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Etiqueta: Al Capone

PAUL MARCINKUS

PAUL MARCINKUS

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Desde las alcantarillas del Vaticano sube un hedor antievangélico de envidias, zancadillas, estafas, pedofilia, intrigas y perversiones doctrinales, que ha obligado al jefe de la organización a dejar la sede papal en manos de un capelo desconocido, y recogerse en un oratorio para rogar por la salvación del mundo.

No es la primera vez que la corrupción hace temblar los cimientos de la Iglesia llevándose por delante a su jefe, pues la prematura muerte del papa Juan Pablo I tuvo mucho que ver con la crisis del Banco Ambrosiano, cuyo máximo accionista y beneficiario de sus préstamos era el Banco del Vaticano, presidido entonces por el honorable banquero de Dios, cardenal Paul Marcinkus.

El Ambrosiano lavó dólares procedentes del narcotráfico turco y colombiano, comerció con dinero negro de la venta de armas americanas, colaboró con la mafia siciliana, surtió de dólares el sindicato polaco Solidaridad, nutrió la lucha anticomunista, abasteció a la contra nicaragüense y firmó cheques en blanco al terrorismo de la logia P-2 contra la izquierda italiana.

El capo del banco Vaticano, – llamado piadosamente Instituto para Obras de Religión (IOR) -, era un hombre fuerte que había sido guardaespaldas del papa Pablo VI con el sobrenombre de El Gorila, a quien le gustaba llevar siempre un puro habano en la boca como su paisano Al Capone.

Marcinkus se salvó de las rejas porque el Vaticano le protegió con la inmunidad diplomática que no merecía este criminal financiero, impidiendo las investigaciones y enviándolo a la diócesis de Phoenix en Arizona, olvidando al mismo tiempo su posible complicidad en el secuestro y desaparición de la niña Enmanuela Orlandi, hija de un empleado de la empresa divina.

Que Dios tenga en su gloria a Paul Casimir Marcinkus desde el 20 de febrero de 2006 y le colme en el cielo de la felicidad eterna, por los siglos de los siglos. Amén.

SOCIEDAD EN ESTADO DE COMA

SOCIEDAD EN ESTADO DE COMA

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Basta echar un vistazo por encima, sin profundizar en la realidad que envuelve nuestra existencia cotidiana, para darnos cuenta que la sociedad se encuentra en estado de coma, sobreviviendo con la respiración asistida que recibe de un pequeño grupo de justos que la salvan de la condenación eterna, como sucedió con los diez santos evocados por Abraham ante Dios, para evitar que éste destruyera las corrompidas Sodoma y Gomorra.

La sociedad acusa una severa pérdida de conciencia ética por falta de sensibilidad, compasión y bondad en la mayoría de los dirigentes perteneciente a una rara especie, autocalificada de racional, sin que la grave patología que sufrimos tenga remedio alguno, y la quiebra sistémica generalizada se antoje inevitable, si las togas no lo evitan.

Sólo un valiente compromiso de la justicia con la moral, puede rearmar éticamente la sociedad y sacarnos del lodazal donde nos hundimos cada día más, empujados por quienes multiplican gérmenes malignos con su cinismo social, falta de escrúpulos y voraz canibalismo de los depredadores, con una exhibición de impunidad ofensiva.

Actualmente se reproducen, sin castigo, en tribunas políticas, financieras y mercantiles, las cínicas y demagógicas palabras pronunciadas por Alphonse Gabriel, más conocido por Scarface Capone, es decir, Al Capone en 1931: “Hoy día la gente no respeta nada. Antes poníamos en un pedestal, el honor, la verdad y la ley… La corrupción campea en la vida. Donde no se cumple otra ley, corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país”.

Lo que no sabía este mafioso gánster sifilítico, vendedor de antigüedades, es que días más tarde la justicia americana lo enviaría a la prisión de Alcatraz, como muchos esperamos que haga la justicia española, facturando a diferentes “carabancheles” a todos los corruptos, estafadores, politiqueros, yernos y banqueros,  que hoy tiene entre sus dientes.