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CARNE DE OBRERO EN MONEDAS

CARNE DE OBRERO EN MONEDAS

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Carne

La viñeta que ilustra este artículo tiene cien años de vida, y en ella puede verse como se transformaba a principios del siglo pasado carne joven de obrero en monedas, llevadas en carretillos por los ricos empresarios que manejaban la maquinaria legal, encargada de hacer tan despreciable transformación.

Afortunadamente, hoy no sucede esto porque la situación laboral ha cambiado, limitándose los poderosos a transformar el sudor y lágrimas de los trabajadores en billetes de quinientos euros con capacidad de volar al soplo del viento defraudador, hacia paraísos fiscales, protegidos por unas leyes que consienten el expolio, provocando la risa en los defraudadores.

No es fácil evitar la tentación de recordar el engelsiano comunismo neolítico donde la ausencia de propiedad privada y clases sociales enfrentadas, terminó por dar paso al sistema de fuerzas productivas fragmentadas en clases ideológicas socio-políticas, organizadas en beneficio de un capitalismo que se mantiene contra todo viento político y marea social.

Reformas laborales mutiladoras de básicos derechos humanos, leyes represivas unidireccionales, presiones fiscales selectivas, explotación sin escrúpulos y especulación feroz, han transformado la clase trabajadora en monedas que pasan con dolor a las ranuras de las huchas de los patronos, en un país donde la actividad laboral está rodando por el suelo y el paro en lo más alto de la estadística mundial.

PARAÍSO BANCARIO

PARAÍSO BANCARIO

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Junto al paraíso celestial y los paraísos fiscales, alejados de los pedestres ciudadanos, hay un paraíso bancario que es vecino nuestro, pasea a nuestro lado y trabaja en la esquina de enfrente, aunque las acristaladas puertas de sus despachos sean infranqueables a la mayoría de mortales que depositamos nuestro dinero en sus cajas fuertes, para que los obedientes gestores nutran los cofres de los patrones con nuestro sudor.

Son los paraísos bancarios puertas giratorias para quienes nos gobiernan, tras acatar disciplinadamente las órdenes de los rectores financieros, según los cuales saldremos de la crisis engordando con impuestos las mal nutridas arcas bancarias, porque los directores y consejeros han metido mano en la caja, se han otorgado sueldos millonarios y han comprometido con ellos mismos indemnizaciones de escalofrío.

Los engaños, estafas y malas prácticas bancarias han producido más de quinientas sentencias condenatorias a bancos y Cajas. Pero que nadie se emocione de alegría porque ningún banquero ni cajero pasará la vida en la cárcel como merecen, librándose la mayoría de ellos de pisar las celdas, protegidos por una impunidad insultante.

Epidemia de corrupción y engaño que llevó a confiados impositores a invertir más de ¡22.000 millones! de euros en repugnantes acciones preferentes que sirvieron para enriquecer a los tramposos, reduciendo dividendos a los accionistas, cobrando intereses abusivos, incrementando las comisiones y especulando con el dinero recibido del BCE, que debía emplearse para ayudar a los ciudadanos y empresarios menores.

Necesitamos saber los sueldos, dietas, indemnizaciones, gratificaciones y jubilaciones que se han autoadjudicado estas sanguijuelas para aplastarlas de un pisotón en su propio estercolero moral, antes de los jueces los exculpen o el Gobierno injustamente los indulte tras una merecida condena judicial, como hizo Zapatero con el megamillonario banquero Sáenz.

Aparte de sueldo y otras zarandajas, este sujeto – por citar un ejemplo entre todos ellos – tiene reconocida una pensión de 88,17 millones de euros con un seguro de vida de otros 11,1 millones en caso de invalidez, que suman 99,2 millones, es decir, el sueldo de un cirujano, juez, catedrático o similar, durante 2.000 años, o lo que ganaría un mileurista en 8.000 años de vida.

DETERGENTE JUVENIL

DETERGENTE JUVENIL

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En varias ocasiones he puesto mi esperanza en la justicia por encima de cualquier otra circunstancia, para limpiar el país de politiqueros, electoreros, corruptos, estafadores, despilfarradores, explotadores y otras gentes de mal vivir, que pisan con descaro en la sociedad llevando la insignia de la impunidad en la solapa, la sartén por el mango y el desdén en la mirada.

Pero el entusiasmo mantenido en que la redención viniera de los jueces está comenzando a diluirse como un azucarillo en el océano y espero poco de los libertadores judiciales, porque determinadas actuaciones de jueces y fiscales, no me permiten albergar mucha esperanza en la salvación de los valores humanos, sociales y democráticos que demanda la actual quiebra política, laboral y económica que padecemos.

Comienzo, pues, a poner mis desesperadas esperanzas en la rebeldía de una juventud noble y desinteresada, pensando que la valentía y honradez de los jóvenes es el único detergente capaz de limpiar la suciedad de corrupción, poniendo a cada uno en el sitio que le corresponde y salvando los valores realmente salvadores.

Solo alcanzamos a ver en los medios de comunicación la basura que sobresale de las alfombras, como punta de iceberg enmohecido con la podredumbre que anida en las instituciones, entidades financieras, religiones y otras organizaciones sociales amparadas por siglas que no se corresponden con la conducta que predican en sus códigos.

Nuestro rescate, amigos, no llegara del Banco Central Europeo, ni del F.M.I., ni de la justicia, sino de los jóvenes que nada tienen que perder porque les han robado el futuro aviesos corazones enfermos de codicia, ante la pasividad de los escaños, las togas, capelos y sindicatos, que han permitido el derrame sobre ellos de la undécima plaga bíblica, de la que se librarán con la misma fuerza que lo han hecho otras veces en la historia.

GOBERNAR NO ES REPARTIR DOLOR

GOBERNAR NO ES REPARTIR DOLOR

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El yerno del ultraderechista Utrera Molina y a su vez responsable de la cartera de Justicia, es un ejemplo paradigmático de transformismo político pasando en horas veinticuatro del centrismo moderado de su padre José María a la derecha reaccionaria de su suegro don José, mostrando a los ciudadanos el verdadero rostro que su “País” ha estado desfigurando durante años.

Fue su padre quien descubrió la verdad del niño a Peces Barba en los pasillos del Congreso, diciéndole: “¿Conservador yo? Tenías que conocer a mi hijo Alberto, Ese sí que es de derechas”. Razón tenía el papá de la criatura.

No contento el ministro con haber hecho la mayor obra de caridad cristiana poniendo de acuerdo a jueces, fiscales, gestores, tramitadores, ordenanzas y personal de limpieza, el señor Gallardón ha llevado su vocación derechicida a la santidad, identificando a los políticos con verdugos encargados de torturar al pueblo, sin percibir que gobernar no es repartir dolor, sino aliviar sufrimiento

Gobernar es tarea que exige sabiduría, templanza, respeto, prudencia, vocación de servicio público y sentido común a las personas que ejercen el poder, para evitar provocaciones a la dignidad de quienes pagan su sueldo y mantienen privilegios que no merecen.

Alguien tendría que aclararle las ideas a don Alberto diciéndole que gobernar no es repartir dolor, como él ha dicho, sino promover bienestar, aliviar sufrimientos, remediar las desgracias, consolar tristezas y evitar injusticias.

Convendría que su director espiritual le aconsejara rezar menos y enseñar al que no sabe, curar al enfermo, atender al anciano, dar de comer al hambriento y proteger al parado, que ya los ciudadanos nos encargaremos de no olvidar a quien nos ofende hoy para sonreírnos mañana en la mesa electoral.

GALLARDÓN EL ESTILITA

GALLARDÓN EL ESTILITA

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El ministro de Justicia ha resucitado el estilitismo haciéndose miembro de la caduca institución fundada por Simón en Oriente Medio durante el siglo V, subiéndose a una columna de infinito poder por encima del bien y del mal, no para hacer oración como los monjes de aquella época, sino para aislarse de la realidad del país, y recibir sobre ella la inspiración directa de Dios que le da sabiduría infinita e infalibilidad eterna, por encima de todas las voces terrenales.

Sólo de esta forma se explica su sordera social y prepotencia política al tomar decisiones que rechazan jueces, fiscales, secretarios y gestores judiciales, tramitadores, sindicatos, abogados, funcionarios y ciudadanos del mundo, incluida mi pescadera, considerando el poderoso ministro que todos los mortales van por el camino equivocado, salvo él, que los ha puesto en pie de guerra.

Decir que los jueces protestan porque se les ha quitado la paga extra y seis días libres, es un desprecio inadmisible a la honestidad y responsabilidad de la judicatura, sin precedentes en la historia de este país, desde que los romanos invadieron la península ibérica.

Ante tal insulto, no es extraño que las asociaciones de jueces y fiscales lo hayan rechazado como interlocutor para llegar a un acuerdo que evite el conflicto que se avecina, provocado por este iluminado que será recordado en las páginas de la historia como el más prepotente y cretino ministro de Justicia que ha tenido la democracia española.

¿QUIÉNES DEBEN MARCHARSE A CASA?

¿QUIÉNES DEBEN MARCHARSE A CASA?

La crisis que estamos pasando en esta gran empresa que se llama España, exige una Regulación de Plantilla, un Expediente de Regulación de Empleo o cualquier otro eufemismo que signifique mandar a su casa a todos los que sobran. Es decir, prescindir de parásitos, gandules, soplagaitas, granujas, chupamonas, pulgones, sablistas, mediocres y otras especies semejantes de la raza humana, que viven del sudor ajeno.

¿Deben marcharse a casa los ciudadanos ocupados en instruir, orientar, ayudar, formar y educar a la futura generación que ha de dirigir la empresa común?

¿Sobran en este país los vecinos que velan por nuestra salud durante las veinticuatro horas del día, incluso llevándose la fiambrera al hospital?

¿Alguien piensa que están de más las personas encargadas de protegernos y cuidar nuestra seguridad personal, nuestra familia y los bienes que nos pertenecen?

¿Es sensato prescindir de los que arriesgan su vida en incendios y catástrofes para salvar la nuestra, olvidando su seguridad personal?

¿Conviene reducir el número de empleados públicos que hacen posible el buen funcionamiento del Estado y de las Instituciones?

¿Hay que expulsar a los trabajadores manuales que sudan plusvalías enriquecedoras de cuentas corrientes en paraísos fiscales?

¿Es aconsejable quitar del medio los privilegiados cerebros que hacen posible el progreso científico y el bienestar de todos los ciudadanos?

¿Deben marcharse a casa los creadores del arte que nos deleita, la música que nos recrea y el teatro que enriquece la cultura y entretiene el ocio?

Si en España sobran personas porque faltan sueldos ¿Quiénes son, pues, los prescindibles? ¿Quiénes deben marcharse urgentemente a su casa, si los profesores, médicos, policías, bomberos, funcionarios, obreros, investigadores y artistas son imprescindibles para todos nosotros?

TERRORISMO IMPUNE

TERRORISMO IMPUNE

Los ciudadanos que maldicen el terrorismo sangriento, continúan poniendo su  dinero en manos de multimillonarios de levita que ejercen el pestilente terrorismo bancario que ha arruinado los bolsillos de los impositores.

El gobierno que abomina el terrorismo pistolero, pervierte la política económica esquilmando las huchas de los vecinos para entregar el dinero a los terroristas de guante blanco que toman con ellos chocolate con churros por las tardes.

La Iglesia que condena el terrorismo violento, bendice en sus ceremonias litúrgicas a los depredadores bancarios que se dan golpes de pechos en los reclinatorios, mientras el pueblo tirita de frío alrededor de la iglesia esperando la excomulgación de los usureros.

Los fiscales que imputan delitos a los matarifes del tiro en la nuca, no fiscalizan graves acciones punibles de especuladores sin escrúpulos que han llevado a los ciudadanos de este país a una crisis sin precedentes en la historia.

Los policías que persiguen a los asesinos de policías y reprimen brutalmente a ciudadanos que piden pan, trabajo y justicia, no investigan ni ponen ante los jueces a los terroristas bancarios que se han llevado por delante la dignidad del pueblo que paga su sueldo.

Los políticos que vituperan el terrorismo de capucha y bomba lapa, otorgan medallas y aplauden en actos oficiales a los estafadores bancarios, esperando obtener de ellos los beneficios que no llegan a los votantes.

Los periodistas que agotan la tinta de sus bolígrafos censurando a quienes doblegan con sangre la voluntad popular, no tienen problemas en elogiar a los terroristas bancarios que van por las ciudades dejando familias en la calle y robándole el pan a los huérfanos.