Navegando por
Etiqueta: espíritus

SUPERSTICIONES

SUPERSTICIONES

Unknown-1

Paseaba con unos amigos por la ciudad, sin poner atención en que mis pies iban a pasar bajo una escalera apoyada en la pared, cuando uno de ellos quiso detener mi marcha con una orden más tajante que la recibida por Abraham de Yavé al levantar el cuchillo para sacrificar a su hijo.

No hice caso al “detente” y continué mi camino bajo la escalera sin saber que había atentado contra el dogma de la santísima superstición, al pasar por aquel triángulo que representaba la puerta de entrada al mundo de los espíritus, tranquilizando a mi compañero al mostrarle mi cuerpo sin tara ni mutilación alguna tras pasar por el arco triangular, pero desconfiando que su alma hubiera quedado dolorida viendo sufrir la mía.

No acepto ideologías, supersticiones, cuentos, visiones, profecías o narraciones contrarias a la razón, que atribuyan explicaciones mágicas a fenómenos alejados de la evidencia científica o la cotidiana realidad donde vivo, porque me bastan mis propias convicciones para dar respuesta a las preguntas de la vida y contestar al interrogante de la muerte.

Pero tranquilicé a este amigo diciéndole que cuando rompo un espejo, contrarresto el maleficio sacando una herradura. Si me cruzo con un gato negro, le doy a oler un trébol de cuatro hojas. Al derramar sal, me pongo al revés la ropa interior para alejar malos conjuros. Supero la triscaidecafobia sentándome en la mesa de la última cena. Si alguien abre un paraguas en casa yo derramo vino sobre una pata de conejo. Y para alejar malos espíritus, conjuros, maleficios y beneficios, me inyecto diariamente unas dosis racionales de sentido común y toco madera, llevándome la mano a la cabeza ante las estúpidas supersticiones que andan sueltas por el mundo.

MATANZA DE GATOS

MATANZA DE GATOS

images

El periodo comprendido entre la caída del Imperio Romano y el descubrimiento de América fue el más tenebroso de la historia humana, caracterizado por persecuciones, matanzas, guerras y condenas, bajo el dominio de la cruel y siniestra Inquisición, de cuyas fechorías no se salvaron ni los gatos.

Estos felinos fueron acusados de ser desleales, falsos, diabólicos y cómplices de las brujas, que debían ser exterminados por su relación con el maligno, de las formas más espantosas, como decapitación, apaleamiento, desuello, lapidación, despellejamiento, descuartizamiento o aplastamiento.

Estas atrocidades se mezclaban con otras más elocuentes, como hogueras donde los gatos eran quemados vivos; con ollas, donde eran hervidos en aceite; con iglesias, desde cuyas espadañas eran arrojados contra el suelo; o con casas, donde eran emparedados vivos para ahuyentar los malos espíritus.

La superstición rural llevó a los campesinos a incinerar gatos para fertilizar el campo, arrojando sus cenizas sobre la tierra cultivada, al tiempo que aseguraban  la fecundidad de los animales que pisaran las cenizas, siendo acusadas de herejes, expropiadas y torturadas, las personas que tuvieran felinos.

Pero los inquisidores no repararon en las consecuencias de la aniquilación, pues el exterminio de los gatos provocó una proliferación incontrolada de ratas de tal calibre que se llevó por delante a treinta millones de personas, con motivo de la peste negra transmitida por tales roedores.