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¿ VENCERÁ LA DESMEMORIA ?

¿ VENCERÁ LA DESMEMORIA ?

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Desde que el primer bípedo comenzó a dar sus pasos por la tierra, las calamidades acontecidas en la historia de la Humanidad han sido provocadas por la ambición del ser humano y su desmemoria, grandes vencedores y responsables de las sucesivas guerras, disputas, fracasos, quiebras, desencuentros .…y errores, cometidos por la raza humana.

Arrinconar experiencias y olvidar lo sucedido en tiempo pasado son algunas veces las causas de múltiples desgracias y adversidades, acompañadas de arrepentimientos posteriores sin solución posible, ni moviola que nos haga retroceder al momento en que se tomaron las decisiones que nos llevaron al fracaso.

Quien mantiene viva la memoria no se deja embaucar con palabras embriagadoras que contradicen los hechos reales que han sucedido, por mucho que los publicistas repitan mentiras con intención de convertir en verdades lo que se ha demostrado falso en la historia de los contadores de cuentos.

Estemos, pues, atentos, y tengamos la memoria alerta en este tiempo de ejercicios espirituales políticos, sin dejarnos seducir por mitineros cantos de sirenas, ni embaucar con promesas por cumplir, porque una vez introducida la papeleta en la urna el retorno es imposible y la frustración por el error cometido golpeará con sonrisa de conejo nuestras almas decepcionadas.

Huir de las palabras que desmientan la realidad; escapar de promesas oscurecidas por los hechos; esquivar mentiras sustitutivas de verdades; vencer la amnesia que nubla los recuerdos; y evitar que la farsa se apodere de la voluntad, será el mejor camino para que mañana no venza la desmemoria.

QUEBRADIZOS PILARES SOCIALES

QUEBRADIZOS PILARES SOCIALES

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Parafraseando a Groucho Marx, propongo algunos pilares quebradizos que considero sustentadores de la sociedad actual, aceptando que quien esté en desacuerdo con ellos pueda cambiarlos por otros, que tendrán la validez que los discrepantes quieran otorgarles.

Entre los posibles asientos inestables donde reposa la vida española, propongo cuatro de ellos con carácter preferente: incultura, desmemoria, indiferencia y contumacia, abriendo las puertas a todas las proposiciones que quieran añadirse a estas cuatro rotaspatas sustantivas, responsables de nuestros males.

Incultura, porque la ignorancia es la causa de muchos males endémicos tradicionalmente instalados en este país, pues el desconocimiento y la falta de reflexión colectiva es aprovechada por los depredadores para beneficiarse de la torpeza ciudadana, en ámbitos políticos y religiosos, sin que los manipulados puedan hacer nada para evitar abusos y mentiras de los explotadores mentales.

Desmemoria, porque el olvido de tragedias pasadas y descalabros colectivos no ha evitado la repetición de los mismos tropezones como hubiera sucedido guardando memoria de ellos, lo que explica las sucesivas guerras civiles padecidas durante siglos, los repetidos engaños en los programas electorales, la ingenua credulidad de mentiras institucionales y la reproducción encadenada de los mismos errores.

Indiferencia en la clase dirigente ante las desgracias ajenas, porque la empatía no es una de sus virtudes ni la solidaridad forma parte de sus mandamientos sociales, estando todos los miembros de la banda dominados por una codicia desmedida, el engaño por bandera, la ambición de poder en el norte de las urnas y la prestidigitación del garrapiñe en el orden del día de todas sus reuniones.

Finalmente, la contumacia de los perversos es la clave de su victoria, aunque los contumaces se lleven por delante todo lo que encuentran a su paso, menos a ellos mismos que resisten, porque la experiencia demuestra que en esta tierra triunfan los que persisten en sus envites, los que provocan temporales y  dan empujones, porque los sufridores se lo permiten.

RECOSTADO EN LA DESMEMORIA

RECOSTADO EN LA DESMEMORIA

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De la misma forma que mi poeta de la adolescencia no tenía explicación para sus fiebres, es difícil adivinar las razones por las que algunas veces se nos cuelan de rondón ciertos duendecillos, desempolvando recuerdos en el desván de la memoria, que nos envuelven en penosa melancolía de antigua mala historia olvidada.

Presencia sin vanagloria que reduce a un punto las profecías de bonanza, encorsetando la esperanza a lo impredecible sin premeditación alguna y tirando abajo las puertas de la desmemoria que clausuran detestables recuerdos, pretendiendo inútilmente hacer imposible la resurrección de personales historias indeseables de fracasados amores.

Recostarnos en la cara oculta de la memoria donde la negrura da paso a la desmemoria del luto, no es el mejor camino para la bonanza, porque corremos el riesgo de sufrir extrasístoles anímicas con presagio de fractura y anticipo de estéril rebeldía ante malaventuras vividas con la frustración de inevitable desconsuelo y acechanza de penumbra en el desesperanzado horizonte, por golpes de malhadado azar.

Tanta nostalgia empobrecida ha traído hoy a mi bitácora el encuentro fortuito con unas páginas perdidas entre mis papeles, escritas en el destierro vital, cuando la redención se antojaba quimera y el futuro era un punto negro que anticipaba  naufragio.

Son ellas la causa de mi pasajero abatimiento y el origen de estos versos que hoy dejo aquí abandonados, con el desprecio que se tiran a la papelera del olvido las experiencias despreciables de la vida.

Recuerdo, a veces,

olvidando el olvido,

recuerdos.

Los otros, los que olvido,

cuando a veces los recuerdo

ignoro por qué han venido.