MUJICA

MUJICA

Mujica

Recién llegado del periplo hispano-luso me puse frente al televisor y tuve la sensación de retornar a un mundo al que no pertenecía, oyendo hablar a un extraterrestre político sobre todo aquello que anhelo para mi país sin encontrarlo, por más que busco entre escaños rojos, azules, rosados y azulados.

Un antiguo dirigente izquierdista tupamaro, que practicó la guerrilla urbana en Uruguay siendo demonizado por las fuerzas dominantes del país que ahora preside, nos dio una lección de gobierno, honradez y servicio público, sentado en un humilde sillón de la casa donde habita desde hace décadas, renunciando al palacio presidencial.

Comprobar su testimonio incondicional de cuarenta años entregado a conquistar las libertades y el bienestar de su pueblo, lo convierten en un político deseado por nosotros. Oírle exigir honradez intelectual a los gobernantes le convierte en paradigma a seguir. Y verle entregar a los necesitados el 90 % del sueldo presidencial que recibe, provoca rebeldía en el ánimo de quienes habitamos un país enfermo de abuso, mentira, estafa y corrupción.

Un presidente que vive como la mayoría de sus vecinos, renunciando al lujo y servidumbre de palacio, merece respeto y gratitud por su ejemplo. Alguien que declara prostituida la palabra austeridad en Europa porque utilizándola como bandera salvadora de unos pocos, deja a millones de ciudadanos al pairo de la vida, es un testimonio de compromiso con el pueblo que debían seguir los dirigentes europeos.

Después de oír a Mujica, pasaron por la pantalla los políticos que deciden sobre nuestras vidas y no tuve otra opción que apagar instintivamente la televisión indignado, molesto y frustrado por el cemento armado que conforma sus rostros, la vacuidad de sus palabras, la falsedad de sus promesas y la demagogia de sus gestos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.