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IN MEMORIAM

IN MEMORIAM

Por inseparable que sea la muerte de la vida y fatal consecuencia de la misma, no es posible acomodarse a ella ni hacerla compañera, porque su negra voluntad se impone al inalcanzable anhelo de inmortalidad, dándonos improvisadamente manotazos que hacen rodar lágrimas desconsoladas, mientras despedimos en el andén a los seres queridos que inician el eterno viaje a lo desconocido.

Nueva cruz se ha clavado en el cementerio de la memoria donde guardo desde niño los recuerdos de todas las personas convividas que han ocupado un espacio en mi corazón mientras aquí estuvieron, como es el caso de Manolo a quien agradezco cuanto de él he recibido en los felices años de fraternal amistad compartida en comidas, partidas de mus, viajes, meriendas y tertulias aderezadas con vino tinto, queso semicurado del Abadengo, longaniza y manzanas asadas en el entrañable rincón de su cocina.

Hombre sencillo, discreto y humano, profundamente humano, viajero incansable durante noventa y cinco años por bienaventurados senderos de la vida, que seguirá peregrinando en la memoria de quienes caminamos con él algunos trancos de la vida, junto a los seis descendiente que comparten su sangre con la de Ana María, sin otro oficio que entablillarnos hasta ser abducidos por el eterno olvido.

Custodios de su memoria y herederos de su bondad, quedan sus hijos entre nosotros como testimonio de fraternal unión amamantada en felices jornadas juveniles de Brincones, haciendo que el alma familiar que los vivificó hoy se torne asidero de recuerdos donde abrazarse, sustentado en feliz memoria las fotografías en sepia del hogar cristiano donde quedaron impregnados de valores eternos que garantizan su felicidad.

Fue Manolo galeno artesanal y profesor diastólico con palpitaciones solidarias.Testimonio de generosidad caritativa como virtud teologal, bondad machadiana, patriarca amparador, sonrisa permanente, holgado corazón y natural talento, que el pasado miércoles perdió su órdago con la vida porque esta le hizo seña falsa sin previo aviso, cortándole las venas con un naipe.

Doblan hoy para todos sus alumnos las campanas, congregándolos en el aula donde el doctor Sendín les mostró el primer electrocardiograma que hubo en Salamanca, recordando que pidieron sus consejos los mejores colegas que había en la ciudad, incluyendo su maestro Querol a quien Manolo vio sufrir por la muerte de un hijo, con dolor mayor que si le “arrancaran un brazo de cuajo”, como tantas veces recordaba el amigo que nos ha dejado mudos.

Pierde la Medicina salmantina una página viva de su historia moderna, sin que nadie se diera por enterado de ello mientras el doctor Sendín estuvo entre nosotros, porque su discreción, voluntad de anonimato y falta de protagonismo, le impidió hacerse merecedor del homenaje que sus colegas le negaron.

Con su partida, han quedado huérfanos los naipes y las fichas de dominó; huérfanos el Casino de su recreo; las “lámparas” con el zumo de tomate; huérfanos el caldo y “chato” de vino de la Fifi; huérfana la piscina y el bastón; huérfanos los trofeos de caza, … y huérfanos los gorriones que acudían cada mañana a buscar el pan de cada día, cuando veían aparecer a Manolo por su parcela en Santa Marta.

Este hijo de Lumbrales, emigró Vitigudino arriba a la capital de la provincia, sin abandonar la humildad de su origen y la discreción de la tierra que le vio nacer. Orgulloso de las raíces, supo incardinar a sus hijos con la vieja casona familiar donde vivieron inolvidables verdes años sin otra aspiración que hacer de la felicidad costumbre, entre juegos infantiles, agitación doméstica y trotes callejeros, que hoy su nietita mantiene a caballo con la vela encendida por lomas y praderas brinconesas, donde sosiegan el alma los que llegan del bullicio urbano buscando entre sus paredes el reposo que les niega la gran ciudad.

Reservado benefactor, siempre mantuvo oculta en el silencio la catedral que se construyó con su dinero en la lejana ciudad congolesa de Goma. Y nada dijo de los dos orfanatos con ciento veinte niños recogidos de las calles y en manos de la exmonja Albera, mantenidos con los euros enviados silenciosamente por don Manuel, sin que su mano derecha supiera lo que hacía la izquierda.

Dejamos en esta carta de despedida el sentimiento de gratitud a Manolo por su amistad, su testimonio humano, su ejemplo de generosidad, sentido del humor, compromiso familiar, humilde sabiduría, tolerancia y capacidad para mirar hacia otro lado cuando hacerlo de frente inquietaba su alma con riesgo de llevarle a un conflicto indeseable para este hombre de paz, conciliación, honestidad y verdad, uniendo a la gratitud por tanta donación, el deseo de que se haya encontrado finalmente con el rostro de Dios, tan anhelado por él.

CINCO ROSAS IN MEMORIAM

CINCO ROSAS IN MEMORIAM

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Eran las diez y media de la noche cuando un grupo de pistoleros a sueldo irrumpió un día como hoy de 1977 en el despacho laboralista situado en el número 55 de la madrileña calle de Atocha, dispuestos a dirimir las diferencias ideológicas a balazo limpio, saliéndoles el tiro por la culata y dejando la moderna historia española marcada con cinco asesinatos que representan la página más negra de la transición a la democracia.

Los descerebrados Albadalejo, Cerrá, Juliá y Caravaca, inmortalizaron con su salvajada a los abogado Enrique, Luis, Paco, Serafín y Ángel, que permanecerán en la memoria del sindicalismo como ejemplo de trabajo, generosidad, entrega y sacrificio por la clase trabajadora, sin recibir nada a cambio, porque eran tiempos en que no había sindicalistos en las organizaciones obreras.

El ejemplo de dolor contenido mostrado por Comisiones Obreras y la templanza política del Partido Comunista, evitaron la respuesta que la izquierda dio al asesinato del teniente Castillo en 1936, porque ambas organizaciones estaban comprometidas con la democracia y la paz en España, por mucho que los revisionistas se empeñen en lo contrario y convenzan a los ingenuos con sus falsos argumentos.

Triste día para la vida de familiares, amigos, vecinos y compañeros políticos de los cinco asesinados, pero jornada grande para la democracia porque la barbarie de los matarifes tuvo el efecto de dar el verdadero pistoletazo de salida a la transición española.

HASTA SIEMPRE

HASTA SIEMPRE

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No es lo malo que la vida pese mucho, sino que algunas veces pesa demasiado y nos impide caminar, inmovilizándonos a la intemperie con un dolor irredimible, porque cuando un amigo nos dice adiós sin previo aviso el corazón bombea lágrimas, pero si horas después otro hermano del colpicio sigue sus pasos, la diástole invierte el sentido de la sangre y reseca el alma.

Felipe puso “Alba” en mis manos con imborrables recuerdos de feliz convivencia fraternal en la “familia” con el hermano de Pepo, antes de que ambos se hayan marchado camino de la eternidad, dejándonos sin aliento para expirar la doble desgracia; sin voz para gritar contra el fatal destino que a todos nos espera; y sin posible gesto redentor de la tristeza que nos embarga.

Sabiendo que es inseparable enemiga del ser humano desde que la primera célula emigró del mar, es siempre la muerte malvenida, venga de donde venga con la guadaña en la mano, consiguiendo que las campanadas mortuorias por estos dos amigos, repiquen por el resto de la humanidad que aguardamos turno en la sala de espera.

Pero mientras estemos todos los que convivimos con Felipe y Pepo, ellos permanecerán entre nosotros. Mientras conservemos en la memoria su recuerdo, estarán presentes en los futuros encuentros que nos esperan. Mientras las fotografías conserven su imagen sonriente reviviremos la felicidad que con ellos compartimos.

GARCÍA CALVO, IN MEMORIAM

GARCÍA CALVO, IN MEMORIAM

Por correo amigo ha llegado hasta la pantalla de mi ordenador la muerte de García Calvo, produciéndome el sacudimiento interno que genera un suceso inevitable que a todos espera, por inesperada que sea siempre su llegada a nuestra vida. Hoy también “doblan las campanas” por los miles de jóvenes que un día seguimos los pasos de este luchador por la utopía, más allá de toda realidad.

Se ha ido el último intelectual rebelde de una generación irrepetible, que se sublevó desde la cátedra contra el abuso del sistema, las mentiras del régimen, el poder establecido y la falta de libertades, pagando por ello el alto precio de la deportación docente, junto a Tierno Galván y López Aranguren. Heroísmo socio-intelectual que consuela la soledad de Isabel Escudero, a quien abrazo hoy desde mi bitácora.

El compromiso de Agustín con la verdad le llevó a decir que no tenía más principios que la repugnancia con la mentira, apagando con su testimonio de vida los rumores que corrieron por las redacciones de periódicos, difundidos por despachos impositivos, a los que respondieron con sus donaciones muchos ciudadanos anónimos, agradecidos por entregarles, sin pedir nada a cambio, el poema “Libre te quiero”, que siempre he llevado conmigo, desde que tuve ocasión de agradecérselo personalmente.

Su mayor legado intelectual no fueron los tres premios nacionales acreditados por sus ensayos, novelas, traducciones o el himno de la Comunidad de Madrid por el que Leguina le pagó una simbólica peseta, sino el ejemplo que dio a todos de compromiso social por la liberación del pueblo, desconocido hoy en las tarimas universitarias, donde reina el silencio y la complacencia de quienes debían liderar la revolución social que exige el insolidario, depredador, injusto y mutilante sistema que nos gobierna.

IN MEMORIAM

IN MEMORIAM

Seguirá siempre con nosotros el novelista mexicano Carlos Fuentes, aunque la parca detuviera ayer los pasos de forma inesperada a la puerta de su casa, para llevarse de un tajo los 83 años de vida que pasó boxeando con las palabras.

No ha muerto Carlos Fuentes por mucho que las agencias de noticias se empeñen en difundir la mala nueva de su fallecimiento, las notas necrológicas inunden los periódicos y la red quede bloqueada con recuerdos a él, como el que hoy ocupa mi bitácora.

En la historia de los premios Cervantes y Príncipe de Asturias quedará la memoria del mejor novelista que México ha dado a la Humanidad y su obra hará inmortal el pensamiento de quien “hubiera matado a Hitler con gusto”.

 El sureño barrio de San Jerónimo enmudece hoy y las colas a la puerta de su casa hablan de la resurrección en la memoria colectiva de quien nos contó como nadie supo hacer, “La muerte de Artemio Cruz”, hablándonos de “Terra nostra” para hacer de su tierra la patria común de todos.

Amó tanto a su país que mantuvo la crítica al nacionalismo oficial durante años, censurando todo aquello que no beneficiaba a su patria adoptiva, tierra de sus padres, y supo mantener la dignidad del pensamiento hasta que sus esperanzas se diluyeron en la hemorragia interna que se lo ha llevado por delante.

Vivirá Carlos Fuentes entre nosotros mientras haya ojos que lean, mentes que piensen y corazones que sientan. Vivirá y nuestra gratitud será eterna, porque inmortal es su legado.