Navegando por
Etiqueta: red

ME VOY DE ABRAZOS

ME VOY DE ABRAZOS

Mientras unos se van de viaje, otros de vinos, muchos de paseo y la mayoría de fiesta sabatina, yo me voy de abrazos al “Infanta” donde me esperan viejos amigos olvidados durante décadas, hasta que el milagro de la “red” nos puso a unos frente de otros, dándonos tiempo para recordarnos en encuentros anuales celebrados en las “cuarenta fanegas” desde hace años.

Ha sido para todos nosotros el milagroso retorno a la amistad perdida; la vuelta a la confidencia fraternal; a la vivencia existencial compartida en las “familia”; al pupitre tatuado de temor; a la mano tendida sobre el hombro; y a las fotografías en sepia, conservadas en naftalina solidaria, reliquias con aroma de fidelidad atesorada en el rincón del alma donde se guarda lo más sagrado.

Sentiré las ausencias físicas de Enrique, Santiago, Eugenio, Mari Luz, Begoña, Nerea y tantos otros que este año no podré abrazar, pero ellos y todos los ausentes tendrán un lugar entre nosotros y con ellos pasearemos por el “patio central”, subiremos al “hipódromo”, bajaremos a la “caldera”, “formaremos” en los pasillos, nos perderemos en el “laberinto”, pasearemos por la “ciudad prohibida”, recogeremos aspirinas en la “enfermería”, sufriremos “poliburó”, comeremos “chusco” y “pitraco”, “izaremos” libros, compartiremos “paquetes” y olvidaremos inspectores de cuyos nombres ninguno queremos acordarnos.

 Amigos de esta bitácora, salgo ahora mismo para Madrid, o mejor, rumbo al Infanta, en busca de abrazos fraternales que despejen por unas horas los nubarrones que se ciernen sobre nosotros.

INDEFENSIÓN EN LA «RED»

INDEFENSIÓN EN LA «RED»

Las medidas de seguridad en Internet no garantizan la expulsión de los granujas, ni evitan atropellos gratuitos a la verdad y al honor de las personas, con insultos directos, ultrajes injustificados, vituperios gratuitos, injurias falsas, agravios inmerecidos, descalificaciones sin fundamento y mentiras disfrazadas de verdades que atentan contra la fama y el buen nombre del agredido.

Cualquier usuario de la “red” puede hacer daño impunemente a quien desee, publicando falsa información de cosecha propia o difundiendo noticias ajenas sin verificar previamente la veracidad de las mismas, ante el aplauso de los favorecidos que agradecen con elogios la falsa información ofrecida, sin recibir su autor el castigo que merece por la difamación.

Y lo más grave de todo ello es la indefensión del vituperado, pues fácilmente ignore que su prestigio y honor han sido arrastrados por los pelos desde Singapur a la Antártida, aunque la ingenuidad del vocero le lleve a denunciar hechos punibles inexistentes, fruto de la perversa imaginación de canallas ocultos en los intersticios de la “red”.

Sé bien de qué hablo y por eso pido a las personas honradas que navegan por Internet o forman parte de redes sociales, que alerten sobre irregularidades y errores a quienes ingenuamente relajan la guardia confiando en la honestidad de quienes no merecen el aprecio ni la credibilidad que se les otorga.

El fanatismo de los hipócritas y la excesiva laxitud de los crédulos es la causa de que pululen por la “red” descalificaciones, falsas noticias, atentados al honor, artículos manipulados, datos erróneos, transcripciones adulteradas, apuntes ofensivos,  sectarismo insultante y despreciables actitudes que dañan la convivencia, confunden la libertad de expresión y quiebran los principios de verdad, justicia y honradez que deben regir los comportamientos de quienes navegamos y participamos en esta encomiable y necesaria comunidad virtual.