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Día: 4 de febrero de 2015

SUICIDIO POLITICO

SUICIDIO POLITICO

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Unos científicos han descubierto hace poco el toxoplasma gondii, un parásito que modifica el comportamiento de los ratones ante los gatos, provocando en ellos una hiperactividad enloquecida para atraer la atención del felino que termina con la vida del roedor de un certero zarpazo. Este parásito protozoario obliga a su hospedero a actuar como un suicida sin que el resto de la especie pueda hacer nada para evitar el contagio, llegando así todos los ratones a la inmolación colectiva.

Esto le ha sucedido a los ratones políticos clásicos frente al indignado gato ciudadano, llegando al hundimiento de los partidos hegemónicos en beneficio de colectivos ciudadanos surgidos de una crisis padecida solo por el pueblo, vaticinando las encuestas cambios inmediatos, para regocijo de los partidos emergentes y desgracia de quienes han poseído durante décadas patente de corso para hacer sayos propios con capas ajena.

No ha sido la crisis y los tijeretazos quienes han cambiado el rumbo de la voluntad ciudadana, sino los quehaceres políticos de socialistas y populares que durante muchos años han alimentado un descontento general irreversible, llegando las deserciones a sus propios votantes y a los vestíbulos de Génova y Ferraz.

La mentira permanente, los insultos a la inteligencia colectiva, la impunidad política, el abuso de poder, la manipulación informativa, el rodillo parlamentario, la sordera social, el olvido de promesas, la complicidad mutua, el juego sucio, la falta de ejemplo austero, y el desprecio a los diez millones de ciudadanos que decidieron no votar, votar en blanco o anular su voto, han sido las verdaderas causas de la indignación ciudadana que ha llevado en volandas a los nuevos partidos a lugares que nunca hubieran ocupado, si populares y socialistas hubieran actuado en la dirección esperada por el pueblo, en vez de ir por el mundo dándose palmadas uno a otro, con orejeras políticas que les han impedido mirar hacia los lados.

Esta limitación mental les ha incapacitado para ver que sus vecinos son personas sensatas y libres de ataduras políticas a sus pies, anticipando la desaparición de tanto derechizida e idquierdizida como anda suelto y su condenación a galeras del olvido, porque el despotismo, la opacidad, el desprecio, la mentira y el insulto, no gusta a ciudadanos cultos y sensatos.