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Etiqueta: gitanos

AMOR A LA LECTURA

AMOR A LA LECTURA

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Celebramos hoy el Día Internacional del Libro, alegando que en este día del año 1616 murieron el español Miguel de Cervantes y el inglés William Shakespeare, aunque el primero dejara este mundo el día 22 y la defunción del segundo se corresponda con el día 23 en el desaparecido Calendario Juliano.

Sea como fuere, la UNESCO decidió en 1995 que hoy pensáramos en los libros y así lo haremos como hacemos los 364 días restantes, refugiándonos en el placer de la lectura, como tarea cotidiana que instruye, reconforta, gratifica, consuela, entretiene y deleita gratuitamente, porque para gozar de la lectura solo se precisa estar vivo, despierto y sin ataduras ni rememoraciones.

Celebramos cumpleaños, festejamos aniversarios de bodas, recordamos finales de carreras, compartimos nacimientos y brindamos los días que la suerte nos acompaña, pero son pocos los que solemnizan el hermoso día que aprendieron a leer, siendo millones los desdichados analfabetos a quienes malhadada suerte de la cuna les ha privado de tan complaciente magia.

Porque mágico es transformar las páginas yertas de los libros en imágenes virtuales con vida propia, haciendo volar la imaginación entre los renglones por senderos insospechados, rompiendo las barreras del espacio y el tiempo para habitar en Macondo, cabalgar por La Mancha, convivir con un príncipe en Dinamarca, soñar con Segismundo, versificar con el Capitán o pasear de noche por la orilla del aceitoso Hudson con gitanos de la vega granadina.

La lectura convierte en sueño la vida jugando con las palabras impresas en los pliegos, pero hay otras lecturas sin texto a las que se llega con el alma cuando los ojos se humedecen, las miradas se encuentran, los labios se hermanan, el tacto corresponde o el espíritu se estremece por el amor correspondido.

PATRIMONIO DE LA MUERTE

PATRIMONIO DE LA MUERTE

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En el verano de 2007, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO aprobó la petición de Polonia de cambiar el nombre al “Campo de Concentración de Auschwitz” dado en 1979, por el de “Auschwitz-Birkenau, Campo de Concentración y Exterminio Alemán Nazi, 1940-1945”, en la lista de Patrimonios de la Humanidad.

Para muchos ciudadanos ese cementerio de vivos no es patrimonio de la humanidad, sino de la muerte, porque tal recinto amurallado y alambrado con espinas de dolor, es el mayor exponente de la locura humana, llevada a cabo por unos sádicos y demenciados que redujeron a humo, polvo, jabón y nada, a un millón doscientos mil seres  inocentes, que formaban parte de la Humanidad.

La macabra Solución Final pretendía exterminar en hornos crematorios, con fuego impurificador de locura colectiva, a todo judío que respirase, sin tener en cuenta el sexo ni la edad, junto a gitanos y otros prisioneros de guerra, para complacer el antisemitismo y racismo del Tercer Reich.

La combinación de torturas, trabajos forzados y asesinatos escandalizó a los habitantes del infierno, porque ni el mismísimo demonio habría llegado a tanto, desde que los doctores de la Iglesia hicieron del diabólico Lucifer el rey de la maldad.

Con ese otorgamiento, la UNESCO quiso denunciar y condenar la indignidad inhumana, cruel y metódica, llevada a cabo por los alemanes que protagonizaron atrocidad semejante, invitándonos a conservar en la memoria colectiva el recuerdo de lo que allí sucedió para que no vuelva a repetirse un genocidio de los más débiles.