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LEY MORDAZA

LEY MORDAZA

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En la huelga a la japonesa, los empleados trabajan más de lo normal para aumentar la producción, obligando a una bajada de precios por exceso de producto en el mercado y elevados costes de almacenaje. Esto es algo diferente a la huelga de celo, que consiste en el cumplimiento estricto y riguroso de las leyes hasta paralizar la actividad estatal y/o privada.

En ambos casos, la actitud de los trabajadores perjudica al Gobierno, bloquea la Administración o quebranta a la patronal, sin que los empleados sufran descuentos salariales, despidos legales, problemas laborales o detenciones policiales que acompañan inevitablemente a las huelgas convencionales.

Bien, pues dicho esto, propongo a los diputados y senadores que votaron en contra de la llamada Ley Mordaza, que se manifiesten contra ella frente al Congreso, para que sean todos identificados, detenidos y fichados por los mismos policías que tienen la obligación de protegerlos como representantes del pueblo, para avergonzar al patrocinador de semejante ley y provocar una protesta de todos los Gobiernos y Parlamentos democráticos del mundo.

Ley mordaza está condenada a desaparecer desde su nacimiento, y eso lo sabe su patrocinador. Moribunda Ley Fugaz que apenas durará unos meses en vigor parte de su articulado pensado – entre otras cosas – para eximir de responsabilidad a los pocos policías indeseables que hay en el cuerpo, pues la mayoría de ellos cumplen su misión con respeto a leyes internacionales que están por encima de normas de menor rango opuestas a ellas, impuestas en contra de la voluntad general en un Estado de Derecho.

El Consejo Editorial del prestigioso New York Times ha calificado la “Ley Mordaza” como norma “ominosa”, es decir, abominable. Y la ONU ha mostrado su preocupación por el deterioro de los derechos humanos en España, hasta el punto de que un grupo de relatores ha pedido dar marcha atrás con la “Ley Mordaza” porque viola derechos y libertades fundamentales de los individuos, al socavar los derechos de manifestación y expresión en España.

POLÍTICO GABO

POLÍTICO GABO

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Quince meses hoy de la muerte de García Márquez es buen momento para recurrir al aristotélico “zóon politikon” recordando que Gabo fue un animal político en toda su extensión, desde la cuna colombiana hasta la tumba mexicana donde descansan, aunque su memoria se haya expandido desde la mítica tierra de Macondo al último rincón pisado por un terrícola.

Su compromiso político lo difundió en sus obras haciendo de ellas una autobiografía de pensamiento y compromiso social, porque «la política puede extenderse más allá o más acá de las instituciones propias del poder político», como podemos ver en la saga de los Buendía, donde no hay leyes prevotadas en parlamentos que regulen las relaciones sociales e institucionales que en la obra se ponen de manifiesto.

Su novela “La mala hora” refiere la dictadura del militar colombiano Rojas Pinilla, describiendo la represión en una zona rural cuyos vecinos luchan por una justicia y libertad que no llegan a lograr, donde los vencedores del bando conservador incomodan, provocan y agreden a los liberales.

El político inculto, violento y corrupto nos lo presenta en la dictadura encarnada por el anciano general Zacarías en “El otoño del patriarca”, que tenían que responderle la hora que él deseaba que fuera cuando preguntaba por ella, y no la marcada por el reloj.

El compromiso de Gabo con el socialismo no militante es evidente, entendido como sistema de progreso, libertad e igualdad, entre otras cosas porque se lo dijo él mismo a su amigo Plinio Apuleyo: “Quiero que el mundo sea socialista y creo que tarde o temprano lo será”, algo que no vio cumplido cuando murió.

AUTONOMÍAS

AUTONOMÍAS

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Camino de casa, me detuve ayer a charlar con mi estimado amigo Felipe que me dio su opinión sobre el reparto territorial, afirmando que las autonomías eran culpables de la ruina del país, porque no han cumplido debidamente su objetivo fundacional, multiplicando infructuosamente el gasto público en beneficio de los pescadeiros que se han forrado en ese río revuelto, despilfarrando al mismo tiempo los bienes ajenos.

Según este indignado amigo, habría que borrar del mapa todas las autonomías surgidas en aquel aciago y presuroso reparto de la tarta territorial, devolviéndolas todas al redil nacional, no por su condición borreguil sino para corregir los problemas y la ruina que han generado.

Opina este colega que las autonomías han vaciado la caja común en edificios, sueldos, dietas, despachos, consejeros, parlamentarios, asesores, funcionarios, coches, chóferes, guardaespaldas, etc., sumando con ello la carga impositiva a los ciudadano, el despilfarro, la multiplicidad de parlamentos, el exceso de gobiernos, la masificación de funcionarios y el mangoneo en los «Bancos autonómicos», llamados eufemísticamente Cajas de Ahorro.

Excesivo gasto -según él- inmoral abuso, robo institucionalizado y politiqueo de la peor calaña, que ha pervertido el objetivo de servicio y respeto a la idiosincrasia regional pregonado por los patrocinadores del reparto, en su intento de retomar los debates parlamentarios republicanos, interrumpidos por la salvaje guerra incivil.

Considera este amigo, que los miles de millones de euros invertidos en las autonomías hubieran estado mejor empleados en promover empresas, mejorar infraestructuras, fomentar el empleo, incrementar el bienestar ciudadano, crear hospitales y levantar centros educativos, siendo ahora la situación distinta para todos los ciudadanos que habitan en esas zonas geográficas de la piel de toro.

Al final de la conversación, Felipe preguntó: ¿Dime, Paco, quiénes se han beneficiado realmente de la política autonómica? Respondiendo él mismo a la pregunta de forma clara y contundente: los vecinos politicolistos y su corifeo de líquenes a los que se añadieron algas y hongos para aprovecharse de ello, parasitando al pueblo.

Esta fue su opinión, para sorpresa del bloguero que la difunde.

EXUPÉRY, UN DESAPARECIDO MÁS

EXUPÉRY, UN DESAPARECIDO MÁS

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Con el cuerpo dolorido por tantas fracturas debidas a los accidentes aéreos que tuvo, despegó el aviador Antoine Saint-Exupéry la noche del 31 de julio de 1944 con su caza bimotor P-38 Lightning desde una base aérea de Córcega y no volvió a saberse nada de él, suponiendo todos que su avión cayó al mar cerca de la bahía de Carqueiranne, donde quedaron sumergido para siempre los 44 años de su alcoholizado cuerpo sin vida, apareciendo en 1998 una pulsera de identidad con su nombre, en la isla de Riou, al sur de Marsella.

Un año antes de la triste desaparición de Exupéry, fue publicada su novela infantil para adultos “El principito”, ganándose el mérito de ser el libro francés más traducido y leído, con más de 140 millones de copias repartidas por el mundo, que han deleitado a quienes hemos leído este esperanzador cuento poético, ayudándonos a embellecer esta chapucera vida con los pequeños latidos ilusionantes que guarda entre sus páginas, con fondo de relato autobiográfico.

Saber, por ejemplo, que el tiempo dedicado a una rosa es lo que hace importante a ésta, nos invita a perder el tiempo con las personas que amamos para ganarle tiempo a la vida.

Desconocer por qué las rosas tienen espinas que para nada le sirven, elimina malos pensamientos, insanas intenciones y detestables deseos, que a nada bueno conducen.

Advertir que lo esencial es invisible a los ojos, nos ayuda a comprender la cantidad de ciegos descorazonados, menguados de alma y escasos de espíritu que hay en las cúpulas del poder.

Aceptar que sólo debemos pedir a cada cual lo que cada uno puede dar, refuerza la convicción en los deshumanizados Parlamentos y consejos de administración, que nos gobiernan.

Y adentrarnos en el  misterioso país de las lágrimas nos lleva a la empatía, impulsa la solidaridad y conduce al amor, porque seremos felices una hora antes de que llegue a la cita la persona amada que esperamos.

PARIDAD

PARIDAD

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No hablo de la paridad como inversión de coordenadas espaciales, ni entendida como corrección de errores en una transmisión, o comparación de algo con otra cosa, o igualdad de cosas entre sí o relación de una moneda con el patrón monetario internacional vigente, que sería lo normal, como dictan las normas y academias. No.

Me refiero a la paridad de género en política, término empleado por los sabiondos mandatarios para expresar la igualdad de miembros, – y miembras, claro -, en las Instituciones públicas. Es decir, que haya matemáticamente tantos hombres como mujeres en gobiernos, parlamentos, diputaciones, concejos, parques de bomberos, cuerpos de seguridad, lavanderías, viajes espaciales, faros costeros, colas del paro y paritorios. Bueno, no, en paritorios no, mientras los hombres no puedan dar a luz.

Esto significa que muchas mujeres con demostrada competencia profesional, inteligencia probada, manifiesta capacidad de trabajo y honradez contrastada, no podrán ofrecer sus servicios a la comunidad porque la paridad política exige dar paso a hombres con evidentes condiciones inferiores para ejercer el trabajo correspondiente, porque la matemática exigida por la paridad impone su presencia, sin dotar de competencia a los elegidos, y va siendo hora de que una mujer presida el Gobierno de España, algo que no ha sucedido desde la extinción de los dinosaurios.

La incuestionable igualdad de género no debe confundirse con la paridad política, ni la igualdad de oportunidades despistarse con el reparto matemático de poder, basado en criterios numéricos y no competenciales, para seleccionar a las personas que deben realizar tareas que afectan al colectivo, donde la falta de cualidades para ello perjudica gravemente a los ciudadanos.

No creo que la gestión de la sociedad sea una cuestión que deba dirimirse a partir del género estadístico, igualando faldas y calzoncillos en las tribunas públicas, sino apelando a los valores de cada cual, dando primacía al talento individual, la honestidad particular, la competencia laboral, la integridad personal y la honradez profesional, pero estoy convencido que si el resultado de este cóctel se hubiera inclinado a lo largo de la historia a favor de las mujeres hubiéramos tenido menos guerras, más concordia, superior bienestar y mayor progreso.

Decía Borges con desacierto para unos, fortuna para otros e indiferencia para la mayoría, que la democracia es un abuso de la estadística, replicándole Carlyle en parecidos términos, afirmando que era el caos provisto de urnas electorales.  Yo creo que la paridad política basada en el género sexual va más allá, haciendo de la igualdad un esperpento.