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Etiqueta: Horrach

CULEBRÓN Y CULEBRILLA

CULEBRÓN Y CULEBRILLA

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Ya está resuelto el grave problema que provocaba insomnio en futboleros, culés y merenguistas, algunos de ellos desempleados o trabajadores temporalmente infracontratados, preocupados por el futuro del joven rompebotas brasileño que ha fichado por el católico –digo yo- club de fútbol San Germán, sustentado con petrodólares por el musulmán catarí Nasser Al-Khelaifi, propietario y presidente del club PSG.

Zanjado este culebrón veraniego, cobran protagonismo las culebrillas estivales, noticias viperinas estratégicamente aparecidas en plena calima agosteña, aprovechando la modorra de espíritu, el descanso estival y la paralizante solana topolina en calles, plazas, mentideros, periódicos y pantallas televisivas, como sucede con el alegato exculpatorio presentado por el cuñado de doña Leticia.

El abogado Pascual aseguró en febrero, al conocerse la sentencia a seis años de cárcel para su cliente, que el jugador de balonmano no iría a la trena, y se salió con la suya recurriendo por indefensión en el juicio y falta de pruebas contra el condenado, pidiendo pasar página a la prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y delitos contra la Hacienda Pública, que el fiscal Horrach puso sobre la mesa del tribunal, pidiendo 19,5 años para el exduque.

Bien, pues ahora en pleno sofoco veraniego nos sofoca aún más el defensor de don Ignacio pretendiendo que todo se volatilice poniendo en boca de este que fue simplemente un “componedor amigable” desconocedor del Derecho Administrativo, presentando además ante el Tribunal Supremo un certificado notarial, acreditando que los ciudadanos y miembros del tribunal que lo juzgaron y condenaron somos imbéciles esféricos, es decir, memos y necios, se nos mire por donde se nos mire.

Como tales papanatas nos unimos a la defensa del monárquico deportista en su recurso, por tratarse de un bendito ciudadano, ignorante de leyes, altruista, generoso, despistado y “componedor amigable”, que hizo sus componendas por el buen entendimiento de las partes llevándose todo lo que pudo, obligándonos a pedir que el mártir balonmanista sea condecorado con la medalla de oro a la insolencia y elevado a los altares de la ignominia en cínico camarín.

TOGAS ENFRENTADAS

TOGAS ENFRENTADAS

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Unknown

Con miedo a errar voy a dar unos pasos por el campo minado de la justicia, sabiendo que una mala pisada puede hacerme saltar por los aires, llevándome el sentimiento de frustración que me embarga viendo la lucha que mantienen las togas judiciales de Castro y las asociaciones de jueces, contra las fiscales de Horrach y Torres Dulce.

El fiscal anticorrupción se ensaña en su recurso contra el juez Castro, y su jefe dice que tiene la obligación de respaldarlo porque ha mantenido siempre el mismo criterio, a diferencia del juez que lo ha modificado, mientras las asociaciones judiciales apoyan al juez Castro y este pide a Horrach que le denuncie por prevaricador.

Eso dicen unos y otros, dándonos a los ciudadanos la oportunidad de opinar lo que pensamos sobre todo ello en foros como este blog donde la libertad de expresión es absoluta, siempre que los insultos no sustituya los argumentos.

Cuando Torres afirma que tiene la obligación de respaldar a Horrach, tal vez sea porque este es la voz de su amo en un oficio jerarquizado y fuertemente politizado, argumentando que la fiscalía siempre mantuvo el mismo criterio, quizás porque desde el comienzo tuvo claro cual debía ser la conclusión, fueran cuales fueran las informaciones recibidas, criticando al juez Castro por su lógico cambio de opinión en vista de las pruebas acusatorias que llegaban progresivamente a su mesa.

La dureza, insultos y descalificaciones personales del recurso fiscal lo invalidan en su propia esencia por carecer de argumentos jurídicos según han declarado las organizaciones judiciales, al tiempo que piden una intervención del Consejo General del Poder Judicial, considerando que el escrito de Horrach se acerca más un libelo que a un recurso.

Enfrentamiento institucional que resulta patético para la ciudadanía, que observa con estupor, espanto y decepción la quiebra de un poder básico del Estado de Derecho, sin que los responsables se den por aludidos ni atiendan el resultados de las encuestas donde se refleja la opinión mayoritaria de los ciudadanos hacia la culpabilidad de la Infanta.

EXPLICACIONES JUDICIALES

EXPLICACIONES JUDICIALES

Ni por un momento he dudado de la honestidad de los jueces. Nunca he cuestionado mínimamente la imparcialidad con que dictan sus sentencias. Jamás se me ha ocurrido pensar que los magistrados son aficionadillos de tres al cuatro que no saben lo que tienen entre manos, sino todo lo contrario porque la gran mayoría de ellos demuestran una profesionalidad poco común, acreditada experiencia judicial y excepcional conocimiento del oficio.

Pero cuando algunos jueces y fiscales admiten públicamente que la justicia no es igual para todos, sería bueno que quienes la aplican dieran explicaciones al pueblo de sus decisiones, cuando éstas son incomprendidas por gran parte de la ciudadanía, provocando la consiguiente alarma social.

Mi credibilidad en la honradez y sabiduría judicial del juez José Castro que dirige la investigación del caso Nóos supera cualquier duda, pero creo que sería bueno para la justicia que en tan delicados momentos expusiera razones convincentes para negarse a interrogar a la infanta Cristina, aunque sólo sea como testigo.

No creo que interrogar a la secretaria del consejo de administración y copropietaria de una empresa implicada en irregularidades contables, administrativas y fiscales, sea estigmatizarla y menos aún que se haga gratuitamente.

De la misma forma, cuesta mucho aceptar que el fiscal anticorrupción Pedro Horrach no vea indicio ni prueba de que la infanta conociera las actividades de su marido, según recoge el auto del juez. Se puede admitir la falta de autoría, pero de ninguna forma la falta de conocimiento sobre las andanzas de su marido en la empresa donde era copropietaria y secretaria del consejo.

Se puede admitir que no tuviera responsabilidad criminal en las actividades delictivas de la empresa y que no tomara decisiones, pero evitar el testimonio de la esposa de un imputado en actividades delictivas alegando que no estaba al corriente de los hechos, parece algo arbitrario e insultante.

Insultante, sí, para Cristina. Porque muy tonta debe ser la infanta para no interesarse por el súbito enriquecimiento de quien se acuesta cada día en el mismo colchón con ella, al verle gastar más de siete millones de euros en la vivienda que compartían, cuando los teóricos ingresos que recibía no permitían semejante gasto, y su padre hacía años que les había invitado a darse una vuelta por Washington con un teléfono de Movistar en el bolsillo.