Navegando por
Etiqueta: bancarios

PARAÍSO BANCARIO

PARAÍSO BANCARIO

images

Junto al paraíso celestial y los paraísos fiscales, alejados de los pedestres ciudadanos, hay un paraíso bancario que es vecino nuestro, pasea a nuestro lado y trabaja en la esquina de enfrente, aunque las acristaladas puertas de sus despachos sean infranqueables a la mayoría de mortales que depositamos nuestro dinero en sus cajas fuertes, para que los obedientes gestores nutran los cofres de los patrones con nuestro sudor.

Son los paraísos bancarios puertas giratorias para quienes nos gobiernan, tras acatar disciplinadamente las órdenes de los rectores financieros, según los cuales saldremos de la crisis engordando con impuestos las mal nutridas arcas bancarias, porque los directores y consejeros han metido mano en la caja, se han otorgado sueldos millonarios y han comprometido con ellos mismos indemnizaciones de escalofrío.

Los engaños, estafas y malas prácticas bancarias han producido más de quinientas sentencias condenatorias a bancos y Cajas. Pero que nadie se emocione de alegría porque ningún banquero ni cajero pasará la vida en la cárcel como merecen, librándose la mayoría de ellos de pisar las celdas, protegidos por una impunidad insultante.

Epidemia de corrupción y engaño que llevó a confiados impositores a invertir más de ¡22.000 millones! de euros en repugnantes acciones preferentes que sirvieron para enriquecer a los tramposos, reduciendo dividendos a los accionistas, cobrando intereses abusivos, incrementando las comisiones y especulando con el dinero recibido del BCE, que debía emplearse para ayudar a los ciudadanos y empresarios menores.

Necesitamos saber los sueldos, dietas, indemnizaciones, gratificaciones y jubilaciones que se han autoadjudicado estas sanguijuelas para aplastarlas de un pisotón en su propio estercolero moral, antes de los jueces los exculpen o el Gobierno injustamente los indulte tras una merecida condena judicial, como hizo Zapatero con el megamillonario banquero Sáenz.

Aparte de sueldo y otras zarandajas, este sujeto – por citar un ejemplo entre todos ellos – tiene reconocida una pensión de 88,17 millones de euros con un seguro de vida de otros 11,1 millones en caso de invalidez, que suman 99,2 millones, es decir, el sueldo de un cirujano, juez, catedrático o similar, durante 2.000 años, o lo que ganaría un mileurista en 8.000 años de vida.

INDEMNIZACIONES CIUDADANAS

INDEMNIZACIONES CIUDADANAS

Con más mérito que los aterciopelados usureros bancarios y políticos de bisutería, reclamamos los ciudadanos las indemnizaciones personales que nos corresponden, tras oírle decir a un popularísimo dirigente popular que tales concesiones sólo se otorgan a directores de empresa, consejeros de entidades bancarias y dirigentes políticos de alta gama.

Este desvergonzado politiquero desconoce la hermosa leyenda medieval de Gonzalo Fernández, cuando el católico Fernando exigió cuentas al de Córdoba, y éste le remitió la factura detallada con la misma indignación que reclamamos, siglos después, las siguientes indemnizaciones a cada ciudadano:

Por pañuelos gastados en enjugar lágrimas de impotencia al ver incompetentes depredadores en Cajas de Ahorro cobrar sueldos e indemnizaciones insultantes: solicitamos un millón de euros.

Por vendajes y cicatrizantes para curar heridas en las palmas de las manos de tanto apretar los puños ante las injusticias sociales, económicas y políticas: requerimos dos millones de euros.

Por antiinflamatorios para gargantas desgastadas y rotas de tanto gritar en las manifestaciones tras de las pancartas, sin ser escuchados: pedimos millón y medio de euros.

Por empapaderas para recoger las secreciones de pesadillas nocturnas y el sudor de los trabajadores que nutre las cuentas corrientes de los patrones: demandamos cinco millones de euros.

Por trajes protectores contra porrazos indiscriminados, arrastres por el suelo y pelotazos de goma disparados contra el pueblo indefenso: queremos tres millones de euros.

Y por la resignada paciencia de bueyes mansos con que toleramos los ciudadanos el hundimiento de la economía doméstica y el humillante paro, mientras políticos, banqueros, defraudadores, corruptos y usureros, mantienen sus privilegios, ingresos y beneficios: exigimos doscientos millones de euros.

Estas indemnizaciones pedimos, y sabed gestores de nuestro patrimonio, que nos sobra sangre para reclamarlas.

SUPONGAMOS QUE…

SUPONGAMOS QUE…

Más indignado que los “indignados”, me puse ayer a pensar en el mejor futuro que cabría imaginar para todos, haciendo reales los deseos que anidan en la gran mayoría de nosotros.

Así comencé a suponer qué pasaría si se produjera una insumisión generalizada en el país. Es decir, si los ciudadanos encargados de mantener el orden establecido por los dirigentes del sistema, dejaran las porras en casa, se vistieran de paisano y gritaran a coro con sus vecinos.

Supongamos, igualmente, que todos votamos en blanco en las próximas elecciones para gritar con silencio ensordecedor que “¡así, no!”.

Supongamos también que los jueces se remangan las puñetas y mandan a hacer puñetas entre rejas perpetuas a corruptos, politiqueros, estafadores y usureros.

Supongamos que los rescates bancarios, las indemnizaciones multimillonarias, los hurtos bancarios y las abultadas pensiones vitalicias, se entregaran al pueblo.

Supongamos que retornara a España el dinero perdido en paraísos financieros y se  recuperan los euros ocultos por fraude fiscal a la Hacienda pública.

Supongamos que desaparece la usurera banca privada y se nacionaliza el negocio especulativo financiero.

Supongamos que el gasto militar se empleara en mejorar la sanidad, promover la educación y dotar de recursos humanos y materiales a la justicia.

Supongamos que la Iglesia jerárquica cumpliera su misión redentora, poniendo su enorme riqueza al servicio de los pobres y condenando a los explotadores.

Supongamos que todos los trabajadores, privados y públicos, hicieran huelga indefinida, mientras se mantuviera el actual sistema de gobierno económico.

Supongamos, finalmente, qué pasaría si a los ciudadanos nos dierales da por tomar la Moncloa, como los franceses hicieron el 14 de julio de 1789 con la Bastilla, para acabar con este régimen, instaurando un nuevo orden social más justo, solidario, igualitario y libre, donde no existiera especulación con vidas ajenas, se repartiera equitativamente la riqueza, los más capacitados y honrados organizaran la vida comunitaria y el Estado del bienestar no fuera patrimonio exclusivo de una casta.