAYO

PRIMERO DE MAYO

Se celebra hoy la fiesta de los trabajadores, es decir, la fiesta de todos los ciudadanos porque cada uno a su manera realiza una tarea, aunque sea bien distinto el trabajo de unos y el de otros.

Ceremonia con tintes rutinarios protagonizada por los sindicatos de clase, que provoca sonrisas en la burguesía y grupos de poder, extendiéndose hoy la mueca a los propios trabajadores que se suponen amparados por ellos.

No corren buenos tiempos para las organizaciones obreras encargadas de promover y defender los intereses profesionales, económicos y sociales de los trabajadores. Están pasando las horas más bajas de su moderna historia, apedreadas por un amarillismo ocupado en minar su acción reivindicativa.

No cabe duda que los grupos hostiles al sindicalismo están disparando toda su artillería contra los sindicatos buscando crear un cuerpo de opinión que facilite su exterminio. Parece claro que los políticos populares, asociaciones empresariales y ciertos medios de comunicación están haciendo los máximos esfuerzos para quemarlos en la pira de la historia. Pero ese no es el problema.

La cuestión está en saber si los dirigentes sindicales nacionales y provinciales han dado razones a los inquisidores para fustigar a los sindicatos en la plaza pública, confundiendo la parte con el todo. El enigma es saber si los sindicatos han hecho examen de conciencia, autocrítica y propósito de enmienda, porque de lo contrario su fumigación es inevitable.

Mantengo mi convicción en la necesidad y eficacia de la acción sindical. Sigo creyendo en la honradez y esfuerzo de la mayoría de sus dirigentes. Conservo la fe en el futuro de las organizaciones sindicales. Pero ha llegado el momento de la catarsis y eso pide a quien corresponda un antiguo dirigente sindical hoy jubilado de casi todo.

Es urgente acabar con la “profesionalización sindical” de quienes llevan lustros viviendo a costa del sindicato. Apremia expulsar de la organización a los “sindicalistos” que tanto daño hacen al sindicato y a los sindicalistas. Es inaplazable exigir a los “liberados” testimonio de trabajo, ejemplo de solidaridad y compromiso real con la clase trabajadora. Ha llegado el momento de renovar el esfuerzo y alentar el sacrificio, porque no es lo mismo vivir de los trabajadores que dejarse la piel por ellos.