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JUBILACIÓN DEL SENTIDOR

JUBILACIÓN DEL SENTIDOR

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Hace hoy 151 años que vino al mundo en su bochito bilbaíno un vasco-castellano universal que pasó por la vida agonizando contra el Misterio, agitando conciencias, luchando contra todos, contra todo y contra sí mismo, defendiendo de la verdad por encima de la paz, dando ejemplo de honradez, siendo esposo fiel, amigo leal y político comprometido con la sociedad de su tiempo, llegando a ser el más grande intelectual que ha tenido la Universidad de Salamanca en sus 800 años de historia.

Hace hoy 81 años que Miguel de Unamuno recibió en Salamanca el homenaje mayor que imaginarse pueda, con motivo de su jubilación en la cátedra universitaria que ocupó durante 39 años, excluyendo los seis años que estuvo desterrado en Fuerteventura, París y Hendaya, por el dictador Primo de Rivera y el vesánico Martínez Anido.

Estas dos efemérides en el mismo día hacen inevitable el recuerdo a un sabio singular, que quiso ser por encima de todo sentidor con el alma en vilo sobre la conciencia de sus vecinos, derramando pensamientos y sentires en estrofas, páginas, proscenios, tribunas, periódicos y cartas, con sabiduría profunda, compromiso social y generosidad desconocida por los creadores de la falsa mitología unamuniana que se expande sin redención posible.

La Asociación de Amigos de Unamuno homenajea hoy a la persona que justifica tal agrupación de sus amigos, en el espacio ocupado por él durante años de escolástico magisterio, sin otra pretensión que agradecer a don Miguel su legado literario y el testimonio de vida que dio a la Humanidad este pensador universal.

MORDAZA Y FUGA

MORDAZA Y FUGA

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Pocas leyes han concitado un rechazo tan general como la Ley de Seguridad Ciudadana, en vigor desde el día 1 de julio, que pretende amordazar a los españoles privándolos de libertad de expresión a base de duras sanciones por hipotéticas faltas y delitos, mereciendo la citada norma censuras de organismos nacionales e internacionales y críticas de jueces, fiscales, abogados, políticos, militantes, cuerpos de seguridad, bomberos, taxistas, clérigos, heladeros, comadres, churreros, caldereros, incluso de los propios militantes y algunos miembros del Gobierno promotor de la misma.

En opinión de expertos juristas, con esta norma legal se conculcan derechos humanos básicos, atreviéndose algunos de ellos a calificarla de inconstitucional a sabiendas que el tribunal correspondiente no tendrá tiempo a dar un veredicto porque la promulgación de la ley lleva aparejado el anuncio de su propia desaparición, sea cual fuere el Gobierno que sustituya a los autores de la misma.

Salvando las diferencias en tiempo y articulado, esta ley recuerda, -por el rechazo producido-, a la extrajudicial y paralegal Ley de fugas de 1921, promulgada para endurecer la legislación y frenar las protestas sociales derivadas de la crisis económica de 1919, utilizada de forma inclemente y asesina por su principal promotor, el general Martínez Anido.

Semejante ley simulaba la huida de un preso para acabar con él, encubriendo con tal pretexto el asesinato de la persona detenida, violando impunemente el derecho de habeas corpus que condena los arrestos y detenciones arbitrarias, porque conculcan derechos fundamentales de las víctimas.

Bajo el paraguas de tal ley se ocultaron todos los crímenes de Estado que imaginarse pueda, poniendo mucha atención los gendarmes en que sus disparos a los asesinados se hicieran por la espalda para simular la fuga del disidente, todo ello en macabra connivencia con jueces y políticos, en épocas de crisis sociales como sucedió en la Restauración borbónica y las dictaduras militares de 1923 y 1936.