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PECADOS ANTIDEMOCRÁTICOS

PECADOS ANTIDEMOCRÁTICOS

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A la voz de los mandamases políticos, se une la de poderosos financieros, influyentes periodistas y dirigentes sociales, hablando de crisis económica por todas las esquinas del reino, cuando realmente la crisis que padecemos es democrática, no pesetera, siendo ésta una consecuencia inmediata del fracaso democrático.

En nombre de la democracia se han cometido atropellos inimaginables y estafas sin precedentes. La mentira se ha institucionalizado. Los depredadores han ocupado atalayas de poder. La prepotencia se ha instalado en los despachos. El nepotismo se ha hermanado con el amiguismo para hacer de la incompetencia, doctrina. Y el poder de las urnas ha suplantado al talento y la sabiduría.

Los pecados capitales de muchos dirigentes no han sido sus fechorías, ni la insolidaridad exhibida, ni las trampas realizadas, sino la aparente legalidad con que han disfrazado la subversión democrática practicada, pervirtiendo sus fundamentos y desestabilizando los cimientos, con actitudes antidemocráticas disfrazadas de ortodoxia.

Caen los dirigentes políticos en la grave irresponsabilidad de mostrar comportamientos autocráticos perjudiciales para la cultura democrática que debían incentivar, porque sin pedagogía democrática es muy difícil democratizar la sociedad. La democracia es transparencia, honestidad, verdad, servicio público, independencia judicial, voluntad popular, y competencia, siendo la falta de ejemplaridad democrática el camino más directo para acercar el país al absolutismo del siglo XIV.

OBRAS DE INMISERICORDIA

OBRAS DE INMISERICORDIA

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El problema que tenemos en España no es de recesión económica, ni de contaminación política, ni de usura bancaria, ni de dominio financiero, sino de quiebra de valores humanos, fragmentados por ambiciones, estafas, corruptelas y politiquerías de diferente especie, siendo la crisis que nos atenaza la consecuencia directa de la codicia imparable ejercida por una selecta minoría.

Estamos asistiendo a una perversión moral, ética y estética que amenaza con devastarlo todo, sin dejar piedra sobre piedra, ni títere con cabeza, porque estamos en manos de un poderoso grupito de titiriteros morales y trileros, que juegan con el futuro de la gran mayoría de ciudadanos.

El catecismo social de la crisis nos propone estafar la vecino, engañar al que no sabe, aplaudir al sinvergüenza, quitar el pan al hambriento, beber el agua del sediento, desahuciar al peregrino, redimir al explotador, despreciar al marginado, indultar al tramposo, votar al corrupto, desnudar al vestido, expulsar al inmigrante y quitarle la venda a la justicia para que el desfile interminable de porquería y podredumbre ocupe un lugar privilegiado en la vida social.

Se nos va el tiempo y las fuerzas en ver a millonarios futbolistas dar patadas a un balón, en vez de dar nosotros millones de patadas a cuanto nos impide salir del lodazal en que estamos sumergidos, sin posibilidad de liberarnos de las arenas movedizas que nos acabarán engullendo, como no formemos una cadena solidaria para salvarnos.

Es hora de abandonar politiquerías de izquierdas y derechas. Es hora de entendernos incrédulos y creyentes. Es hora de unirnos todos los colorines de razas y culturas. Es hora de formar bloque contra ese pequeño grupo que se beneficia de nuestra dispersión, haciéndonos comulgar con indigeribles ruedas de molino, para que el peso nos impida levantar el vuelo.

INVERSIÓN DEL MIEDO

INVERSIÓN DEL MIEDO

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La crisis que azota a los ciudadanos de las clases media y baja está siendo una buena escuela de aprendizaje conductual en el ámbito socioeconómico, con inversión radical de comportamientos entre la clase dominante y la inmensa mayoría de ciudadanos dominados por los dominadores.

La historia universal refleja claramente que los poderosos nunca hicieron gratuitamente concesiones a los plebeyos, sino que el pueblo tuvo que luchar para conseguirlas, en algunos casos derramando sangre propia y cortando cabezas rectoras, estafadoras, explotadoras y abusadoras.

La clave estuvo en sembrar incertidumbre de futuro en los mandamases con el fin de paralizar todas las acciones de los patronos tendentes al abuso de privilegios, dominio de voluntades ajenas  y desprecio sistemático de los derechos humanos.

Las revoluciones populares acabaron con el absolutismo, liberaron a los esclavos de sus cadenas, hicieron posible la democracia, conquistaron derechos laborales, y lo que es más importante, inocularon el miedo en el alma de la clase dominante.

Hoy se ha invertido la situación y el miedo se ha hospedado en casa de los pobres que soportan resignadamente los azotes de la privilegiada clase dominante, sabedora de la impunidad que le otorgan las rendijas legales, la protección que reciben de las fuerzas de seguridad que paga el pueblo y la caterva de cómplices que gobiernan para ellos, se benefician de ellos y forman parte de ellos.

CRISIS DE ENCASTE POLÍTICO

CRISIS DE ENCASTE POLÍTICO

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Los que vivimos en esta “ganadería de ganaderos”, como llamó el maestro a la tierra charra donde pacen cuernos de fiesta nacional, hemos pisado más de una vez las dehesas de toros salmantinos donde esperan turno de embarque reses bravas que alimentan las pasiones taurinas y antitaurinas por toda la piel de toro, desde Gata a Finisterre.

Cuando los morlacos de algún “hierro” pierden el encaste que les caracteriza, y los toros ruedan por el suelo al primer capotazo, flojean de remos con un simple quiebro y se olvidan embestir a la franela que pone delante de ellos un muñeco trágico, se dice que la ganadería está pasando por una “crisis de encaste”.

Algo parecido ocurre en la tragedia nacional, donde la casta política está pasando por una grave crisis que a todos nos afecta, llevando su cotización en las plazas ciudadanas a límites insospechados bajo cero, llegando a pagarse la carne de político a precio de saldo, como dice la etiqueta que figura en la Botella que mezcla zumo de pera con manzana.

La falta de encaste político en las poltronas oficiales no se debe al terciopelo de los respaldos, sino a la carcoma que se ha transmitido de butaca en butaca hasta el alma de los descastados políticos, aunque el registrador de la propiedad se empeñe en registrar nuestros bolsillos en busca de la culpa que a ellos corresponde, por mucho que señalen con el dedo a los mensajeros y condenen al sufrido pueblo con argumentos más falsos de sus promesas electorales.

MISSING

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Un buen amigo de los que empluman con papeletas la gaviota en cada proceso electoral, anda como alma en pena por las esquinas lamiendo su decepción al ver los digodiegos populares y el mutismo de Rajoy, desaparecido en pleno hundimiento corruptivo.

Ahora resulta que Bárcenas ya no es Bárcenas aunque no haya dejado de ser Bárcenas hasta la semana pasada, ante el asombro del personal y el silencio del jefe de la banda que permanece “desaparecido”, mientras la señora Cospedal y sus muchachos intentan despistar a los ciudadanos con maniobras que interesan tanto al pueblo como a un cuadrúpedo la Crítica de la Razón Pura. Curioso fenómeno de escapismo, en el que todos se han escondido tras la cortina de humo artificial que se han fabricado, sacando de la chistera una comisión de investigación cuyo resultado no será otro del que va a ser.

Sucede que a ciertos políticos, la verdad y la honradez les genera graves erupciones en la piel, cuyas pústulas producen escozores aliviados solamente con juegos colectivos inventados por ellos en los que nos obligan a participar a los demás, bajo pena de ser decapitados por la guillotina del poder, ante la mínima discrepancia.

Rajoy lleva meses desparecido en el combate contra la crisis, optando más por pasatiempos derivados de sus contradicciones y engaños electorales, que por las cartillas escolares, las recetas médicas y la justa justicia, aunque con ello irrite a la mayoría, convenza a los ignorantes y despiste a los ingenuos, permitiendo que los oportunistas llenen sus bolsillos y los usureros desahucien a los desvalidos, mientras la hambruna peregrina por los contenedores.

Vive el presidente en su torre de marfil alejado de toda contaminación social y rodeado de culturetas, convirtiendo crudas realidades, en idílicas novedades virtuales. Troca injustas reformas laborales en éxitos de gestión. Aprovecha pretextos injustificados para escamotear su incapacidad. Hipoteca las hipotecas con hipotéticas soluciones. Golpea más veces en la herradura que en el clavo. Desenchufa los micrófonos en los debates populares. Intercambia atropellos legales con sentencias judiciales. Y canjea papeletas electorales, por sabe Dios qué.

Ahora sólo resta confiar en la inteligencia del pueblo, el valor de los jóvenes y la indignación de los indignados, para ganar el futuro soportando la carga, sin permitir que los ciudadanos se conviertan en un nuevo juguete político de quien escurre el bulto lastimosamente ante el pueblo que gobierna.

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

Hoy, que la fortuna tocará el timbre de unos pocos agraciados con las bolitas de la lotería, mientras la pobreza continuará dando rotundos aldabonazos en las puertas resquebrajadas de la mayoría silenciosa, me gustaría saber cómo contará la historia el origen de la crisis que estamos sufriendo, a quiénes culpará de la misma, qué juicio merecerá la actitud del Gobierno y cuál será la repuesta final que dará el pueblo, después de permanecer en silencio sufriendo castigo con la resignación de carneros moribundos.

Me gustaría saber qué dirán los futuros manuales de sociología sobre la parálisis ciudadana que nos impide llevar la revolución popular más allá de las pancartas, las protestas y los gritos callejeros.

Me gustaría saber el análisis que harán los psicólogos sobre los bloqueos mentales de ciudadanos que les impiden llegar a la insumisión, pretestando obediencia debida a órdenes que van en contra de su conciencia.

Me gustaría saber si la Iglesia pedirá perdón en el siglo venidero por dejar a un lado el evangelio liberador de la hambruna y ocuparse del matrimonio homosexual, olvidando la misión que su Dios le tiene encomendada.

Desconociendo estas respuestas, me gustaría que existiera el infierno porque eso consolaría la indignación popular, sabiendo que politiqueros, estafadores, usureros y corruptos, recibirían el castigo del fuego eterno, por mucho que ahora se den golpes de pecho en los reclinatorios, con la bendición de una Iglesia que mira para otro lado, mientras toma chocolate con churros en casa de los depredadores.

¿COBRADORES DEL FRAC? NO, GRACIAS

¿COBRADORES DEL FRAC? NO, GRACIAS

Algo empieza a moverse en el único poder del Estado que es profesional, apolítico e independiente, porque los otros dos poderes van sobrados de contaminación de política, incompetencia y servilismo.

Son los jueces quienes están dejando oír su voz en esta crisis, convirtiéndose en nuestra única esperanza de redención, porque sólo sus sentencias pueden limpiar el país de corruptos, mangantes, tramposos, cínicos y estraperlistas.

Reunidos ayer en Barcelona los 46 jueces decanos, no se conformaron con apoyar incondicionalmente el informe antidesahucios elaborado por el grupo de trabajo designado por el CGPJ, sino que dieron un paso más poniendo sobre la mesa social el primer brote verde real negándose a ser “cobradores del frac”, es decir, matones descarados al servicio del poder ejecutivo para hacer la tarea sucia a los usureros, ante la pasividad del poder legislativo.

Gracias señorías por su señorío, en nombre de los miles de desahuciados que están asomados a los balcones de sus casas a la espera del ángel exterminador para arrojarse contra el asfalto. Y gracias en nombre de la sociedad por su ejemplo de honestidad, valentía, solidaridad y dignidad.

Sólo queda pedir a Pablo Ruz, juez instructor del caso Gürtel; a  José Castro, responsable de investigar las andanzas del yernísimo; a Fernando Andreu, indagador de los trapicheos de Bankia, y a todos los jueces que tienen entre sus manos los casos de corrupción, que cierren bien todas las rendijas legales para que no escapen de la trena los mangantes, porque ese puede ser el primer paso de la regeneración ética que necesitamos, para que este país abandone de una vez la impunidad donde se refugian los sinvergüenzas de guante blanco.