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Etiqueta: asco

ASCO DE SER HOMBRE

ASCO DE SER HOMBRE

Poco antes de morir, en plena contienda incivil, Unamuno escribió unas notas sobre la revolución y la guerra que tituló El resentimiento trágico de la vida. Páginas escritas con dolor, en las que criticaba agriamente a «hunos» y «hotros», describiendo el sentimiento que le provocaba tanta barbarie con la frase que da título a mi bitácora de hoy: «¡Da asco ser hombre!»

No es la la lluvia gallega de estos días, responsable de que mi estado de ánimo vaya naufragando por los charcos. Son las noticias que llegan a mi mesa las que agitan el espíritu y encolerizan el teclado del ordenador, para sangrar la decepción y desahogar el alma, en un momento en que muchos están comiéndose los cables de la luz por falta de alimento, como Charlot devoraba una de sus botas en “La quimera del oro”.

La especulación feroz de la necesidad ajena. El insaciable apetito de riqueza de los que van sobrados. El avance imparable de la pobreza y el paro. La falta de solidaridad. La corrupción Malaya. Los EREs. falsos andaluces aliñados con narices de platino. La mancha de aceite del caso Gürtel que amenaza con  llegar desde Gata a Finisterre. El piélago de Baleares con Matas matando ilusiones. El Palau de Cataluña con sus desviaciones de Palacio. El caso Pretoria con apretados millones en cada “pelotazo”. Los cadáveres de niños mutilados en Siria. La muerte por hambruna en el cuerno africano. Los mendigos que mueren de frío en las calles del mundo. El deshonesto remate a la portería real del yernísimo. La macabra especulación del Deutsche Bank jugando con la muerte de los ancianos. Y los cadáveres de niños abandonados en las calles de Al Houla por la más abominable crueldad contra indefensos ciudadanos.

Añadimos sueldos e indemnizaciones millonarias a incompetentes banqueros, pagados con dinero de los desahuciados. Enfermos que se mueren en las listas de espera de hospitales. Emigrantes limpiando los salivazos de la xenofobia. Opacos paraísos fiscales que guardan fortunas privadas superiores al presupuesto de algunos países. Intercambios de armas por drogas. Y privilegiados lujos del norte humillando la miseria sureña.

Horribles muertes de hambre, sangrías de animales, torturas indiscriminadas, órdenes que envían a jóvenes al matadero y jefes religiosos que predican amor fraterno con casullas bordadas en oro y anillos de esmeraldas, mientras guardan tesoros incompatibles con la doctrina que proclaman defender.

Además, gozamos de un fraude fiscal que limpio y blanqueado eliminaría el hambre en el mundo. Se explota a los indefensos y se desprecia a los marginados, son estafados los ignorantes, aumentan los abusos de poder, proliferan pederastas en acción y se comercia con personas.

El gasto militar, es decir, el dinero que empleamos en matarnos unos a otros asciende a 1.464.000.000.000 millones de dólares, cantidad suficiente para que todos los humanos que habitamos el planeta en 2012, tuviéramos la calidad de vida que cabe esperar dentro de cien años al selecto grupo de privilegiados.

Tal vez, algunos lectores no estén de acuerdo con el sentimiento expresado por Unamuno, pero sabed que más de uno de vuestros vecinos sienten ascos de la especie humana a la que pertenece, única que mata a sus semejantes por ambición de poder y dinero, al tiempo que se autoproclama racional.

CEDO LA PALABRA

CEDO LA PALABRA

Hoy cedo el espacio de este blog a dos amigas y tres amigos, seleccionados entre los 23 correos que he recibido con motivo de la sentencia condenatoria al juez Baltasar Garzón. Aquí os dejo sus opiniones:

Un compañero que estuvo conmigo Zurich me pregunta: «Paco, is it true that he was condemned to judge Garzon?»

Desde Valencia me dice una amiga: “Hoy siento vergüenza de ser española. Siento espanto a ser juzgada por  la justicia española ( si algún día, p.ej., me vuelvo majara o presa del Alzhaimer o simplemente despistada y salgo pitando de algún comercio sin pagar 3 euros. Sugiero  que nos declaremos apátridas si no queremos o no podemos salir pitando de esta España que creíamos superada. Las manifestaciones han sido pamplinas. Las adhesiones más pamplinas. Los e-mails, absurdas pérdidas de tiempo. Siento náuseas de las informaciones. Temo tener que renunciar (tiempo al tiempo, y poco) a la radio pública . Es para salir corriendo , sin rumbo claro, y no volver la vista atrás para nada. En fin, ¿alguien siente lo mismo? ¿Parecido? ¡¡¡Por  favor, decidme que sí!!!! «Si me queréis , irse». ¡¡¡Qué asco, qué asco, qué asco!!! Supongo que, ya que nosotros no habíamos sufrido ninguna guerra, ni exterminio, ni hambre… teníamos que pasar por algo gordo:  Le-voilà, la España actual. Saludos desde el diván del  psiquiatra”.

Uno de los amigos madrileños, me escribe: “Querido Paco: La unanimidad de los jueces me hace pensar que algo mal debió hacer el juez Garzón para ser condenado sin discrepancia entre los jueces. ¿Pero tan malo, tan malo, tan malo como para expulsarlo de la carrera judicial? No lo sé , chico. Te imagino cabreado y con ganas de reventar el blog contra las paredes del Supremo. Tranqui”.

Desde Barcelona recibo: “Supongo que te habrá jodido la sentencia a Garzón, pero es así y la tiene merecida. Cuando alguien se mete en una ratonera sabe que puede quedar atrapado en ella. A los divos que dejan de pisar tierra porque la vanidad los aleja de la realidad, suele ocurrirles estas cosas. Me alegro, Paco. Lo siento”.

La quinta amiga es más lacónica, pero no menos expresiva: “Yo que tenía la esperanza de ser juzgada algún día por Garzón, a partir de ahora seré buena para no caer en manos de estos”.

Por mi parte, sólo añadir decepción, indignación, impotencia, irritación y frustración, no por la sentencia en sí que los jueces sabrán, sino porque veo a los implicados en el caso Gürtel frotándose las manos, dándose abrazos y brindando con Moet Chandon porque esta sentencia anulará muchas pruebas y les permitirá seguir paseando su impunidad en limusina por la calle de Alcalá con la falda almidoná y los fajos apoyaos en la cadera.