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INQUISIDOR TORQUEMADA

INQUISIDOR TORQUEMADA

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No sabemos con certeza el día y lugar de nacimiento del dominico Tomás, pero es muy probable que viniera al mundo católico en el pueblo palentino de Torquemada con el que la historia conoce a este fraile confesor de los católicos reyes, que tanto ayudó a los monarcas a quemar herejes y falsos conversos, desde que el papa Sixto IV promulgó la bula exterminadora.

En cambio, sabemos que pudo ser un día como hoy de 1483, cuando el papa lo nombró oficialmente Inquisidor General de España, tras llevar algunos años ejerciendo tan honorable oficio, chamuscando discrepantes en las piras, torturando librepensadores y encerrando en mazmorras a los disidentes, por mandato de la pantalonera Isabel.

Su afán persecutorio y aniquilador mereció las bendiciones papales, los aplausos reales y las oraciones clericales que le llevarían al cielo en recompensa por los servicios prestados a la causa, con tan esmerado celo que consiguió averiguar en sus interrogatorios quién descubrió la penicilina, llegó primero a la luna, mató a Manolete y ganó el mundial de Brasil, con métodos persuasivos que hacían cantar a los mudos.

Por sus manos pasaron hombres y mujeres; creyentes y descreídos; herejes y fieles; clérigos y seglares; judíos y católicos. Pasaron todos los ciudadanos que cayeron en sospecha del inquisidor o sus espías, salvo los obispos y cardenales que eran juzgados en Roma, previa acusación de don Tomás, que sembró el terror en la católica, cruel, intolerante y represiva España, de los reyes más católicos que imaginarse pueda.

SOLEDAD BARRET VIEZMA

SOLEDAD BARRET VIEZMA

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Soledad era nieta del escritor Rafael Barrett, de quien aprendió que si el Bien no existía, había que inventarlo. Tan aplicada alumna, pasó la vida intentando hacer realidad el deseo del abuelo allá por donde pasó, hasta ser asesinada en Recife el 8 de enero de 1973 a manos de la policía brasileña, cuando apenas contaba 28 años de edad y portaba en su alma el romanticismo militante que aprendió del patriarca.

Su muerte inundó de lágrimas las calles de Asunción, doloridas por la brutalidad que cercenó la vida de una joven inteligente, comprometida, solidaria, valiente y generosa, con secundarios añadidos de natural belleza, destacado encanto personal, garganta de cantante y graciosas cualidades para la danza paraguaya, que deslumbraban a quienes se dejaban cautivar por la magia de su voz y sus pies.

Luchadora por la justicia social, redentora de los oprimidos y sensible al dolor ajeno, su integridad moral sin fisuras la llevó al martirio, cuando siendo dirigente estudiantil en Montevideo, sufrió en julio de 1962 los arañados de la intolerancia, al ser raptada por un grupo neo-nazi que grabó a cuchillo en su cuerpo varias cruces gamadas, por negarse a gritar consignas ultraderechistas. Detestable acto que abrió las puertas a la violencia del régimen militar, obligándola a emigrar a Cuba donde contrajo matrimonio y tuvo una hija, con el revolucionario brasileño José María Ferreira.

El asesinato de su marido en Brasil estimuló su lucha contra la dictadura con mala fortuna, pues cruzó su vida en la clandestinidad con el cabo Anselmo, amigo de su marido, de quien se enamoró sin sospechar que se trataba de un agente infiltrado al servicio de la policía, delator de Soledad.

La vileza de Anselmo le llevó a denunciar sistemáticamente durante casi dos años a decenas de compañeros, para entregarlos a la tortura y la muerte, llegando su traición a señalar con el dedo sin reparo a los seis miembros del grupo donde estaba infiltrado, entre los que se encontraba Soledad, embarazada de un hijo suyo.

Los seis fueron apresados, torturados y asesinados. La abogada Mercia Alburquerque que logró entrar al depósito de cadáveres del cementerio de Santo Amaro, dijo: «Soledad, desnuda, tenía a su alrededor mucha sangre y a sus pies un feto».

Historia ya olvidada que traigo hoy a mi bitácora con el alma encogida, al recordar el injusto final de una mujer excepcional que luchó, amó y fue traicionada por el padre del hijo que llevaba en su seno.

PÉREZ ESQUIVEL

PÉREZ ESQUIVEL

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Felicitamos al bonaerense ciudadano del mundo Adolfo Pérez Esquivel, que cumple hoy 82 años jóvenes años, y nos felicitamos a nosotros mismos por la dicha de tenerlo a nuestro lado, luchando juntos por la armonía mundial que le hizo merecedor del Premio Nobel de la Paz hace 33 años, cuando este pacifista tenía callos en el alma de combatir por los derechos humanos, la democracia y la autodeterminación de los pueblos del sur.

El pasado 16 de octubre gritaba al mundo desde las redes sociales que la democracia no consiste en poner el voto en una urna. Días después escribía dos cartas a Putin, – una de ellas individual y otra colectiva junto a 11 premios Nobel – pidiendo la liberación de los activistas de Greenpeace, detenidos en Rusia por protestar contra la explotación petrolera de la empresa Gazprom. Y sin tiempo para respirar, nos pedía luchar por una democracia participativa, igualitaria y creativa.

Hijo de pescador gallego, con prematura orfandad de madre y nieto de india guaraní orientadora de sus pasos antes de caer en manos de los franciscanos que le obligaron a redescubrir la doctrina católica universal, alejándola de todo sectarismo, mientras vendía periódicos, hacía recados, cuidaba jardines, esculpía, tallaba madera y pasaba hambre.

Enamorado de Amanda, hicieron hogar común el escultor y la pianista, compartiendo la defensa de los desfavorecidos a través de la violencia pacífica, comprometiéndose con todas las organizaciones humanitarias que le salían al paso, para hacer efectivos sus principios cristianos, aderezados con los idearios de Gandhi y Luther King.

Detenido y encarcelado en Brasil y Ecuador, salió fortalecido de las cárceles para enfrentarse a la brutal represión de Videla en defensa de los derechos humanos, la liberación de los encarcelados y la aparición de los desaparecidos, junto a las madres y abuelas de la plaza de mayo, siendo torturado en la cárcel durante 14 meses, sin proceso judicial alguno.

Años después promovió el juicio contra la dictadura argentina y la anulación de la Ley de obediencia debida y punto final, que permitió sentar en el banquillo a Videla y sus secuaces, gritando con Sábato: “¡Nunca más!”, para terminar ocupando la cátedra de «Cultura para la Paz y los Derechos Humanos», en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad bonaerense, tras publicar varios libros, hacer valer su arte y recibir doctorados universitarios honoríficos en varias universidades de Estados Unidos, Japón, Argentina, Bolivia, Perú, Brasil y Barcelona, manteniéndose a la espera de que el reino de Dios se haga realidad en el mundo.

PAULO FREIRE

PAULO FREIRE

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El querido Paulo Freire tendría hoy 92 años si un golpe de infortunio no se lo hubiera llevado por delante en mayo de 1997, cuando su historia personal cumplía 75 años de vida entregada a la educación de analfabetos y la liberación de oprimidos ignorantes, recordando el hambre que pasó en su casa de Recife durante la depresión de 1929.

Los más beneficiados de sus enseñanzas fueron 300 cortadores de caña de azúcar que aprendieron a leer y escribir en 45 días ayudado por su mujer Elza, inseparable compañera que estudió, luchó, trabajó, revolucionó y sufrió junto a él, cuando Paolo fue encarcelado en 1964 acusado de traidor por militares golpistas, sumisos al dictador Humberto.

Una vez liberado, comenzaron juntos el peregrinaje con sus cinco hijos por diferentes países, exiliándose primero en Bolivia y luego en Chile, siendo invitado a pisar las aulas de la prestigiosa Universidad de Harvard en 1969, tras leer sus dirigentes “La educación como práctica de la libertad” y “Pedagogía del oprimido”, regresando a Brasil en 1980.

El pensamiento político-pedagógico de Paulo se armoniza con sus fuertes convicciones cristianas, a partir de las cuales promovió una educación humanista facilitadora de la transformación social, pues educación no es domesticación sino a la liberación personal y social, desarrollando una conciencia crítica y comprometida con la realidad vital.

Paulo Freire no pudo aceptar el perdón solicitado por el Gobierno de Lula en 2009, sencillamente porque había muerto. Tampoco ha podido inaugurar los miles de escuelas que llevan su nombre por el mundo, con la obligación de expandir su pensamiento en los Consejos de Ministros, diciéndole a los jefes de los cinco continentes, que la palabra transformará el mundo y la cultura no es patrimonio exclusivo de la burguesía.

Repite Paolo que los ignorantes son hombres y mujeres cultos a los que se ha negado el derecho a expresarse y por ello se ven sometidos a una «cultura del silencio», sabiendo que la educación no cambia el mundo, pero cambia a las personas que van a cambiar el mundo, porque todo acto educativo es un acto político y la única forma de enseñar a amar, es amando, pues el amor es la transformación definitiva.

TURISMO SEXUAL

TURISMO SEXUAL

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Anunciaba Lamarck en 1809 que los cambios medioambientales provocaban nuevas necesidades en los seres humanos, lo cual hace pensar que el incremento de soltería, divorcios y separaciones matrimoniales crea necesidades naturales que hoy los españoles satisfacen al descubierto, con luz y taquígrafos, y no como sucedía en mi juventud que los mismos hechos ocurrían a cencerro tapado.

El mismo naturalista francés afirmaba que el uso continuado de un órgano favorecía su crecimiento, de ahí la expresión “la función crea el órgano”, ocasionando el desuso prolongado del mismo su disminución, pudiendo llegar a la desaparición del miembro.

Muchos españoles, amantes de la patria y sabedores del riesgo que corre la supervivencia del país por falta de aparatos reproductores si estos no se usan, se han lanzado a la feliz tarea de expansionar y flexibilizar, cuanto más mejor, los cimbreles y cavernas, provocando un aumento de turismo sexual, que evita sonrojos y cuernos en los dinteles sociales y domésticos.

Mi convicción personal en la gratificante sorpresa del encuentro amoroso, el placer generado en el encantador juego de la seducción mutua y la íntima confluencia con la persona amada, me han tenido siempre alejado del frío intercambio de dinero por sexo, en todas sus modalidades, versiones y circunstancias.

Con este equipaje en mi ánimo vital, tengo que abandonar la ironía y ponerme el sombrero rojo para denunciar el incremento del turismo sexual, que ya no se conforma con satisfacer tan elemental, placentero y necesario instinto, con personas que voluntariamente venden su carne en escaparates.

Hoy se va más lejos y el consumo sexual ha exigido poner en el mercado un millón de púberes de ambos sexos que venden su cuerpo, y son explotados en zonas turísticas de Brasil, Tailandia, Estados Unidos, India o las paradisiacas playas caribeñas donde se subastan niñas vírgenes al mejor postor.

Prostitución infantil repartida en burdeles y calles del norte y sur del mundo, de la que se enriquecen traficantes, mediadores, agencias de viajes, chulos, paidófilos, pervertidos, estraperlistas y negreros que ya no distinguen el color de la piel que venden en los lupanares.