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Etiqueta: hambruna

MUERTE POR CONTROL REMOTO

MUERTE POR CONTROL REMOTO

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Patriot, Tomahawk y Exocet no son nombres de animales domésticos, ni ICBN, THAAD o PAC siglas de organizaciones solidarias, sino hijos herederos de las bombas V1 y V2 que masacraron  distancia cientos de seres humanos, apretando simplemente un botón.

Las guerras modernas dejan claro que el asalto de trincheras a bayoneta calada para ensartar en ella el cuerpo de un congénere, ya forma parte de la indeseable historia guerrera, porque ahora se mata limpiamente a distancia y sin correr riesgos el matarife.

Con macabro humor, dicen los profesionales de la guerra que no se trata de dar la vida por la patria, sino de que el enemigo la dé por la suya, gastando mínimas energías, rentabilizando al máximo la muerte y provocando que desaparezcan el mayor número de adversarios en el menor tiempo posible.

Las guerras televisadas son las mayores superproducciones cinematográfica mundiales, en las que no hay protagonistas visibles de las acciones directas porque los guerreros se ocultan a las miradas de millones de espectadores, que ven asombrados como se volatilizan casas, tanques y refugios, con misiles de diferente alcance.

Filmes reales que cuestan la nadería de ¡billones de euros!, empleados para eliminar otros seres humanos, esparciendo la hambruna en cada disparo, olvidando que podría erradicarse el hambre en el mundo si se dedicara a combatirla con el dinero empleado en eliminar peligros virtuales inexistentes.

La tecnología de guerra pone en evidencia el mayor desprecio por la vida humana que imaginarse pueda, asesinando fríamente a miles de personas a distancia, por control remoto de mortíferos proyectiles concebidos para matar.

EL INJUSTO SALARIO DEL CUERPO

EL INJUSTO SALARIO DEL CUERPO

Unknown

Mi total alejamiento del mundo de la moda, el glamur y la pasarela me ha jugado una mala pasada, poniendo en pie mi estado de ánimo contra algo que mi mente rechaza, enrojeciendo las vísceras morales con indignada sangre, rebelde a lo que considero un insulto a la hambruna, el desamparo y la sabiduría.

Leo con estupor que la supermodelo brasileña Gisele Bündchen recibió el pasado año ¡35 millones de euros¡ por pasearse ceremonialmente en las pasarelas, lucir palmito en las fotografías, vender su cuerpo en las revistas y anunciar productos publicitarios, ganando veinte mil euros por hora de trabajo. ¡Dios!

Todo ello, tras pasar por el quirófano para hacerse una rinoplastia que estilizara y estrechara su imperfecta nariz, considerada grave error de la naturaleza en un cuerpo perfecto, cuyos parámetros de perfección fijan los cultivadores de una moda que atonta a quienes carecen de problemas de supervivencia o solo escuchan los rebotes de su única neurona contra las paredes del cerebro.

Viendo a esta señora admirada en el mundo por su belleza física, que “gusta” a cuatro millones y medio de ciudadanos en Facebook, con dos millones de seguidores en Twiter y tres millones de personas en Instagram embobadas con su cuerpo, tengo que pensar en una cierta patología mundana que sigue instintivamente un norte equivocado de rumbo.

Esto me obliga a decir que son muchos los humanos que valoran más la piel que el cerebro, las piernas largas que el ingenio, la sonrisa que el talento, la belleza física que el duro trabajo esforzado, el tejido carnoso que las neuronas y la bisutería social que los valores morales.

Pienso en los investigadores que hacen posible el progreso humano por tres monedas de cobre. Recuerdo a los pensadores que mueven generosamente el mundo con sus ideas. Lamento la fuga de cerebros por falta de recursos y sustento. Elogio a literatos y músicos que nos deleitan por unas pocas monedas. Evoco a los sabios que sobreviven en la pobreza de un mísero salario. Y me rebelo contra los recortes y la pobreza en un mundo injustamente generoso con quien nada hace por la Humanidad.

PUEBLO TEMEROSO

PUEBLO TEMEROSO

Unknown

Los derechos sociales y laborales conquistados por el pueblo a lo largo de la historia, fueron consecuencia del miedo que los ciudadanos inyectaron en los poderosos con sus rebeldías y protestas. Es decir, los beneficios obtenidos no fueron concesiones espontáneas y gratuitas del poder, sino conquistas ciudadanas, ya que el éxito de las demandas tuvo su origen en el miedo de los acaudalados a las revoluciones populares.

Eso que fue, hoy ya no es, porque el mundo gira en sentido contrario al que rodó durante los años de lucha. La adormidera del incipiente estado del bienestar ha provocado un cambio de tendencia, trasladándose el miedo a la clase social menos favorecida, que huye con el rabo entre las piernas a través de la vía de agua abierta en la democracia por el poder financiero.

Ahora el miedo se ha instalado en la ciudadanía, paralizando sus extremidades con el temor al desempleo, al castigo y a la condena derivada de unas leyes amparadoras de patronos, que burlan antiguos derechos laborales conquistados con sangre, sudor y lágrimas, hace muchas décadas. Pero debemos saber que no hay cárceles en el país para encerrar a todos los rebeldes, si es el pueblo entero quien se subleva.

La poesía social duerme en las páginas de los libros como un eslabón perdido en la cadena reivindicativa. La canción protesta está afónica y sin auditorio. Los líderes sindicales se han amortiguado en la poltrona. Y la izquierda política mira su perforado ombligo para consolar la sordera que padece, al tener averiado el audífono social por falta de uso, impidiéndole oír los gritos del pueblo que están dejando sordos a los pingüinos de la Antártida.

En tales condiciones, la sociedad dormita esperando que el Santo Espíritu le envíe lenguas de fuego que remuevan las entrañas ciudadanas, haciendo comprender al pueblo que la unión de todos contra la tragedia es un arma invencible, porque no hay muro que detenga la fuerza de un pueblo unido en lucha contra la desgracia que sufre.

Los poderes que hace un siglo retrocedían ante el empuje del pueblo unido, hoy son ángeles exterminadores del bienestar, origen de la hambruna, causa del paro y motivo de muertes prematuras. El norte orienta los pasos del sur hacia el ocaso, sin permitirnos ver la luz que renace por el Este si unimos nuestras manos contra la injusticia social que destruye el estado del bienestar, pervierte la democracia y entierra la soberanía popular.

PERROS Y COLLARES

PERROS Y COLLARES

Unknown

Heráclito afirmaba que el fundamento de todo está en la alteración perpetua y el cambio incesante, porque la transformación es continua, permitiéndonos resumir su teoría en la frase “nada es, todo cambia”, algo que muchos aplican a la historia humana para expresar cómo han cambiado las cosas a través del tiempo, especialmente en los últimos años de alteraciones vertiginosas.

Frente a esto, Parménides manifestaba su oposición al cambio, afirmando que lo esencial permanecía inmutable porque “sólo el ser es”, doctrina contrapuesta a la anterior que nos permite afirmar la inmutabilidad básica generacional, como principio fundamental que acepta cambios en la cáscara y la decoración del escaparate, conservando las esencias más puras de la inalterable condición humana.

Los que vemos la historia de la humanidad a través de los ojos de Parménides, contemplamos cambios preconizados por Heráclito sólo en aspectos intrascendentes y formales como son el vestido, los fármacos, las modas, el confort, la comunicación y el transporte, por citar algunos aspectos evolutivos, pero negamos cambios en cuestiones esenciales de la realidad social porque seguimos teniendo los mismos perros con distintos collares.

No os hagáis ilusión, amigos, porque nada esencial se ha modificado a lo largo de los siglos. El gobierno de los pueblos continúa siendo piramidal. La jefatura del Estado se mantiene hereditaria, como en las tribus primitivas. Los pícaros y estafadores proliferan como hongos en el otoño medieval. La corrupción y el despilfarro reproducen el expolio y dilapidación de los conquistadores, aristócratas y prestamistas. Los pobres y menesterosos continúan mendigando a las puertas de los ricos. La hambruna sigue diezmando la población. La explotación de los trabajadores emula el abuso a los siervos de  la gleba. Las mitras y capelos mantienen el poder y continúan dirigiendo las conciencias. Y el misterio de la vida y la fatalidad de la muerte siguen atormentando el destino humano como en la noche de los tiempos.

ARMAS Y HAMBRUNA

ARMAS Y HAMBRUNA

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La venta de armas es el negocio más lucrativo que imaginarse pueda, donde quienes las fabrican son los mismos que promueven el comercio masivo de las mismas, provocando guerras a su antojo. Industria floreciente tanto en tiempos de guerra caliente como en periodos de paz fría, porque la muerte siempre está en venta y el próspero negocio de la violencia no toma vacaciones ni necesita descanso.

Es un mercado sólido y en alza porque la injusticia es universal y llega a todos los rincones del planeta, disfrazada en las tribunas políticas por los beneficiarios del negocio con hipócritas discursos en bocas de pregoneros de la muerte. Matarifes guiados por la buena intención de erradicar la hambruna del mundo eliminando del mapa a los hambrientos, cuando sería más fácil emplear ese dinero en alimentos para salvar de la muerte a los millones de personas que fallecen por no tener un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

Los Estados Unidos de Norteamérica se llevan la palma en el mercado armamentístico con Locheed Martin y Boeing a la cabeza, seguidos de la británica BAE Systems, a quienes persiguen muy de cerca las españolas Indra y Navantia, habiendo incrementando todas ellas su facturación en tiempo de crisis, hasta superar los trescientos mil millones de euros, excluyendo el mercado chino por la opacidad de sus datos.

Locura humana provocada por el grupo minoritario de poder que gobierna el mundo sin tener un gesto de compasión, aunque celebren días de acción de gracias al Señor, se den golpes de pecho en las iglesias y reciban bendiciones de los capelos, cómplices y beneficiarios del negocio, como demuestran sus inversiones en ese mercado de la muerte.

ANIVERSARIO REVOLUCIONARIO

ANIVERSARIO REVOLUCIONARIO

Unknown

Hace hoy 96 años el descontento del pueblo ruso con la autocracia zarista llevó a los ciudadanos a una revuelta en Petrogrado, capital de la Rusia zarista, que fue preludio de la rebelión militar forzadora de la abdicación del zar Nicolás II, dando comienzo la Revolución Rusa.

El crecimiento de la clase obrera, unido al agravamiento de la pobreza y el malestar de los ciudadanos por no recibir aquello que merecían, fomentó una conciencia revolucionaria rebelde al poder del zar que nada hizo por evitar la injusticia social reinante, permaneciendo impasible antes “los chinches y cucarachas” que se paseaban por los hogares empobrecidos.

Tras la brutal represión llevada a cabo por la todopoderosa Ojrama, policía secreta del zar, encarcelando ciudadanos y deportándolos, continuaron las manifestaciones populares como la convocada en San Petersburgo, exigiendo un cambio de política al zar Nicolás II, que fue duramente reprimida, creándose como respuesta los primeros órganos de poder independientes del Estado zarista: los soviets.

La hambruna y escasez de medios en la población de un país que había tenido la mayor tasa de crecimiento de Europa antes de la gran guerra, no fue tenido en cuenta por el zar y por su querida Alejandra, a pesar del asesinato de su oculto asesor Rasputín.

Las revueltas sociales fueron inicialmente reprimidas por militares y policías hasta que una compañía de soldados se sumó a los insurgentes, arrastrando a toda la guarnición de Petrogrado a la rebelión, provocando el derrocamiento del zarismo y triunfando la revolución ante el entusiasmo popular.

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

Hoy, que la fortuna tocará el timbre de unos pocos agraciados con las bolitas de la lotería, mientras la pobreza continuará dando rotundos aldabonazos en las puertas resquebrajadas de la mayoría silenciosa, me gustaría saber cómo contará la historia el origen de la crisis que estamos sufriendo, a quiénes culpará de la misma, qué juicio merecerá la actitud del Gobierno y cuál será la repuesta final que dará el pueblo, después de permanecer en silencio sufriendo castigo con la resignación de carneros moribundos.

Me gustaría saber qué dirán los futuros manuales de sociología sobre la parálisis ciudadana que nos impide llevar la revolución popular más allá de las pancartas, las protestas y los gritos callejeros.

Me gustaría saber el análisis que harán los psicólogos sobre los bloqueos mentales de ciudadanos que les impiden llegar a la insumisión, pretestando obediencia debida a órdenes que van en contra de su conciencia.

Me gustaría saber si la Iglesia pedirá perdón en el siglo venidero por dejar a un lado el evangelio liberador de la hambruna y ocuparse del matrimonio homosexual, olvidando la misión que su Dios le tiene encomendada.

Desconociendo estas respuestas, me gustaría que existiera el infierno porque eso consolaría la indignación popular, sabiendo que politiqueros, estafadores, usureros y corruptos, recibirían el castigo del fuego eterno, por mucho que ahora se den golpes de pecho en los reclinatorios, con la bendición de una Iglesia que mira para otro lado, mientras toma chocolate con churros en casa de los depredadores.