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Día: 17 de junio de 2011

MENÉAME, UN JUEGO DIVERTIDO

MENÉAME, UN JUEGO DIVERTIDO

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Entre los juegos virtuales que pueden hallarse en comercios informáticos,  grandes superficies, casas de amigos e Internet, destaca por sus virtudes una diversión que sólo pretende llevar a los usuarios a elevados niveles de energía karmática trascendente, en función del comportamiento que tengan sobre la pantalla y de las acciones que realicen durante el tiempo de recreo.

Consiste el pasatiempo en buscar una noticia entre las miles que vuelan por la red y colgarla en la página de juego.  Algo que a primera vista parece fácil, simple, monótono y aburrido, ¿verdad? Pues está muy equivocado quien piense así, porque la noticia no puede estar repetida, ni copiada, ni falsear la verdad, ni contar peripecias del tío Bartolo, ni ser añeja, novedad amarilla, publicitaria o autopropagandística de blogs o páginas web.

En el sitio entran cientos o miles de noticias al día y hay que anticiparse al adversario para ser premiado con la rosquilla, porque de lo contrario los tres “controladores” isleños: Ricardo, Benjamín y Carmen, acompañados de cinco cibernéticos, el “nocturno” de la estepa y cientos de “cómplices”, bloquearán, castigarán y enviarán a las tinieblas al despistado, con sus votos negativos, comentarios y censuras, haciendo que el karma del intruso no levante el vuelo.

Pero en la dificultad está el aliciente del juego meneador, porque así hay que tomar el invento del argentino Galli, copiado de la americana Digg sin que esto nos permita calificar “Menéame” de “spam” o “plagio”, como en su página se hace con muchos de  los envíos que recibe. Contradicción que debe asumirse mirando para otro lado porque se trata fundamentalmente de jugar, dejando aparte cuestiones de menor importancia.

Como juego debe tomarse “Menéame” para evitar dolores y purgaciones como las sufridas por los decepcionados que han pasado por el sitio pensando que era lo que no es. Ingente colectivo que va lamiéndose las heridas por los foros, quejándose de manipulaciones internas y otras fechorías, que no afectan a quienes borran la seriedad de su intención y convierten la tarea en actividad lúdica o simple divertimento, con unas cualidades que para sí quisieran muchos de los miles de juegos que dan vueltas por el mundo en consolas de alto precio.

Es más, si el fraude denunciado se consuma y las trampas son ciertas, sean éstas bienvenidas porque añaden un estímulo complementario al juego, como pasa con los bunkers, rías, lagos y árboles repartidos por los campos de golf, que espolean el juego con dificultades añadidas, aunque en principio no estuvieran en el terreno y hayan sido puestas con el propósito de entorpecer los golpes y darle larga vida, porque sin ellas el golf habría muerto de aburrimiento. Ya sé que en el campo de golf se ven trampas y en “Menéame” se intuyen, pero da igual porque lo importante es su efecto estimulante, dificultando la victoria. Triunfo que se obtiene al llegar al vigésimo karma, llevando a portada noticias que permitan al porteador ser el más grande y recibir el aplauso de los miles que gritan dando vivas a la madre que parió al vencedor.

Para obtener tal honor hay que ser ágil en la búsqueda; despierto en la anticipación; paciente en la espera; perseverante en la derrota; sordo a las críticas;  acertado en los comentarios; y prudente en las jugadas. Haciendo eso, el ganador será famoso en Australia, conocido en el Polo Norte, ovacionado en el Machu Pichu, jaleado en la Pampa,  aclamado en los fiordos,  popular en el Himalaya y glorificado en los campos de Aaru tras alcanzar el nirvana.

A semejante estado de felicidad sólo puede llegarse olvidando que “Menéame” es un recopilatorio de noticias ya publicadas, donde unos disputan a otros vanidades, y considerarlo como un juego simplemente, porque no es más que eso. Las primicias se hicieron públicas en la prensa digital, emisoras de radio, televisiones, páginas Web y blogs, antes de llegar al juego.

Para evitar que los ingenuos ilusionados que inician la partida den palos de ciego al aire sin acertar con el botijo, les diría que no sufrieran en la competición porque siempre habrá alguien que desenfundará la noticia antes que ellos, y que eviten pedir a los amigos que les empujen porque más dura será la caída si los vigilantes detectan la ayuda de costaleros. También les aconsejarían que no apostaran por noticias que han sido votadas negativamente, porque les afeitarán el karma en seco dejándolos sin derechos, y que no les importe ver en portada a los mismos y a la cola los de siempre.

Si esto hacen serán largos sus días en el juego y su karma ascenderá a cotas de victoria con la autorización de poderosos teclados, que impondrán sobre sus frentes coronas de laurel con 20 karmáticas hojas, símbolo de la conquista sobre ellos mismos que deberán tomar como recompensa a cuanto han informado y se han informado; a cuanto han enseñado y aprendido tras recorrerse todas las esquinas del mundo.

Las virtudes fundamentales de pasatiempo tan singular, recuerdan en número a las tres teologales enunciadas por Astete en 1599, cuando todavía no habíamos tenido oportunidad de jugar al “Menéame”:

Divertido

Es la cualidad principal de tan solaz esparcimiento, que obliga al jugador a buscar y rebuscar rabos mordiendo perros por los rincones. Que exige anticipación y reflejos para retirar el pie antes de que le pisen – la noticia, claro -. Que promueve la inquietud por el chaparrón que pueda pillarle en la soledad de la entradilla sin visitas consoladoras. Que demanda fortaleza para superar el desánimo de la censura. Y ¡cómo no! que reporta la satisfacción del éxito cuando la noticia ha sido votada por dos internautas despistados, ya que las ovaciones son para “escolares” tertulianos que habitan en “mundos” periodísticos formados por “países” independientes, donde los “ser-es” radiofónicos “cope-an” entre ellos, dejando a los blogs independientes a la intemperie, entre la indiferencia del “público”.

Informativo

Buscar información por el mundo para informar al mundo de lo que pasa en el mundo, es la mejor forma de estar informado de lo que sucede en el mundo. Suerte tenemos que no haya noticias en otros planetas, porque bucear en periódicos universales, haría imposible la tarea. Actividad por otro lado innecesaria, pues en el globo terrestre hay suficiente agitación para saturar varios “menéames”, si los hubiera.

Formativo

Quien se informa, se forma, porque no puede haber información sin formación, aunque algunos titulares de noticias lleguen tan deformados que desinformen a quienes aspiran a informarse. No es que “Menéame” sea una enciclopedia de sabiduría o un foro de análisis de noticias, pero es una fuente de formación, aunque algunas primicias mundiales no pasen de la media docena de votos.

Hasta aquí sus cualidades principales, pero también tiene cuatro excelencias cardinales, iguales en número a las proclamadas por el clérigo salmantino.

Gratuito

¿Qué oportunidades lúdicas ruedan por el mundo sin demandar tickets de entrada? Ninguna. Pues “Menéame” es un juego en el que se puede participar sin gastar un solo eurípide ni dejar en prenda objeto alguno a cambio.

Estimulante

El juego es una lucha permanente contra lo imposible, que alienta a los combatientes de la utopía a seguir intentándolo una vez más cada cuatro horas, aunque tal vez nunca consigan alzarse con el triunfo que anhelan, la publicidad que persiguen o el aplauso que desean.

Pacífico

Estando las juguetonas consolas de los jóvenes saturadas de ataques, disparos, machetazos, muertes y mutilaciones, reconforta encontrar un juego pacifista, que pone a prueba el ingenio, la habilidad y los reflejos de los participantes, en su búsqueda reticular por páginas volanderas perdidas entre las rodajas de los meridianos, en su infatigable cabalgamiento por el espacio virtual.   En “Menéame” no hay que matar a nadie para ganar la partida, porque nadie muere por su patria ni provoca que otros mueran por la suya.

Democratizador

Este recreo educa democráticamente a los jugadores con vocación enfermiza de victoria y a quienes van con orejeras por la vida, obligándoles a someter sus criterios, valoraciones y juicios, a la voluntad colectiva. Tomar la censura con la deportividad que exigen las opiniones adversas, y aceptar que la votación es un voluntario ejercicio de libertad, puede ser inestimable escuela democrática, siempre que las opiniones procedan de voluntades honestas y sinceras, lo cual debemos suponer en los votantes, con la misma ingenuidad que a los militares le suponemos el valor.

Unas advertencias finales a los decepcionados con “Menéame”, que no toman este sitio Web de participación como un juego, sino buscando protagonismo y promoción de propias ideas, blogs, propuestas o todo aquello relacionado con miradas al ombligo:

– En este juego no siempre ganan los mejores, como sucede en los concursos.

– Pueden llegar a portada los mediocres porque es un reflejo de la sociedad.

– Hay listillos haciendo trampas, complicidades de camarillas, ociosos maliciosos, manipulaciones ocultas y otras perversiones que ruedan también por el mundo, porque “Menéame” es un reflejo de la vida misma.

Como diría don Pedro: “Es un juego vil que no hay que jugarlo a ciegas, pues juegas cien veces, mil, y de las mil ves febril que nunca llegas”, porque se necesita tiempo y oficio, condiciones obligadas que yo no cumplo, por lo que he decidido abatir el rey contra el tablero y apagar la luz, agradeciendo a Digg, a Galli, a Benjamín y a Carmen los buenos ratos que he pasado con su juego.