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Etiqueta: Lehman Brothers

DEFRAUDADORES, A LA PALESTRA

DEFRAUDADORES, A LA PALESTRA

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Necesitamos ver en pasquines las fotos de todos los patrioteros que ondean banderas vitoreando a España, mientras esquilman las arcas públicas. Queremos ver los carteles electorales subtitulados con los nombres de los evasores fiscales que pretenden representarnos. Es preciso saber qué puesto ocupa cada cual en el ranking de fraude a la Hacienda pública. Deseamos conocer los nombres de millonarios defraudadores que se aprovechan de los servicios públicos que pagamos los demás.

Todo eso quisiéramos saber, pero nuestro deseo jamás se verá cumplido, porque quien debe hacerlo guarda las fotos de los tramposos en los tres pisos que tiene en Madrid, mientras cobra del erario público 1.823,86 € mensuales por dietas y alojamiento en la capital del reino. Uno más.

Es el riesgo que se corre al poner un zorro a guardar gallinas, un fabricante de bombas racimo al frente del Ministerio de la Guerra, una religiosa a gestionar el empleo, un sociólogo a organizar la enseñanza, un responsable de la crisis de Lehman Brothers y las “subprime” al frente de la economía, una licenciada en Políticas de dudosa salud moral a gestionar la sanidad pública; una licenciada en medicina a poner parches Sor Virginia en las infraestructuras; o un sonriente cambileño a soltar carcajadas y gracietas con el dinero común.

INOLVIDABLE AÑO PARA OLVIDAR

INOLVIDABLE AÑO PARA OLVIDAR

La demolición del Estado del bienestar llevada a cabo por los dinamiteros del Partido Popular que engañaron el 20-N a 10.830.693 ciudadanos, diciéndoles que iban a hacer lo contrario de lo que han hecho, ha quedado vista para recibir el golpe de verduguillo en 2013, culminando así el derrumbe del bienestar que llevábamos construyendo desde el siglo XIX con penas, sacrificios y castigos.

Comenzamos el infeliz 2013 con descuentos de salarios por la subida de precios en servicios esenciales y elevación de impuestos, embobados aún en las luces artificiales y dejando los escasos ahorros en los mostradores para recibir a los Reyes Comerciales como no se merecen, por todo el carbón que el Gobierno nos han traído a lo largo de 2012. Negro carbón de recortes en sanidad, educación, justicia, investigación y otros servicios públicos, mientras un pequeño grupo de incompetentes funcionales juega con nosotros a la ruleta rusa, pidiendo ayuda a la Virgen del Rocío como hizo la de Fátima.

O don Luis, el de Guindos, responsable en España de la calamitosa Lehman Brothers, empeñado en poner el mercado laboral a los pies de caballos explotadores, para volver a una esclavitud olvidada. Sin olvidar al guechotarra Morenés, comerciante de bombas de racimo, que denunció al Gobierno español por declararlas ilegales, exigiendo el pago de cuarenta millones de euros, que sus compañeros de Gobierno han decidido pagar al comprador de la deuda.

También forma parte de este macabro corro de la risa el suplantador Ignacio, wertizando la educación sin reparar las consecuencia de su voladura. Y el gallardo don Alberto con su afán de hacer puñetas las puñetas, condenar inocentes y liquidar derechos en el espacio donde llegan sus tentáculos.

Reyezuelos del corte interior mostrado por Jorge Fernández y Cristina Cifuentes, dueños de nuestra calle, que apalean, criminalizan, multan y disparan contra todo lo que se mueve, aunque sea el párpado de un ojo, y secuestran a ciudadanos como Alfonso, por ejercer derechos fundamentales.

Secretarias Generales, del tipo Marina,  la del corral, que atribuye la emigración de nuestros jóvenes cerebros al “impulso aventurero de la juventud”, mientras aplaude la salida del patriota Calatrava hacia tierras helvéticas, pide el indulto del caco Ferrán y la condena para Gordillo.

Y en medio de todo esto, las palabras sin palabras de Rajoy que habla sin decir nada, emulando a Mario Moreno en sus comparecencias, pero sin provocar las risas de Cantinflas con sus cómicos, dislocados e interminables circunloquios.

Esto es algo de lo sucedido en el año que termina, nada comparable a lo que espera si la rebeldía y la insumisión no toman cuerpo en una sociedad resignada a ser enterrada viva.