LIBROS y libros

LIBROS y libros

Todo el conocimiento está repartido en los libros, pero no todos los libros hicieron cola a la puerta de la sabiduría. Los que llegaron tarde se quedaron sin la parte que les correspondía y contaminan el alma. Hay libros sanadores de ignorancia y otros que con efecto placebo inverso, embrutecen y provocan depresiones, decepciones insalvables y pérdidas de tiempo merecedoras de calderas infernales.

Es decir, no todo lo que se escribe merece ser leído, ni todas las páginas logran el reconocimiento de los lectores, porque hay libros reconfortantes que detienen los péndulos de los relojes para acomodarse al placer que genera su lectura; y hay libros que prorrogan el dolor de la frustración más allá del minuto que merece su lectura.

Hay libros que abrazan al lector con juegos de palabras envolventes, embaucadoras, recreativas y seductoras de almas que en ellos se abandonan; y hay libros que abrasan, queman, arden en las manos, combustionando las esperanzas puestas en ellos.

Hay libros confidentes y tentadores, que llevan en sus palabras mensajes de esperanza literaria hasta los ojos del lector; y libros chirriantes que ensordecen, bloquean y perforan las pupilas de los lectores.

Hay libros con vocación eterna de mantenerse en la cabecera de la cama para ayudar al sueño reparador; y otros nacidos para alimentar insomnios y pesadillas literarias.

Hay, finalmente, libros con las hojas desgastadas sobre la mesa; y libros sin abrir decorando las estanterías. Libros que alumbran el camino a seguir; y otros que nublan la visión con su vulgaridad, unida a la lluvia de faltas, errores y erratas que incineran el diccionario con sus rayos, a trueno limpio.

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