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FREDDIE MERCURY

FREDDIE MERCURY

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Farrokh Bomi Bulsara nació en la isla de Zanzíbar, travistiéndose 24 años más tarde en el cantante y compositor Freddie Mercury al fundar la banda musical Queen, prestando su excepcional voz al mundo hasta noviembre de 1991, en que una bronconeumonía derivada del estigmatizado Sida, se lo llevó por delante en la juventud de sus 45 años, haciéndole solista del coro eterno, tras hacernos enmudecer con su voz.

El impaciente y maldito virus inmunodeficiente sólo esperó unas horas en la antesala de la muerte para llevárselo después de anunciarnos su contagio, concediéndole el tiempo justo para decir al mundo que tenía el cuerpo invadido por millones de mortíferas esferas puntiagudas, tras negar desde 1987 una realidad que se hizo fatalmente irreversible.

Freddie ha pasado a la historia de la música popular como uno de los mejores cantantes rockeros y el único capaz de robarle el mérito de la voz a “la voz” del inmigrante Sinatra, cuando el zanzibareño fue nombrado mejor cantante masculino de todos los tiempos, apagando con su voz a la mismísima Caballé.

Enamorado de Mary Austin, fue siempre su eterna y leal amiga, provocando celos en los amantes varones que la sucedieron en el corazón de Freddie, sin impedirle ser el padrino del hijo mayor de su única amiga, mientras declaraba considerarse gay narcisista, al tiempo que dedicaba a Mary la canción “Love of my life”, pretendiendo con ello declarar públicamente su bisexualidad.

Por su vida pasaron un ejecutivo despistado y un peluquero portador del Sida, que compartió con el tímido Bulsara el doliente sufrimiento de los últimos años del extravagante Mercury, lejos del escenario, los micrófonos y aplausos, declarando la víspera de su muerte: “Es mi deseo confirmar que padezco sida. Sentí que era correcto mantener esta información en privado hasta el día de la fecha para proteger la privacidad de los que me rodean”.

Una pequeña parte del patrimonio de Freddi se la repartieron su hermana Kashmira, el cocinero que deleitó su paladar, el asistente que le ayudó a vestirse y el chófer que lo llevó de un sitio para otro, siendo Mary Austin la mayor beneficiaria en su testamento y la persona que custodia en secreto el lugar donde reposan las cenizas de Freddie Mercury, siendo posible que duerman en la casa que Mercury tenía en Kensington, con ella y su familia.