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Etiqueta: hunos

LA VIRTUD DE ESCUCHAR

LA VIRTUD DE ESCUCHAR

En tiempos convulsos y políticamente revueltos, con síntomas terminales causados por aguda prepotencia partidista, mórbida fractura parlamentaria y patológica sordera en los escaños, no queda otra opción que pedir a los pastores que apacientes sus rebaños; a los entomólogos que lubrifique las alas de los grillos camerales para enmudecer su griterío; y a los otorrinos comunales que extraigan los tapones ideológicos de los oídos para que los sordos de ambos lados puedan escuchar palabras ajenas a sus idearios respectivos.

De no hacerlo, será difícil vivir pacíficamente en un país donde la empatía ha salido huyendo por la ventana del dogmatismo y el diálogo ha escapado por la gatera de la intolerancia, obligándonos a realizar un alto en nuestro camino hacia el despeñadero donde nos llevan, porque de seguir el rumbo tomado por los putativos padres de la patria con su enfrentamiento, solo cabe esperar un desgarro en el alma común que todos compartimos.

Se oyen hunos a hotros sin distinguir los sonidos emitidos por cada cual, porque rebotan los mensajes en tímpanos del oponente, impidiendo que las neuronas transmisoras los lleven al cerebro para ser escuchados, pues no se trata de oír, sino de escuchar, como virtud de prestar atención a lo que se oye, percibir los sonidos en su tono, entender los mensajes, interiorizar su contenido y conceder a cada cual la parte de verdad que el adversario siempre tiene, porque nadie está en posesión de la verdad absoluta.

Ante tal panorama, los ciudadanos nada podemos hacer porque se enfrentan a nuestro empeño los políticos, inhabilitados genéticamente para escuchar al adversario; los tertulianos con los audífonos desconectados en los debates para no escuchar a los antagonistas; los tuiteros eliminando de sus cuentas a los discrepantes; y los periódicos silenciando a los que se apartan un nanómetro de su línea editorial.

Solos estamos, amigos, como el sheriff de Hadleyville, Will Kane, ante dos bandas de sordos endémicos mirándose al espejo, sin la esperanza de acabar políticamente con ellos, y convencidos que terminaremos arrojando al suelo la toalla con la insignia de sheriff envuelta en decepción, antes de marcharnos frustrados a nuestras casas lamiéndonos las heridas de la impotencia, sin oportunidad de redención.

NOCHEVIEJA ¿UNIVERSITARIA?

NOCHEVIEJA ¿UNIVERSITARIA?

Un año más, los hunos han tomado la ciudad con rojos sombreros de tres picos que nada tenían que ver con la novela de Alarcón, pues los iletrados que con ellos cubrían la única neurona de su cerebro merecían más el bicornio propio de las reses bravas que pastan bajo las encinas del campo charro.

Lamentable espectáculo ver el ágora salmantina convertida en estercolero urbano; penoso contemplar los ajardinados espacios verdes transformados en botellonáceos cascarones de plásticos; deplorable caminar por aceras emplastadas con repugnantes vomitonas; enojoso esquivar el mobiliario urbano rodando por el suelo; sirenas ambulantes dando inmerecido servicio a etílicos semovientes; médicos ocupados en desintoxicar venas y resolver lesiones; cocapolva blanqueando apéndices nasales; y el repulsivo espectáculo de ver indocumentados mentales evacuando sus vejigas urinarias sobre las puertas de templos, cancelas, columnas y rincones convirtiendo la ciudad en un deplorable mingitorio.

Estas son las fotos de la pasada “nochetriste” que contemplamos una vez más en una ciudad de “cultura y saberes” denigrada por nativos descerebrados y cómplices foráneos de ambos sexos, que convirtieron la ciudad patrimonio de la Humanidad en estampa revivida de la Pentápolis bíblica, dominada por la sinrazón de una tribu de cuadrúpedos que cocearon lo que a su paso encontraron.

¿A quién beneficia el bochornoso festejo que ha degenerado desde sus inicios hasta una degradación que los propios estudiantes comienzan a censurar? ¿Cuántos universitarios acuden a la “Nochevieja universitaria” formando parte de la marabunta devastadora que convierte la ciudad en vertedero? ¿Quién salva a los salmantinos del rastro de miseria inculta dejado por bípedos depredadores entre desperdicios, vasos rotos, meadas y excrementos?

Fue imposible encontrar entre tanto etanólico a los jóvenes talentos que se han visto obligados a emigrar de la ciudad por falta de futuro. Inútil buscar profesores universitarios en una nochevieja que poco tiene de universitaria. Absurdo rastrear entre los transgresores a jóvenes trabajadores, sensatos, responsables y divertidos, porque no formaban parte de la tribu devastadora que todo lo arrasó emulando al caballo de Atila.

Deambulando quedaron de madrugada piltrafas ebrias desparramadas por aceras y portales; despojos humanos tambaleándose como muñecos de trapo; espontáneos taurinos, semidesnudos y toreando coches en la calzada; y jóvenes envejecidos con pupilas desenfocadas, sentido común en punto ciego, glándula pituitaria anestesiada, trigémino social neurálgico, garganta ronca y cerebro en estado cataléptico, aprovechando que el consumo de alcohol se expendía en las barras a mitad de precio.

EL VIENTO Y LA LUZ

EL VIENTO Y LA LUZ

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Los depredadores sociales han de tener cuidado porque el Viento y la Luz están de nuestra parte, al acecho y dispuestos a utilizar su infinito poder para acabar con ellos, haciéndolo con la precisión del cirujano que extirpa el tumor canceroso de un cuerpo condenado a muerte por enloquecimiento celular, similar a la codicia que perturba la mente de los carroñeros humanos.

Dice el poeta de Tábara que el Viento y la Luz tienen ciertos planes para acabar de una vez con los buitres de la miseria, mientras estos sonríen escépticos ignorando la que se les puede venir encima el día que el Viento y la Luz unan sus fuerzas con la misma convicción que emplean para convertir un gusano en mariposa.

Corresponde a la Luz iluminar la mente de los ingenuos ciudadanos que se dejan embaucar por charlatanes de tribuna y comerciantes de la nada, haciendo ver a los espectadores el conejo que guardan en su chistera y la realidad que se oculta tras las mentiras oficiales del Pinocho de turno que a ellos se dirige.

El Viento se encargará de soplar las páginas del Boletín Oficial para hacer volar al destierro los decretos exterminadores impuestos por «hunos», «hotros» y «haquellos», que van falsificando la vida con verborreas alejadas de la realidad, diciendo sin hacer, prometiendo sin cumplir, jurando con perjurio y convirtiendo las órdenes en frustración.

Tened cuidado, pues, vampiros de la pobreza, porque El Viento y la Luz no se equivocan ni les falta decisión para iluminar y soplar con fuerza sobre vosotros.

DE POLITÓLOGOS UNIVERSITARIOS A POLÍTICOS PARLAMENTARIOS

DE POLITÓLOGOS UNIVERSITARIOS A POLÍTICOS PARLAMENTARIOS

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La politología estudia la teoría política, siendo los politólogos quienes practican esa ciencia analizando profesionalmente la política, sacando conclusiones de los hechos políticos y realizando estudios sobre el tema, arriesgándose en muchos casos a bajar a la arena y participar del juego, sin percibir que pueden caer en los mismos errores que han censurado desde los despachos universitarios y tribunas públicas.

Ser politólogo no es interferente con ser político, como hemos podido ver con los jóvenes politólogos universitarios que en pocos meses se han transformado en parlamentarios, con la responsabilidad histórica de no defraudar las expectativas puestas en ellos como redentores de lo detestable practicado por la llamada «casta» política.

Su apariencia de jóvenes moralmente limpios, honrados, generosos y comprometidos, ha convencido a millones de ciudadanos desencantados con los mandamases tradicionales que han gobernado durante décadas, esperando ahora que las emergente promesas de regeneración democrática se hagan realidad, porque de lo contrario la decepción frustrará toda esperanza en la recuperación de los valores cívicos fundamentales.

Los nuevos políticos de izquierda procedentes de tribunas universitarias se han transformado en congresistas sin piercing, pero tienen que evitar la seducción de la poltrona que transformó la “Gauche divine” de los años sesenta en “gauche de vino” con chaqueta de pana, para terminar siendo “gauche de whisky” escocés de malta y piña colada en la bodeguilla, antes de comenzar a dar vueltas en las puertas giratorias.

Para evitar esto, no puede volver a repetirse entre los «poderosos» miembros “círculares” el error de “papelitos” sin importancia, pero de obligado cumplimiento legal. Ni la ocultación de ingresos económicos sin la preceptiva limpieza impositiva, que terminó en declaración complementaria, atribuyéndose la culpa en ambos casos a conspiraciones y conjunciones astrales, criticadas por ellos a los demás partidos.

A pocos ciudadanos les gusta la prepotencia desmedida, las posturas tabernarias, los parlamentos indios, el insulto, la crítica global a la transición o el desprecio a la veterana izquierda, porque son «pequeñas cosas» que abren las puertas a mayores desencantos, tras confiar en la fuerza de una juventud sana, responsable, seria, respetuosa, honesta, autocrítica, trabajadora y competente, que parece dispuesta a practicar una política distinta en esta democracia española, todavía por madurar.

APOCALIPSIS

APOCALIPSIS

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Oyendo hablar a los líderes políticos de diferentes partidos en los mítines, queda claro que a partir del día 20 llegará el apocalipsis, – gobierne quien gobierne -, según predican a sus seguidores todos los tribuneros que se suben a la tarima, entre el aplauso enfervorecido de los correspondientes palmeros.

Según vocean “hunos”, apocalíptico será para el país si continúa el frenillo plasmado en la Moncloa. Para “hotros”, la hecatombe llegará si el guapero baloncestista llega al palacete. Se avecina el cataclismo si el pecero se reúne con los suyos en los salones. Peor será si colea la coletas por los pasillos de la Moncloa. Y se cierra el círculo con catastróficos presagios si el naranjito se hace zumo en la cocina.

Atención porque se avecina el fin de la civilización, la decadencia de Occidente, el ocaso del cristianismo, el crepúsculo de los dioses, la caída del Imperio, el saqueo de Roma, la toma de la Bastilla, la derrota de las Termópilas y el fin del orden democrático constitucional. ¡El acabóse, el arruinóse, el terminóse, y el fuese al carajose !

Esto han dicho los diferentes gepetos y grandes pitonisos de delfolandia, profetizando el derrumbe de la democracia si gobierna el oponente de cada mandamás, siendo deportada la convivencia a un gulag donde seremos autodevorados en la podredumbre democrática, si no lo evita Juan Felipe Froilán de Todos los Santos Marichalar y Borbón y Borbón.

Pero mientras esto sucede, y en espera de que vuelvan las «checas» a España como ha profetizado un descerebrado tertuliano, confiamos en que también lleguen con las checas, muchas suecas, finlandesas, noruegas y otras nórdicas para enfriar la calentura de algunos cerebros demenciados.

JORNADA DE ANIVERSARIOS

JORNADA DE ANIVERSARIOS

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Un día como hoy de 1936 disparos madrugadores proyectaron la sangre del jefe falangista sobre la pared de la cárcel alicantina, y 39 años después moría en la cama el generalisísimo Franco, mientras los Populares festejaban el mismo día de 2011 su incuestionable victoria en las urnas con vítores, cantos y banderas genovesas, de sabidas consecuencias para los beneficiados y perjudicados por el escrutinio.

Hoy, un año más, nostálgicos y críticos del antiguo régimen, ocuparan los medios de comunicación, “hunos” para censurar al máximo protagonista de la gran matanza fratricida, dictador que durante 40 años amordazó España y la llevó a un retraso del que todavía arrastramos las consecuencias; y “hotros” elogiarán al salvador de España y de la civilización cristiana.

Serán pocos los que recuerden que también este mismo día de 1936, murió el anarquista Durruti al frente de su belicosa columna miliciana; el médico nacionalista Santiago Brouard desapareció del mapa a manos del GAL en 1984; y el diputado Josu Mugoruza cinco años después en la misma fecha, y no por casualidad cronológica.

Para compensar tan tiroteada efemérides, recordemos que un día como hoy de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, reconociendo:

El derecho a la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política.

El derecho a tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social.

El derecho a un nombre y a una nacionalidad desde su nacimiento.

El derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada.

El derecho a una educación y a un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna discapacidad mental o física.

El derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad.

El derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita.

El derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia.

El derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación.

El derecho a ser criado con un espíritu de comprensión sexual, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal.

BALÓN ANTIRREGLAMENTARIO

BALÓN ANTIRREGLAMENTARIO

balon copia

Comienza la liga de fútbol profesional en los estadios, jugándose los partidos con el balón reglamentario aprobado por la UEFA, y coincidiendo esta inauguración con el inicio de la liga política donde los equipos juegan sus partidos en Instituciones públicas jaleados por medios de comunicación, disputándola con unas reglas contrarias a las del fútbol convencional, y con balón reglamentario aprobado solamente por los protagonistas del derbi parlamentario.

En este penoso juego, los principales aspirantes al título electoral se disputan el esférico del pueblo a patada limpia, tratando de introducirlo en portería propia ante la oposición del equipo contrario que lucha por impedirlo, consciente cada uno de ellos que si el balón es atrapado en su red, quedará retenido cuatro años bajo la caprichosa custodia del vencedor.

Es el balón quien recibe los punterazos en silencio, con resignación y desinflándose, permitiendo que sigan jugando con él “hunos” y “hotros”, zarandeándolo a su antojo y dándole puntapiés, mientras tres árbitros observan con vistas tomar partido por alguno de los dos grupos de gladiadores que se fajan en el terreno social de juego.

Para impedir los remates con el balón cada jugador pone planchazos al cuero, sin resistencia alguna por parte del balón, que se deja cimbrear por los de cada bando, sin animarse a exigirles mejor trato, porque ese balón nació para ser niño yuntero como predijo el cabrero de Orihuela.

Los tres árbitros que vigilan son recién llegados y sin experiencia en este tipo de partidos, atreviéndose a sancionar el juego sucio de ambas cuadrillas, sacando tarjetas rojas a diestro y siniestro, levantando acta de sus malas acciones y deseando expulsar a todos los jugadores del campo para llevarse el balón, que terminará igualmente pateado en sus manos, como el delantero Tsipras ha demostrado.