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SOLILOQUIOS EN LA TRIBUNA

SOLILOQUIOS EN LA TRIBUNA

imagesSon tantas las mentiras que han lanzado los políticos desde las tribunas, que las arengas, discursos y mítines se han convertido en soliloquios, donde el sermonero de turno habla para sí mismo porque nadie le escucha, nadie le atiende y nadie le cree, recibiendo el abucheo silencioso del sentido común ciudadano.

Los políticos han gastado las palabras de tanto manosearlas; han puesto trampas al diccionario utilizado eufemismos inadmisibles para la razón humana; y han pervertido el lenguaje con circunloquios sin sentido que emulan con holgura la palabrería de los charlatanes de mercadillo.

Convenía recordar a estos palabreros de las tribunas la advertencia del sabio Alfonso X cuando dice que el mucho hablar envilece las palabras. Algo repetido por Bacon afirmando que la discreción en las palabras vale más que la elocuencia. Y corroborado por el refranero, advirtiendo que quien mucho habla, mucho yerra.

Pero los dirigentes de nuestra sociedad no hacen caso a tales consejos y siguen con sus largos soliloquios en las tribunas desoyendo a Gracián cuando les dice que lo bien dicho se dice presto, sin considerar que no hay razones para alargar aquello que se puede abreviar, porque lo bien dicho no necesita excesos.

Los soliloquiadores insisten en su error de falsear y mentir, creyendo que las palabras se las lleva el viento y que el paso del tiempo formatea la memoria de los ciudadanos, olvidando que sus palabras quedan registradas en la memoria externa de las hemerotecas y los archivos de imágenes, para recordarnos sus falsas promesas, engaños y trampas, aunque la desvergüenza de los falsarios les permita seguir ocupando las tribunas.

DIGODIEGO POLÍTICO INOLVIDABLE, YA OLVIDADO

DIGODIEGO POLÍTICO INOLVIDABLE, YA OLVIDADO

Es oficio de políticos decir Diego, donde antes se dijo digo, o al revés. Cambio actitudinal intencionado que se hace con ánimo de engañar al personal para conseguir privilegios y favores que de otra forma serían imposibles de alcanzar.

Digodiegos que forman parte inseparable de la actividad política,  utilizados en mítines electorales, promesas de gobierno y adhesiones incondicionales, para tranquilizar a quien corresponda, acompañados siempre de justificaciones que sólo aceptan los beneficiarios del cambio.

Entre todos los digodiegos de la actual historia de España, destacan dos de ellos, – que se encierran en uno como los mandamientos -, por la tolerancia con que los ciudadanos hemos aceptado el trueque, sin percibir las consecuencias del mismo ni reparar en el sujeto protagonista del engaño.

Invito a los lectores del blog a descubrir el personaje que se oculta tras las declaraciones que vienen a continuación, hechas cuando el dictador paseaba con sus botas y espuelas por la piel de toro, mientras el Villa Giralda se negaban a aceptar la defenestración del legítimo heredero.

El general Franco es, verdaderamente, una figura decisiva, históricamente y políticamente para España. Él es uno de los que nos sacó y resolvió nuestra guerra de 1936. Después de esto, él jugó un papel político para sacarnos de la Segunda Guerra Mundial. Y por esto, durante nuestros últimos 30 años, él ha sentado las bases para el desarrollo de hoy en día, tal como usted mismo puede constatar. Franco es para mí un ejemplo viviente, día a día, por su desempeño patriótico al servicio de España y, por esto, yo le tengo un gran afecto y admiración.

Quienes duden sobre el autor de estas palabras y no hayan dado con la respuesta, pueden encontrarla en: http://www.youtube.com/watch?v=M6x4KDhSynU

Adulaciones lógicas si tenemos en cuenta que nuestro hombre había jurado adhesión incondicional al dictador y a los Principios del Movimiento Nacional, sustitutivos de la Constitución votada por los españoles en 1931, legitimando al mismo tiempo el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, ante la indignación del auténtico heredero a la corona de España, como pueden ver los lectores en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=Od01GvIdS_s

Digodiegos olvidados y testimonio histórico que confirma sin paliativos la herencia recibida y sus vínculos con una monarquía que Franco dejó atada y bien atada, sin que nadie hasta hoy haya podido desatarla, por mucho que turbios negocios, amores descarriados, malas compañías, opacidad en cuentas y yernos desaprensivos, lo hayan intentado.

DISCURSERÍAS

DISCURSERÍAS

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DISCURSERÍAS

Los intelectuales pronuncian discursos en academias y otros foros donde acuden ciudadanos a deleitarse e ilustrarse. Intervenciones en las que normalmente el contenido está bien estructurado, las tesis argumentadas y bien definidas las conclusiones, conociéndose la actividad como discurseo, del verbo discursear.

Otra cosa es la discursería o mensaje de la nada, falto de lógica y raciocinio que permite al orador enlazar antecedentes y consecuentes en una secuencia ininteligible, donde las palabras y frases empleadas por el discursero en su perorata no tienen ni pies, ni cabeza, ni tronco ni extremidades.

Sumándonos a la teoría aristotélica de que el hombre es un animal político, es decir, social, mucho más que las abejas, estamos en condiciones de caricaturizar las palabras de los profesionales del autoservicio y no del servicio a los demás, en esta época electoral de barata demagogia que nos toca sufrir, en las que pueden oírse en los mítines estas discurserías:

“Conviene tener presente que el desarrollo armónico de todas las actividades, facilita la aportación de nuevas sugerencias que mejoren el aumento sostenido, en cantidad y calidad, de todo el movimiento sistólico endogámico y diastólico reglado en la verdadera dirección de progreso que todos anhelamos”.

“El rol que se nos exige cumplir satisface las demandas primarias de productividad e incentiva el empleo con aportaciones subestructurales indispensables en estos complejos momentos, porque la discordancia de los afines promueve la confusión de los opuestos y la sintonía con las predicciones es anticipo de lo inevitable si no ponemos espacios reticulares que amortigüen el descenso de la productividad decadente para estimular el cambio paradigmático anhelado”.

“Las experiencias previas a los procesos que condicionan el futuro que aseguramos, presentan obvias y esclarecedoras señales que demandan un fortalecimiento de las bases estructurales desarrolladas en tiempos pretéritos, aunque al inicio de nuestro empeño no sea posible acomodar el relanzamiento de las áreas afectadas por la discriminación que supone  alterar los factores excluyentes, en un proceso independientes de la propia actividad creadora”.

“La apreciación de las diferencias que sustentan las tendencias geopolíticas del proyecto que os acabo de presentar, no es obstáculo para la modernización del amplio espectro que sistematiza e implementa la regeneración de los tipos bursátiles protagonistas de la inquietante deflagración económica que las bases epidérmicas de la organización social provocarán en el epicentro del éxito que nosotros garantizamos”.

Todo ello entre ovaciones delirantes y músicas enlatadas hace años, que generan un paroxismo enajenante en los asistentes.