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Etiqueta: justicia social

AGITADORES PACÍFICOS

AGITADORES PACÍFICOS

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gandhi

No corren buenos tiempos para la lírica social, y las huelgas de estibadores y taxistas pueden ser el pistoletazo de salida de nuevas manifestaciones, porque el descontento social no cesa, el paro preocupa, la corrupción indigna, los contratos temporales denigran y el gran jefe financiero nacional propone moderación salarial de sueldos que no llegan a fin de mes, todo ello mientras GESTHA, el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, advierte que las cuentas del Estado estarían en superávit evitando el fraude fiscal y la evasión de capitales a paraísos fiscales.

Dicho esto, conviene recordar que los agitadores mecánicos son aparatos empleados para homogeneizar líquidos miscibles o disolver sustancias sólidas en un líquido, tan diferentes de los agitadores sociales que son removedores de conciencias ciudadanas, para mantenerlas despiertas y en estado de alerta ante las injerencias que pretendan embaucarlas y conducirlas por caminos que solo benefician a los embaucadores.

Es decir, frente a quienes inyectan freón en los frigoríficos sociales para congelar ánimos caldeados en la población debido a injusticias, abusos, explotaciones, engaños y desprecios que sufre, con objeto de anular el espíritu de lucha pacífica; frente a los «enfriadores», digo, están los «calentadores» sociales que descongelan los espíritus helados, para que luchen democráticamente por una vida digna, solidaria y en paz.

Pacífica, porque la lucha en estos tiempos no debe ser violencia, con derramamiento de sangre y guillotinas, pues existen mecanismos democráticos con capacidad suficiente para modificar leyes, invertir el sistema, cambiar la organización del Estado y promover cualquier iniciativa que sea mayoritariamente votada por la población.

Los agitadores son necesarios, pero no los que apuestan por la violencia y el quebrantamiento de las leyes para conseguir sus objetivos, como declaraba un revolucionario trasnochado el otro día, pues el momento pide revolucionarios pacíficos que practiquen el sosiego frayluisiano sin ñoñería, propulsor de flujos sociales laminares en lugar de regímenes turbulentos que provocan pérdidas de carga, haciendo inservibles las tuberías por donde circula la lucha de ideas que conduce a la paz remansada en el embalse de la justicia social.

Agitar es despertar, remover y estimular, no soliviantar, instigar o amotinar, porque el enardecimiento oscurece la razón y conduce a inciviles confrontaciones, incompatibles con el sistema democrático, como demostraron con sus actitudes Gandhi, Luther King, Tolstoy, Madre Teresa, Mandela o el mismísimo Jesucristo, por citar algunos de ellos, que cambiaron el mundo agitando civilizadamente las mentes de sus seguidores.

NO ME SALEN LAS CUENTAS

NO ME SALEN LAS CUENTAS

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Con lo bien que se me han dado siempre los números, ahora resulta que no me salen las cuentas. Entiendo que los repartos directamente proporcionales consisten en distribuir una cantidad total entre las partes, de forma que si los hijos deben aportar dinero a la familia, pague más el hermano que más tiene. Pero si se trata de hacer un reparto inversamente proporcional, la cantidad total se distribuye en orden inverso a las partes, es decir, en una herencia familiar sale más beneficiado es el hermano que menos tiene.

Esta creencia me hace pensar que Rajoy faltó a clase el día que explicaron los repartos proporcionales o que no entendió  nada, porque en este país no hay proporcionalidad fiscal inversa adecuada entre los que menos ganan y los que más tienen. Vamos, que los menos favorecidos pagan más de lo que deben pagar, y los millonarios que más tienen aportan mucho menos de lo que les correspondería, contraviniendo la aritmética, la justicia social, la solidaridad y el sentido común.

Tampoco me salen las cuentas con los chupópteros electorales porque si Alemania con 80 millones de ciudadanos tiene 150.000 políticos, ¿cómo es posible que en España, con 47 millones, tengamos 445.000 fulanos mamoneando? La conclusión clara: o en Alemania faltan políticos o sobran en España. Sin contar, claro, los asesores, consuegros, asistentes, consejeros, parientes, compadres y recaderos.

Creo que las cuentas me saldrían si se eliminaran los 390 senadores, 1206 parlamentarios autonómicos, 1031 diputados provinciales y 57 ó 58  millones de asesores de la nada, que se llevan 90.000 millones de euros en bruto, tan necesarios para la sanidad, la educación, la justicia y los servicios sociales.

¿Añadimos la golfería de la corrupción y la impunidad del despilfarro? No, no hace falta. Con los 90.000 millones citados tendríamos bastante para cuadrar las cuentas. ¿Por qué no lo hacemos, pues?