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Etiqueta: cruzada de liberación

18 DE JULIO

18 DE JULIO

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Recordamos hoy el septuagésimo octavo aniversario del golpe de Estado militar que llevó a nuestros padres, abuelos y vecinos a pegarse tiros entre ellos en una guerra civil, llamado eufemísticamente “Movimiento nacional” o “Cruzada de liberación” por los nacionales, en un intento de implicar a Dios en la barbarie.

Detestable acontecimiento que bien merece alguna aclaración de verdades que estuvieron ocultas en los libros de texto impuestos por la dictadura a los de mi generación.

  1. Historiadores como Juliá y Casanova calculan que no murieron un millón de personas, sino cerca de 600.000, de los cuales 130.000 corresponden a la represión “nacional” y 50.000 a la “republicana”, añadiendo además 45.000 muertos por hambre y enfermedades, 500.000 exiliados y 270.000 encarcelados, ejecutándose a 50.000 personas entre 1939 y 1946.
  2. La frustración generada por el fracaso de los gobiernos republicanos al intentar cambiar a la vez la educación, el Ejército, el reparto de la tierra, la Iglesia y las relaciones laborales, unido a las profundas diferencias ideológicas de los dos bandos, condujeron al golpe de Estado, pero no a la guerra civil que vino después.
  3. Guerra civil que tuvo lugar simplemente porque fracasó el golpe de Estado en su intento de hacerse con el poder y derrocar el régimen republicano, debido a la división que se produjo en el seno de las fuerzas armadas y de seguridad, unido a la resistencia popular.
  4. La contundente victoria de los “nacionales” fue por sus mejores tropas y mayor unión, junto a la aportación de material bélico, suministros, diplomacia, capital y logística, de italianos y alemanes, a favor de la causa “nacional”, con la inhibición de las democracias occidentales, salvo la tímida intervención soviética y las Brigadas Internacionales.
  5. Al conflicto militar, se unió la internacionalización de la guerra, las luchas de clases y los enfrentamientos religiosos, haciendo imposible toda negociación para alcanzar la paz.

Esto es lo que hoy dice la historia, sabiendo que esta nunca es pura, limpia y objetiva, como dijo Edward H. Carr, ni puede presentarse la verdad “sin mancha ni pintura”, porque la certeza absoluta es inalcanzable. Pero intentamos hoy en esta bitácora aportar algo de verdad, junto al luctuoso recuerdo de la página más negra de la moderna historia de España, para nunca más vuelva a repetirse.

DÍA DE LA DERROTA

DÍA DE LA DERROTA

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Durante 36 años se estuvo celebrando en España el «Día de la Victoria», en recuerdo al último parte de guerra emitido por Franco el 1 de abril de 1936 anunciando el final de la guerra incivil, con el desarme y cautividad del ejército constitucional, sin percibir que en realidad se conmemoraba el «Día de la Derrota», porque en una guerra civil los dos bandos salen derrotados, dejando miles de padres, hermanos y vecinos, muertos en las trincheras y cunetas.

También hace hoy setenta y cuatro años que firmaba el general Franco el decreto urgente de construcción en Cuelgamuros de una gran cruz que desafiara el tiempo y el olvido, para perpetuar la memoria de los “nacionales” que cayeron en la gloriosa Cruzada de Liberación, con el fin de recordar a las generaciones futuras la obligación de rendir tributo de admiración a quienes lucharon por una España mejor, como rezaba el decreto.

Años después, el miércoles 1 de abril de 1959, para festejar el veinte aniversario de la victoria, fue inaugurado el monumento por el «caudillo», ante cuarenta mil personas que le oyeron decir: “En todo el desarrollo de nuestra Cruzada hay mucho de providencial y milagroso. ¿De qué otra forma podríamos calificar la ayuda decisiva que recibimos de la protección divina”, advirtiendo amenazante que la anti-España fue vencida y derrotada, pero que no estaba muerta.

La enorme Cruz del Valle que marida política y religión, enlaza amor y muerte, une cruz y espada en alarde victorioso, es un gran monumento a la derrota y al fracaso, porque tan triste es una guerra perdida como una batalla ganada, especialmente si los familiares de uno y otro bando ponen los muertos.

Urge, pues, pasar página a la barbarie, pero sin olvidarla para evitar repetirla como avisó ayer frívolamente Ronco Varela. Es perentorio imponer el acuerdo político, mediático y vecinal. Apremia el esfuerzo unido en causas comunes. Es hora de dar descanso en su sitio a los muertos desmemoriados. Es el momento de enterrar para siempre radicales discrepancias, porque es mucha la sangre derramada sobre la piel de toro en discordias civiles a lo largo de la historia.