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EXILIO INTERIOR

EXILIO INTERIOR

No sólo cierro el periódico, también apago la televisión, desconecto la radio, pongo tapones en los oídos y me protejo con una coraza para evitar las salpicaduras de los excrementos sociopolíticos que arrojan cada día los responsables directos de toda la porquería que nos está cayendo encima desde las cloacas políticas, financieras y empresariales.

La jornada de ayer alimenta la impotencia y pone a prueba de revolución la indignación popular, simplemente con leer la primera página de los periódicos, ver titulares televisivos o escuchar noticieros de diferente color, porque todos lanzan al aire los mismos despojos de una sociedad en decadencia.

Resulta que el señor Ferran, expatrono de los patrones españoles es un delincuente al que han entregado un kit de higiene personal en la cárcel de Soto del Real como reconocimiento a sus méritos de estafador universal.

El informe elaborado por la Fiscalía Anticorrupción ratifica que doña Espe financió ilegalmente las campañas electorales que la llevaron a la Real Casa de Correos, antigua Dirección General de Seguridad de “Billy el Niño”.

El ejecutivo europeo reconoce la existencia de paraísos fiscales donde los causantes de la crisis tienen a buen recaudo todos los millones de euros defraudados a los ciudadanos que pagan puntualmente sus impuestos.

Los sanitarios de la marea blanca, pasean con sus batas negras de dolor la indignación por las calles, doliéndose por los enfermos que van dejando su vida en el tortuoso y homicida camino marcado por los recortes.

La empresa que organizó la tragifiesta del Madrid Arena está vendiendo entradas para la macrofiesta de nochevieja en la Cubierta de Leganes, habiendo ciudadanos que las compran y autoridades que permiten su venta.

Finalmente, los políticos permanecen inmóviles en su sitio, sin pedir cita en la consulta del otorrino para librarse de la sordera social que les impide oír el clamor popular contra ellos, su pasividad y sus privilegios.

Todo ello ha sucedido en un sólo día, y es demasiado para la sensibilidad de este bloguero que opta por el exilio interior para librarse de morir ante la pantalla, de un ataque encolerizado de indignación.

RECOGIDO HOMENAJE

RECOGIDO HOMENAJE

Tan sencillo y discreto, como afectuoso y sincero, fue el pequeño homenaje que profesores y alumnos del Instituto “Torrente Ballester” rindieron ayer a Unamuno en el patio central del centro, donde los estudiantes leyeron algunos poemas suyos, tras las palabras del director y la entrega de unos premios literarios.

Media hora después de bajarme del asfalto que me devolvió a Salamanca tras mi periplo por tierras gallegas, fui invitado a cerrar este acto de homenaje con unas palabras, ante el original busto de don Miguel que Ángel Posada había realizado con hojas del periódico “El País” pintadas de blanco, queriendo representar con ello la capacidad de Unamuno para seguir llevando al país en su cabeza, setenta y seis años después de abandonarnos.

Nula fue la relación personal entre Unamuno y Torrente, pero intensas las horas que el gallego-salmantino pasó leyendo la obra del vasco-salmantino, desde que cayeron en sus manos los primeros libros de don Miguel, cuando Torrente se encontraba en Vigo, allá por el año 1928.

Don Gonzalo frecuentó al año siguiente las tertulias madrileñas, sin posibilidad de encontrarse con don Miguel en la Granja del Henar o en la Cacharrería del Ateneo, porque el sentidor vasco se encontraba autoexiliado en Hendaya. En cambio, sin coincidir en el tiempo, compartieron la tertulia en el Novelty donde ambos acudían de forma habitual.

En mis breves palabras, pedí a los jóvenes que ocupaban el soleado patio, lo que Unamuno les hubiera demandado: riguroso cumplimiento de la disciplina académica; esfuerzo y constancia en el trabajo; respeto en todos los órdenes; y voluntad de empujar a los profesores a ser cada día mejores maestros, enseñándoles a enseñar. Y exhorté a mis antiguos compañeros a recibir enseñanzas de los estudiantes, porque enseñar es ante todo y sobre todo, aprender.

PAPEL DE PERIÓDICO

PAPEL DE PERIÓDICO

Profecías de sabias voces, nos anuncian un escaso futuro a los tradicionales periódicos de papel, que serán apartados de la circulación por la inmediatez de noticias digitales llevadas a domicilio en las pantallas de los “compiúteres”.

Me niego a aceptar esta imparable realidad, por muy irreversible que la anuncien los agoreros del futuro, con el apoyo y complicidad de lectores incapaces de rentabilizar las ventajas y servicios que ofrecen los diarios que nos vende cada mañana la señora Faustina.

Si desaparece la prensa escrita tendremos que ajustarnos aún más el cinturón para comprar todos los objetos, productos y elementos que suplen las páginas de los periódicos, desde que la primera rotativa se puso en marcha en 1846, a partir de la máquina de impresión ideada por Applegath.

¿Con qué vamos a rellenar los huecos libres que dejan en las cajas los paquetes postales que enviamos a  los amigos de confianza?

¿Qué papel van a utilizar las personas de los servicios de limpieza cuando acaban de fregar el suelo, para evitar las pisadas ciudadanas?

¿Cuánto dinero extra tendremos que gastar en materiales para mantener la horma de los zapatos de una temporada a otra y el volumen de los bolsos?

¿Qué utilizaremos para envolver vajillas, cuberterías, cristalerías, portarretratos y pequeños objetos domésticos, en los traslados de vivienda?

¿Cómo vamos a proteger la tarima, los muebles y objetos de una habitación cuando nos dé por coger el pincel para pintar las paredes?

¿Cuántos eurípides gastaremos en productos para iniciar el fuego de la chimenea, abanicarnos, matar insectos y sentarnos en un banco?

¿Dónde irán a parar algunos periodistas, distribuidores, quiosqueros, taladores de árboles, transportistas, fabricantes de jabones, sarteneros, cazueleros, coleccionistas de primeras entregas, cafeterías mañaneras, fotógrafos destajistas y recogedores de papel,  cuando desaparezcan los periódicos?

Eso sí, los fabricantes de papel higiénico aumentarán las ventas.

TIEMBLA «PÚBLICO»

TIEMBLA «PÚBLICO»

Tiemblan los cimientos del diario Público y con él temblamos todos los que aspiramos a su permanencia, porque nada hay más triste en el mundo informativo que el cierre por defunción económica de un periódico, cuyas páginas no merecen la desaparición de los escaparate en quioscos de prensa.

Tal vez si la crisis provocada por quienes viven al margen de ella, estuviera un metro por encima del pozo donde nos han metido, 160 familias no estarían ahora tiritando. Tal vez si la caída de publicidad no fuera del 50 %, los acreedores no harían cola en el nº 104 de la calle Coleruega. Tal vez si Público hubiera aceptado anuncios de prostitución, sus 300.000 lectores no vibrarían ante la posible desaparición de un periódico público, progresista y plural.

Llevo toda mi vida soñando con una prensa libre, independiente de partidos políticos,  defensora de los valores que dignifican la sociedad, emancipada del poder, crítica sin especulaciones oportunistas, liberada de servidumbres financieras, imparcial sin atisbo de subjetividad y luchadora por la justicia.

Llevo toda mi vida soñando con periodistas despojados de ideologías cuando toman la pluma o el micrófono, honestos en actitudes y compromisos, sin prejuicios ni previas ideas que determinen su conducta, moralmente íntegros, rigurosos intelectualmente y respetuosos en las críticas.

Llevo toda mi vida soñando con periódicos que sean fuente veraz de información para quienes en el futuro investiguen nuestro presente en las hemerotecas. Periódicos donde la manipulación de noticias sea más noticia que un rabo mordiendo al perro.

Pero si esto no es posible porque las subvenciones oficiales del partido de turno no son gratuitas o las exigencias de las marcas comerciales que nutren sus arcas con la publicidad no permiten cumplir los objetivos que justifican la existencia de los periódicos, más vale que éstos no lleguen a los lectores si sus páginas someten el servicio público a los beneficios del pagador y de sus mercenarios.

CENSURA PERIODÍSTICA

CENSURA PERIODÍSTICA

Comprendo la indignación de un amigo y hago mía su condena, porque alguien ha metido la tijera en su artículo, recortándonos la pluma a todos los que vertemos libremente opiniones en diferentes periódicos y foros, como es el caso de estas cartas abiertas que cuelgo cada día en el blog. Aprovecho la ocasión que me brinda Juan para denunciar la autocensura que imponen ciertos periódicos a los colaboradores que sostienen opiniones contrarias a la línea política dictada por los amos de la empresa.

El ejercicio de la libertad de opinión ante una realidad tan prismática como la que estamos viviendo, exige poder decir en voz alta lo que cada uno piensa, aunque la minoría que detenta el poder no quiera oírla ni lo permita, queriendo poner puertas al mar, en un vano intento de rechazar que la raza humana carece de pensamiento único por mucho que a algunos les perturben las reflexiones de otros. Las diferentes concepciones de la realidad hacen imposible la existencia de una sola idea, de una opinión unánime, de un Dios exclusivo y de una opción política única.

Los guardianes de la moral y de sus intereses, pretenden neutralizar la discrepancia con censura, sin admitir la reprobación de quienes no piensan como ellos, porque al poder le sobra todo lo que no sea dominio y cuelga del vacío al crítico, con el apoyo del padre Astete que olvidó añadir la tolerancia en su catecismo, como virtud cardinal.

Este lapsus doctrinal ha sido aprovechado por los censores – depositarios de la verdad de su amo – para imponer a los demás las convicciones del jefe. Pero se olvidan de algo tan simple como que nadie tiene derecho a prohibir a los demás lo que considera que los demás no tienen derecho a prohibirle a él. Esto es tan obvio, como incuestionable es que la libertad de cada uno sólo tiene como límites la libertad ajena. Si lo que se dice o se escribe no gusta, basta con cambiar de sintonía o de página.

Tradicionalmente, el Censor Mayor ha sido siempre el poder – tanto político como religioso – que ha tenido como cómplice a la oligarquía económica y empresarial para velar por sus propios beneficios protegiendo los intereses comunes a tijeretazo limpio. Pero el caso de mi querido Juan es diferente porque el mutilador del artículo ha sido quien tiene más obligación de defender la libertad de expresión: un periodista.

Por eso comprendo su malestar. Nada hay más patético que ver a un profesional de la información paseándose por la redacción con la tijera de la mano, ni existe pluriempleo más penoso que el de periodista censor. Pero no busquemos explicaciones lógicas a un comportamiento tan contradictorio, porque nadie va a comprender que se nombre jefe de bomberos a un pirómano.

Ese periocensor tienen poco que ver con el oficio periodístico y menos aún con la mayoría de sus hipotéticos colegas. Para redimirlo, recomendemos al censor la lectura de los nueve principios básicos en los que Bill Kovach y Tom Rosenstiel fundamentan la profesión periodística, especialmente el sexto, que habla de otorgar tribuna a las críticas públicas.

Como decía la señora Graham, dueña del Post, un diario es una empresa mercantil pero también un órgano de opinión pública cuya primera obligación es servir a los ciudadanos. Con este pensamiento convirtió Watergate en un mito del periodismo mundial porque los medios de comunicación vencieron al poder político. Hoy, el intocable Woodward, sigue siendo el periodista más respetado y apreciado de su ciudad por ser un reconocido insumiso gastronómico que ha mantenido intacto su esqueleto a pesar de los intentos que ha hecho el poder por astillar su libertad de opinión.

 

OMBUDSMAN

OMBUDSMAN

Ombudsman, o si se prefiere mejor, press ombudsman, que viene a ser algo así como defensor del lector,  es una curiosa figura cuya sombra se mueve por las redacciones de algunos periódicos, – sólo de algunos -, con la teórica función de garantizar los derechos de los lectores y responder a sus preguntas, quejas y propuestas sobre lo publicado en el rotativo donde sobrevive, controlando también que el tratamiento de la información que ofrezca el periódico cumpla las reglas básicas que satisfacen la ética periodística.

¡Qué bonito!

Pero no os hagáis ilusiones. Es una nueva pancarta con escasa incidencia real porque la mayoría de los periódicos no tienen en su nómina a tan incómodo personaje, y los que presumen de tenerlo lo subemplean en fingidas tareas secundarias para lavar la imagen de la cabecera, pagándole buenos honorarios por la escasa defensa que hace de los lectores, incumpliendo así la función para la que fue contratado.

Es decir, que un periódico, – tenga o no tenga ombudsman – puede manipular la información a su antojo, puede jugar con el honor de las personas, puede cuestionar la honra de ciudadanos concretos, puede mentir, subvertir argumentos o dar falsos datos en sus páginas, todo ello con la mayor impunidad y descaro, siempre que no caiga en el insulto personal o en acusaciones que afecten a los códigos jurídicos, en cuyo caso el querellante estará siempre a merced de los jueces, porque el espíritu de la ley es resbaladizo.

Así actúan algunos periódicos, reservándose, además, el derecho a silenciar la réplica del ciudadano golpeado en sus páginas, pudiendo continuar a palos con él en sucesivas entregas, hasta dejarlo completamente noqueado a los pies de la sociedad, ignorante de lo que sucede entre bastidores porque la información que desfavorece al medio va a la papelera, como hacía Goebels en sus mejores tiempos, impidiendo que en el interior se conocieran las opiniones adversas que llegaban del exterior. Ese maestro del marketing social supo bien promover odios y alejar a las masas de toda la realidad que no beneficiara al nazismo.

Esta situación que vulnera los más elementales códigos de la ética periodística, merece ser denunciada en voz alta, – aunque nadie nos oiga -, porque los ciudadanos estamos indefensos ante cualquier difamación pública, agresión desmedida, descalificación gratuita o ataque arbitrario a nuestro honor y buena fama, en ciertos medios que ocultan las réplicas y pervierten opiniones haciendo de ellas ronquidos que el fustigado nunca pronunció.

 

ADVERTENCIA

ADVERTENCIA

Que nadie se llame a engaño. Los ciudadanos que deseen mantener hoy día el equilibrio emocional necesario para sobrevivir en la jungla que habitamos por culpa de los de siempre, deben mantener un estado de alerta permanente porque a la primera de cambio pueden verse enfangados en intereses ajenos,  ser cómplices de rentables mentiras para quienes las promueven y sufrir idénticas manipulaciones a los muñecos de un guiñol, por quienes dominan los medios de comunicación, verdaderos creadores de opinión en aquellos que no están suficientemente despiertos.

Saber leer un periódico con objetividad y criterio personal. Asistir a una conferencia con la mente prevenida por lo que pueda llegar a nuestros oídos. Participar en una tertulia con sordina a palabras necias y opiniones ajenas tomadas de terceros. Ver un noticiero televisivo con filtro inteligente de imagen y sonido. Y poner un velo a toda la bazofia dispersa en páginas de periódicos, emisoras de radio y pantallas televisivas, es una exigencia de nuestro tiempo para todo el que quiera ser dueño de sus propios juicios, sentimientos y opiniones.

Estad alerta amigos porque el depredador social no descansa en su insaciable búsqueda del incauto, el crédulo o el imbécil para llevarlo a su redil y obtener de él cuanto ambiciona para satisfacer su ambición de poder y dinero. Seductor de mentes ingenuas, siempre con el ojo en el punto de mira sobre las piezas desprevenidas para cazarlas al menor descuido de éstas.