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Etiqueta: Fernando Andreu

¿COBRADORES DEL FRAC? NO, GRACIAS

¿COBRADORES DEL FRAC? NO, GRACIAS

Algo empieza a moverse en el único poder del Estado que es profesional, apolítico e independiente, porque los otros dos poderes van sobrados de contaminación de política, incompetencia y servilismo.

Son los jueces quienes están dejando oír su voz en esta crisis, convirtiéndose en nuestra única esperanza de redención, porque sólo sus sentencias pueden limpiar el país de corruptos, mangantes, tramposos, cínicos y estraperlistas.

Reunidos ayer en Barcelona los 46 jueces decanos, no se conformaron con apoyar incondicionalmente el informe antidesahucios elaborado por el grupo de trabajo designado por el CGPJ, sino que dieron un paso más poniendo sobre la mesa social el primer brote verde real negándose a ser “cobradores del frac”, es decir, matones descarados al servicio del poder ejecutivo para hacer la tarea sucia a los usureros, ante la pasividad del poder legislativo.

Gracias señorías por su señorío, en nombre de los miles de desahuciados que están asomados a los balcones de sus casas a la espera del ángel exterminador para arrojarse contra el asfalto. Y gracias en nombre de la sociedad por su ejemplo de honestidad, valentía, solidaridad y dignidad.

Sólo queda pedir a Pablo Ruz, juez instructor del caso Gürtel; a  José Castro, responsable de investigar las andanzas del yernísimo; a Fernando Andreu, indagador de los trapicheos de Bankia, y a todos los jueces que tienen entre sus manos los casos de corrupción, que cierren bien todas las rendijas legales para que no escapen de la trena los mangantes, porque ese puede ser el primer paso de la regeneración ética que necesitamos, para que este país abandone de una vez la impunidad donde se refugian los sinvergüenzas de guante blanco.

PRIMEROS BROTES DE ESPERANZA

PRIMEROS BROTES DE ESPERANZA

Lo he dicho en varias ocasiones y vuelvo a repetirlo de nuevo, porque así lo siento, lo deseo y lo espero. Nuestra salvación nunca llegará de la clase política y sindical que infestaba las Cajas de Ahorro, ni de los regidores de este sistema corrupto que muchos soportamos con la resignación de mansos bueyes.

La redención sólo puede venir de la justicia y del pueblo desesperado. La primera, a través de jueces valientes, honrados, justos y solidarios, dispuestos a poner entre barrotes a corruptos y estafadores, recuperando el dinero robado; y la otra vía de salvación colectiva vendrá de la mano encallecida de ciudadanos que viven desahuciados y a la intemperie, sin nada que perder por haberlo perdido todo,  que terminarán linchando a polítiqueros, usureros y  especuladores.

Ya sé que no hay en la cárcel ni uno sólo de los imputados en casos de corrupción política; que seis dirigentes condenados en sentencia firme desde hace años, no pisarán la cárcel; que la justicia no es igual para todos;  que muchas actuaciones judiciales son lavados de imagen social para consolar a los ingenuos. Lo sé todo.

Pero dejadme soñar en que las  actitudes de los jueces de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez y Fernando Andreu, van en serio. El primero, citando a declarar en calidad de imputados a cinco antiguos directivos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) por presuntos delitos societarios, estafa y manipulación del precio de las cosas. Y el segundo, acusando a 33 consejeros políticos y sindicalistas de Bankia, con Rato, Olivas y Acebes a la cabeza, de apropiación indebida, estafa, falsedad y fraude.

Permitidme creer que la hostilidad pública, insultos y reproches que hicieron el viernes los accionistas de Bankia a la mesa presidida por Goirizolzarri, es el punto de inflexión que terminará con la resignación silenciosa de la mayoría que permanece escondida tras los visillos, esperando que otros hagan la tarea de limpieza.

Dadme la oportunidad de pensar que el arrepentimiento y perdón solicitado por el director de una sucursal de Bankia, Francisco Xavier Carbelleda,  es el camino que seguirán el resto de bancarios que fueron obligados a engañar a los clientes, presionados por banqueros sin escrúpulos.